La concepción del ícono llamado La Fiesta
Era tal la clientela que tenían, que para 1950 contaban con el capital suficiente para comprar el terreno de la esquina norponiente, baldío en el que Mariano vaticinó: ‘Voy a construir un negocio para un cabaret, un centro nocturno como no se ha visto en ningún lugar’
Por Mauricio Rodríguez