Regresa al estrado psicóloga señalada de falsedad en anterior juicio de Techo Comunitario

La mañana de este jueves 20 de noviembre se escribió una página más relacionada al caso de Techo Comunitario, en específico durante el cuarto juicio oral que se sigue en contra de Nahomi Yamilé R.P., acusada del abuso sexual cometido en contra de un niño de 2 años cuando trabaja en la guardería ubicada en la colonia Toribio Ortega.

A lo largo de las sesiones de este proceso, con el número de expediente 333/24 y que es presidido por el juez, Christian Jonathan Gasca Núñez, el semblante de la acusada, quien enfrenta más de una docena de procesos en su contra, luce más tranquilo y sereno.

Vestida totalmente de gris, con anteojos y una coleta que acomoda su cabello castaño, escuchó con atención la comparecencia de tres peritos, dos en psicología y una en criminalística, que vinieron a ofrecer su testimonio como parte de las diligencias de investigación elaboradas por la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM).

La primera en sentarse en el estrado fue la perito adscrita a la FEM, identificada como Claudia, que se encargó de realizar un oficio en relación con una entrevista que realizó a la víctima de este caso, el niño con iniciales L.A.E.A, así como a la madre del menor, con fecha del 19 de septiembre de 2023.

La psicóloga comentó que tiene cinco años trabajando en la institución y que está especializada en la realización de dictámenes forenses en psicología, además que cuenta con una especialización para trabajar con niños, en específico con el programa “Antenas”, al que definió como una herramienta tecnológica con la que es posible realizar y videograbar una entrevista con infantes entre los 2 y 9 años de edad, así como con grupos o menores vulnerables.

Mencionó que, dentro del oficio que realiza, documentó que había intentado realizar una entrevista a la presunta víctima del abuso sexual, misma que tuvo una actitud evasiva y que, tras varios intentos, no quiso acercarse a ella.

Además, agregó una nota en la que describió un incidente; mientras estaba haciendo una entrevista indirecta a la madre del menor, encontraron que el niño se escondió debajo de una mesa para tomar a un muñeco, desvestirlo y tocarle los glúteos con el dedo, enfatizando en que “le estaba haciendo coco”.

La psicóloga declaró que, al hablar con la madre, le contó que su hijo vivía junto con su abuela y su hermana grande, de 3 años de edad. Desde un año atrás, en septiembre de 2022, había comenzado a ir a la guardería Techo Comunitario.

La madre le contó que su hijo no había tenido problemas para adaptarse, gracias a que estaba su hermana en el lugar.

No obstante, un tiempo después comenzó a recibir avisos por parte de las cuidadoras del lugar con relación a que estaban batallando para poder enseñar a su hijo a que fuera al baño por su propia cuenta.

La madre agregó que en su casa intentaban enseñarle, pero que sus esfuerzos eran en vano, ya que conforme pasaba el tiempo veía que ocurría un retroceso en su aprendizaje y que comenzaba a utilizar evasivas.

En específico, comenzaron a tener problemas ya que el menor no quería ser bañado o ser tocado. Incluso, aseveró que la madre le dijo que, cada que lo intentaban meter al baño el niño lloraba y gritaba como si le estuvieran pegando.

Además, mencionó que la mujer observó que tenía rozaduras en sus genitales, que frecuentemente sufría de pesadillas y que comenzó a ser más agresivo al momento de que usaba sus juguetes.

Sin embargo, enfatizó que, todo lo que había relatado, no había sido puesto en su informe, ya que su escrito trataba de documentar que no había podido tener contacto con el menor.

El reencuentro de las partes

Durante el turno de la defensa para realizar su cuestionario, el abogado evidenció que, al menos en la constancia de situación profesional de la psicóloga, no aparecía ninguna certificación o curso que la acreditara como especialista en la atención psicológica para niños.

Además, puntualizó que el documento elaborado por la profesionista con relación a este caso, no solo no contenía la entrevista que le había sido realizada a la madre, sino tampoco ninguna metodología, bibliografías o algo relacionado, ya que se trataba de un oficio y no de un dictamen pericial. 

Mientras se hacía el desahogo del testimonio, el defensor dejó entrever que la perito que estaba testificando ya lo había hecho en un juicio oral anterior en contra de su representada, en el que incluso la jueza encargada del proceso ordenó el inicio de una carpeta de investigación por la probable comisión del delito de falsedad ante la autoridad en su contra.

