La buena gestión de las finanzas personales se basa en dos pilares fundamentales: El control de los ingresos y gastos y los objetivos financieros a corto, mediano y largo plazo.
Para cumplir las metas o proyectos hay dos conceptos que definitivamente ayudan a llegar al objetivo. El ahorro y la inversión.
Ahorrar es reservar alguna parte del gasto ordinario. Esa es la primera definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Pero ¿existe la regla perfecta para conseguir el mejor sistema que permite el ahorro de una forma eficaz? Posiblemente no exista una regla de oro y aplica el refrán que dice “Un centavo ahorrado es un centavo ganado”. Son muchos los que recomiendan la regla 50-20-30 que podría ajustarse perfectamente con los objetivos de ahorro.
El buen hábito del ahorro
Uno de los principales motivos por los que se falla estrepitosamente a la hora de ahorrar es no tener un plan pre-establecido y limitarse a apartar el dinero que sobra a fin de mes. Usar una regla como la del 50-30-20 podría funcionar para ingresar al mundo del ahorro.
¿Qué significan estos números?
– 50% es el porcentaje que se debe destinar del total de los ingresos a cubrir las necesidades básicas (alimentos, luz, agua…)
– 30% es la cantidad que se podría dejar para caprichos o deseos. (Por ejemplo: actividades de ocio y vacaciones)
– 20% lo se destinaría a constituir la base del ahorro.
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