“Nos bloquearon el paso no por la protesta que tenían, sino porque les dijimos que éramos de Morena”, reprochó este lunes la regidora María Dolores Adame, líder de la fracción de ese partido político en el Ayuntamiento juarense.
La interrupción que sufrieron ella y otras 30 personas, en su viaje a la Ciudad de México el fin de semana, le costó al menos un día de quedarse en cama, resfriada y cansada, pero eso sí, satisfecha por haber estado en el acto de la presidenta, Claudia Sheinbaum, el sábado sábado en el Zócalo.
Manifestantes que protestaban contra la Ley del Agua, los obligaron a parar en la caseta de Saucillo y ahí tuvieron que esperar casi siete horas el pasado jueves.
No había resentido el cansancio, tal vez por la emoción de ir a un evento de su líder política, pero una vez que pasó todo el movimiento, cuando se subió al autobús para volver al Juárez, el malestar terminó por vencerla.
“Desde que me subí al camión de regreso el sábado, empecé a sentir dolor de cabeza y de cuerpo, y en el camino me agarró con más fuerza; anoche llegué a mi casa y hoy me quedé en cama a recuperarme”, dijo la regidora este lunes.
El día que decidieron partir sabían que había protestas en algunas carreteras, pero ya no había bloqueos. Los vehículos sí estaban avanzando.
En general -dijo- el viaje no fue incómodo. Incluyeron en el itinerario las quesadillas de Ahumada, la birria de Cuencamé, y para cerrar la noche, unos taquitos y tamales en San Luis Potosí.
Habían salido del estacionamiento de una plaza comercial, en el cruce de las avenidas Tecnológico y Ejército Nacional, a las nueve de la mañana, el viernes, con la idea de llegar al día siguiente a medo día, a la Ciudad de México.
“Íbamos muy contentos, muy felices, de ir a esa gran fiesta que se vivió el sábado; pero llegando a la caseta de Saucillo, nos encontramos un grupo de aproximadamente 30 personas que se ponen enfrente y no nos dejan pasar”, recordó.
Eran apenas las tres y media de la tarde.
Con antecedentes en la defensa de la vivienda social, cuando perteneció a El Barzón, Adame se dijo sorprendida por el tono usado por los manifestantes para indicarles que se estacionaron atrás de un tractor.
“Acatamos la orden para no caer en provocaciones, pero entonces vimos que los demás vehículos cruzaban sin ningún problema”, contó.
“Me bajé para preguntarles -agregó- por qué a nosotros nos estaban deteniendo, y tal vez ahí cometí el error de decir que íbamos a festejar los siete años de la cuarta transformación, porque eso los hizo enojar más”.
En ese momento los protestantes les dijeron que ellos no tenían nada que celebrar y con esa justificación -les dijeron- “si ustedes tienen mucho que festejar, nosotros no tenemos nada que festejar, y no van a pasar”.
La edil juarense relató que debió comunicarse con uno de los que encabezaban la protesta, el activista Eraclio Rodríguez, y después con el exdiputado de Morena, Benjamín Carrera.
Pasadas las 10 de la noche los dejaron continuar.
En el trayecto se pararon a comprar sodas y papitas, aunque algunos otros ya se habían abastecido con los burritos de Ahumada.
Como a la una de la mañana -continuó- recogieron a unas personas en Camargo y después continuaron el viaje sin ningún problema.
Los mismos manifestantes trataron de disuadirlos alertándonos que, supuestamente, había bloqueos en Jiménez, Zacatecas y Querétaro, pero nada resultó cierto.
“Ya sabíamos que estaban usando un doble discurso, diciendo que era una manifestación pacífica, pero ellos sí ejercieron violencia en contra de nosotros”, acusó Adame.
**Y después del coraje, una birria en Cuencamé
Calculó que como a las nueve o 10 de la mañana del viernes pararon en Cuencamé, Durango, y almorzaron birria “en un lugar muy típico” y de ahí siguieron para detenerse de nuevo a comer algo antes de Querétaro.
Ya cuando estaba anocheciendo, cenaron tacos y tamales en un lugar cerca de San Luis Potosí y pasadas las 10 de la noche, entraron a la capital del país.
“Había tanto tráfico en la entrada a la Ciudad de México, que pensé que sí tenían tomadas las carreteras, pero no, era el tráfico normal para entrar a esa ciudad donde se cruzan tres o cuatro casetas”, relató.
Al hotel llegaron a las 11 de la noche.
“Así fue el trayecto, así fue la aventura, gracias a Dios lo logramos”, comentó.
Al día siguiente, sábado, salieron del hotel como a las 8:30 de la mañana “ya desayunaditos”, y se fueron en la marcha rumbo al Zócalo, acompañando al alcalde Cruz Pérez Cuéllar.
Después del evento político, que terminó como a la una de la tarde, hubo tiempo para pasear un rato por Bellas Artes.
Salieron de regreso a eso de las nueve de la noche, para llegar a Juárez al día siguiente, domingo, casi a las 11 de la noche.
Este lunes la regidora no pudo levantarse de la cama. La temperatura y el cuerpo cortado la tumbaron, debido al resfrío que pescó la tarde noche del jueves, cuando aquel grupo de manifestantes los obligó a parar en la caseta de Saucillo.
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