Misma carpeta de la que, hasta el momento, no había mayor información, salvo que la FEM había rechazado iniciar con la investigación en contra de la perito.

Enfatizó que la psicóloga desconocía si anteriormente se habían hecho dictámenes periciales en psicología tanto a la madre como al niño víctima.

La testigo fue liberada por parte del Ministerio Público, mientras que la defensa reservó su testimonio para una potencial segunda comparecencia con el propósito de desacreditar las credenciales de la exponente.

Encuentran puntos ciegos de Techo Comunitario

La segunda perito en comparecer fue la maestra en Criminalística e Investigación Criminal, adscrita al Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses, identificada como Ana Lorena, quien realizó un informe con relación a las cámaras que había dentro la guardería.

En su informe, determinó que existían al menos seis puntos ciegos en esas instalaciones: el primero, en la cámara instalada en la entrada, conocida como filtro en la que únicamente se veía la entrada de la guardería.

Los siguientes puntos ciegos estaban en el área lactantes, donde solo se veía la mitad de la habitación; en el comedor, donde únicamente se observaba el centro de la habitación ya que la cámara tenía un acercamiento a esa zona; así como dos puntos ciegos en las áreas de maternales, en las que no se alcanzaban a ver un baño, así como la entrada al cuarto.

Asimismo, mencionó que la dirección de la guardería no contaba con cámaras de vigilancia y que, al momento que realizó una inspección en la estancia con fecha del 17 de noviembre, observó que la oficina ya no tenía con ningún dispositivo en el que se observara alguna transmisión.

Sin embargo, afirmó que desconocía si personal de la Fiscalía ya había ido al lugar para realizar diligencias previas con las cámaras de videovigilancia, por lo que no tenía certeza de que ahí no hubiera un monitor en el que se observara lo que transmitían las cámaras.

Destacó que en total la guardería contaba con 14 cámaras de vigilancia, ubicadas alrededor de los pasillos y salones; al visitar el lugar, la dirección y los salones tenían ventanales, sin especificar su medida, por los que se podría visualizar lo que sucedía en su interior.

Por lo anterior, remarcó que, si una persona estaba en un baño o teniendo interacción con un niño, podría ser observada con facilidad.

Relató que, para realizar su análisis, observó durante dos días, en jornadas de cuatro y cinco horas, el material videográfico que se había recolectado por las cámaras de videovigilancia al interior de la guardería Techo Comunitario.

Mismo material en el que, afirmó, no encontró evidencia de que se hubiera realizado alguna conducta ilícita por parte de las asistentes educativas que trabajaban en la guardería.

Trasciende que Nahomi Yamilé tenía hasta 26 carpetas de investigación

La última perito llamada a declarar en la jornada de este jueves fue la psicóloga adscrita al Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses, la perito identificada como Gloria Sarahí.

La especialista había participado en la elaboración de un análisis psicológico de las diversas carpetas de investigación, en relación a las acusaciones contra Nahomi Yamilé por delitos de abuso y violación sexual cometidos contra niños al interior de Techo Comunitario.

Refirió que se le había encargado revisar información de 26 carpetas de investigación que la Fiscalía Especializada de la Mujer tenía en contra de la acusada por los presuntos abusos cometidos contra diferentes niños.

Citando a diversos autores, explicó las fases en las que se sucede un abuso infantil y como las personas más vulnerables en estos hechos son los niños que aún no han desarrollado la capacidad de hablar y comunicarse con los adultos.

Puntualizó que, si bien hay una dificultad para hablar por parte de los niños pequeños, es posible que expresen ser víctimas de un delito sexual por medio de sensaciones con las que expresan su malestar frente a una situación incómoda.

Aseveró que es común que, los niños que han sido expuestos a un contexto sexual, es decir, han presenciado o atestiguado actos sexuales, suelen tener conductas ligadas a querer realizar por su cuenta estas acciones.

Para finalizar su testimonio y a preguntas de la defensa, la perito aclaró que en ningún momento tuvo contacto con la víctima de este caso ni con su madre, por lo que no tiene certeza sobre las afectaciones psicológicas relacionadas con este caso.

Tras poco más de cuatro horas de audiencia, se terminó de escribir el segundo capítulo de este juicio.

Para el próximo viernes se espera que el Ministerio Público continué la presentación de la carga probatoria con la que pretende demostrar la responsabilidad de Nahomi Yamilé.