Cada año, en estos días, se vuelve a observar un ejército de inconscientes desinformados que creyendo hacer un bien, dañan severamente los árboles de la ciudad.
Mucho se habla acerca de la barbarie por la inseguridad (y debe seguir haciéndose para dejar constancia de esta terrible situación), pero muy poco se ha dicho y se ha hecho respecto a la práctica absurda de podar los árboles.
No existe la época de poda de los árboles.
Hay un periodo que va de diciembre a enero de cada año en el que se pueden podar los árboles sin dañarlos, pero eso no significa que se deban podar durante esta época.
La poda es una forma un tanto artificial de hacer que los árboles se adapten a nuestras necesidades o caprichos, de que no afecten construcciones o provoquen accidentes en las líneas de energía eléctrica. Todo lo anterior resultado del deseo absurdo del hombre de hacer que la naturaleza sea lo menos natural posible.
Desde aquí pido al Municipio, -que tiene la instancia, personal y experiencia necesarias-, a que haga su trabajo en ese sentido: no basta con solo dar cursos de poda. Hay que salir a la calle a supervisar, disuadir, informar, orientar y, en el último de los casos, multar a quien incumpla la reglamentación.
A la sociedad le pido que no se haga de la vista gorda. Denuncien el daño a los árboles. Es relativamente fácil identificar el daño: basta con ver ramas cortadas a la mitad; troncos muy anchos con ramas proporcionalmente cortas; muñones nudosos que deforman troncos y ramas. Ese daño es irreversible y expone los árboles a las plagas.
Si realmente necesitan que poden sus árboles, exijan la credencial que expide el municipio. No dejen que alguien sin experiencia o ni conocimiento toque sus árboles.
No a la poda injustificada de los árboles.
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