Quizá no hubo en el mundo alguien tan lleno de poesía como David Huerta (Ciudad de México, 1949-2022), hijo del gran poeta mexicano Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 1914-Ciudad de México, 1982), autor de Los hombres del alba (1944) y creador de los poemínimos, entre muchas otras obras.
David se dedicó a la poesía, fue traductor, columnista, ensayista y profesor de literatura en la UNAM y en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ganó varios premios, como el Xavier Villaurrutia (2005), el Premio Nacional de Artes y Literatura (2015) y el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (2019), por mencionar tres. Algunas de sus obras son Versión (1978), Incurable (1987), El ovillo y la brisa (2018).
En esta entrega comentaré someramente Historia, publicado en 1990 por Ediciones Toledo y en 2009 por Conaculta en su colección de poesía Práctica mortal. Este libro tiene 25 poemas, que van del verso libre al poema en prosa, de la prosa poética al versículo, al haiku.
Al inicio señalaba que quizá no haya existido otro poeta con tanta poesía como David Huerta porque eso es lo que se lee en sus libros, hay una incesante exploración formal y temática en su poesía, lleva la palabra más allá de los límites preestablecidos.
En los poemas de Huerta se lee la tradición y la innovación en una lucha y en una seducción constante. Me lo imagino, como un niño curioso que rompe algo para ver cómo es por dentro; David rompía el lenguaje para ver su interior, pero luego construía con los restos algo nuevo.
Cito un fragmento de “Oración del 24 de diciembre”: “No te mueras, no ceses, no te desvanezcas. Penetra en la gasa de mi desmayo y sóplame. Estrecha mi espalda y desnúdame hasta el dolor y oprímeme con lentitud y sácame los fantasmas tensos que llevo bajo la lengua y rodéame con tu fulgor”.
David Huerta genera un ritmo que remite a una sensación de lo inevitable, pero que se niega a que termine, es una súplica. Uno de los aspectos que encontramos en el libro es precisamente el del ritmo, muchas veces inusitado, pero que remite a periodos prístinos de lo humano.
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