El fenómeno de los menores de edad que participan de manera forzada o voluntaria en la guía de migrantes y cruce de drogas a Estados Unidos –conocidos como niños de circuito–, se tiene documentado desde hace años en Ciudad Juárez, como lo establecen algunos estudios.
De acuerdo a especialistas, dicha situación ha sido difícil de erradicar, principalmente por las cantidades de dinero que logran obtener los niños, niñas y adolescentes (NNAC) involucrados, quienes alcanzaban cientos de dólares semanales de ganancias, a diferencia de los sueldos que pudieran conseguir en actividades propias de su edad y de su baja escolaridad.
De acuerdo a Jesús Peña y Enrique García-Mendoza, investigadores del Colegio de la Frontera Norte (Colef), las ganancias que obtienen los NNAC son un factor importante para realizar la actividad.
“Los ingresos de los NNAC varían de acuerdo con el número de personas que cruzan, la distancia que recorren y la función que desempeñan. El promedio de pago que reciben es de 50 a 80 dólares por persona que cruzan. Algunos NNAC llegan a alcanzar ganancias semanales de 700 dólares”, afirman en su estudio “Niños, niñas y adolescentes de circuito: entre la precariedad y la frontera, México”.
Se menciona también que el fenómeno comenzó a estudiarse apenas en los comienzos del año 2000, a diferencia del fenómeno de niños migrantes no acompañados.
Parte del conocimiento se ha logrado a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Ciudad Juárez, quien estableció el Centro de Seguimiento y Monitoreo de Niñas, Niños y Adolescentes de Circuito (Cesemonnac).
Este centro comenzó a operar en el año 2007 con el objetivo de atender a menores de edad que estuvieran involucrados en actividades de tráfico de personas y drogas en Ciudad Juárez.
Habitan en sectores marginados
Es así que se ha podido establecer que dicha población se concentra en sectores urbanos colindantes con la línea fronteriza con altos niveles de precariedad de vivienda y servicios públicos. En el caso de Ciudad Juárez, han identificado a los sectores de Rancho Anapra, Puerto Anapra y Felipe Ángeles como los puntos de concentración del fenómeno.
En el Reporte Técnico Especial publicado en el 2020 por el Observatorio Ciudadano de Ficosec, se menciona que ciertamente el lugar de residencia de los niños de circuito sigue siendo el norponiente de la ciudad principalmente, sin embargo “el fenómeno se empezó a mover hacia el sur y suroriente”.
En un mapa, se referencia que esos pequeños “polleros” o “mulas” (dedicados a la cruza de droga a Estados Unidos), residen además de la colonia Anapra, en sectores como Felipe Ángeles, Insurgentes, Fronteriza, 16 de Septiembre, Azteca, México 68, Riberas del Bravo, kilómetros, Tierra Nueva y Zaragoza, entre otros.
Involucrados por sus familiares
Acerca de los niños de circuito, Peña y García-Mendoza refieren que dichas personas son capitalizadas por los grupos del crimen organizado, quienes aprovechan la vulnerabilidad en que se encuentran los pequeños de entre 12 y 17 años, además de que si logran ser detenidos por autoridades de alguno de los dos países –México o Estados Unidos– la aplicación de la ley es menos dura.
Una vez que cruzan la frontera México Estados Unidos de manera irregular con la finalidad de asistir en el cruce de personas o drogas para luego regresar de manera voluntaria o por deportación a México, provocan que se encuentren en un “circuito de ir y venir entre las dos fronteras”.
Afirman que aunque algunos son obligados a continuar, tras la amenaza de dañar a sus familiares, lo cierto es que algunos son involucrados en dichas actividades ilícitas por los propios familiares, ya que sus padres o abuelos se dedicaron desde tiempo antes a traficar con personas.
Además de cruzar estupefacientes o guiar personas, algunos de los menores también tienen la encomienda de reclutar a otros o bien, la de distraer a la Patrulla Fronteriza mientras sus compañeros cruzan sin ningún problema.
Se cuentan por cientos
De acuerdo con los datos obtenidos del Cesemonnac, de 2012 a 2017 se registraron en Ciudad Juárez 642 casos de niños en circuito, donde se encontró que la reincidencia no era muy común. Solamente un 18 por ciento de ellos realizaban el circuito en más de una ocasión.
Según datos recabados por dicho centro, a algunos NNAC los motiva la aventura de la experiencia de conocer un país que de otra manera probablemente jamás tengan la oportunidad de conocer; otros lo hacen por cuestiones de solidaridad al acompañar a algún menor de edad que le pidió compañía.
Los cautivos
Por otro lado, también existe evidencia que sugiere que algunos NNAC son obligados por parte del crimen organizado, llegando al punto de amenazar a familias enteras con el propósito de seguir utilizando al menor de edad.
“No se sabe con certeza si los NNAC son parte de la estructura criminal o solamente se les asignan actividades que son de utilidad para los grupos del crimen organizado. Gutiérrez (2018) menciona que en algunos casos se trata de reclutamiento forzado por parte del crimen organizado”, señala el estudio de los investigadores de Colef.
Además del DIF, algunas organizaciones de la sociedad civil han intervenido con esa población, tales como Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA), quien realizó un proyecto de intervención donde atendió 58 casos de adolescentes de circuito, donde se propuso la atención integral a esas 58 familias, a través de la orientación y acompañamiento de trabajo social y psicología.
Se estableció que se reintegraría a 25 adolescentes a sistemas de educación primaria, secundaria y preparatoria, sin que se haya precisado si se consiguió en el año 2020.
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