Pese a que la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano establece de forma específica que corresponde a los Gobiernos municipales instaurar la red de vialidades primarias que estructuren la conectividad, movilidad y accesibilidad, en Ciudad Juárez esta responsabilidad se omite, por lo que habitantes de centros habitacionales enfrentan serios conflictos para salir y regresar a sus hogares.
Para aprobar la construcción de nuevos fraccionamientos, explica la coordinadora de Red de Vecinos, Claudia Arreola Pérez, se requiere de un dictamen de impacto vial, similar a los que se deben de obtener de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) o de la Comisión Federal de Electricidad (CFE); sin embargo, su exclusión genera que las personas deban invertir más tiempo para llevar a cabo sus traslados.
“Hemos pedido, cuando se hacen cambios de uso de suelo que se va a destinar a fraccionamientos, que se exija también –aparte de los dictámenes de la CFE y de la JMAS– un dictamen de impacto vial. Hay muchas zonas donde no hay vialidades suficientes y siguen autorizando fraccionamientos”, se queja.
Su postura tiene base en la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, que en su Artículo 59 establece que corresponde a los municipios formular, aprobar y administrar la zonificación de los Centros de Población ubicados en su territorio.
La legislación señala que “la red de vialidades primarias que estructure la conectividad, la movilidad y la accesibilidad universal, así como a los espacios públicos y equipamientos de mayor jerarquía”.
El mandato se refrenda en el Artículo 74, dedicado a la Regulación del Espacio Público, donde se indica que la creación, recuperación, mantenimiento y defensa del espacio público para todo tipo de usos y para la movilidad “es principio de esta Ley y una alta prioridad para los diferentes órdenes de gobierno”.
Sin embargo, señala Arreola Pérez, esta instrucción oficial se incumple en varios sectores de la ciudad, de los que Valle del Sol, ubicado al nororiente de la mancha urbana, es uno de los más emblemáticos.
Josefina tiene alrededor de 10 años habitando una casa en el fraccionamiento Cerradas Cosenza. Aunque logró en parte el objetivo de mejor su calidad de vida, a la hora de salir o regresar a la comodidad de su hogar, tiene que vivir lo que describe como “un infierno”.
“Nos vinimos para acá porque nos pareció hermoso el lugar; hay casas bonitas y parques, aunque chiquitos, pero con suficientes árboles para decir que son áreas verdes, lo malo es que aquí hay demasiados fraccionamientos, casas y carros”, expone.
Al principio todo estaba bien, pero poco a poco las calles comenzaron a saturarse de vehículos, así que el tiempo para salir o regresar a su casa se incrementó de forma exponencial, al grado de pasar de utilizar 30 a 35 minutos para ir o regresar a su trabajo, a una hora actualmente.
“Es muy difícil en las horas pico por la mañana y la tarde, ahora tengo que ocupar más tiempo para irme y regresar y eso pues no está chida, no puedo pasármela en la camioneta”, lamenta.
DESARROLLOS NO SE PLANEARON PARA TANTA GENTE
La situación no pasa desapercibida para investigadores académicos, como Elvira Maycotte Pansza, profesora con un doctorado en Estudios Urbanos, quien hace la observación de que los cambios en el uso de suelo que se dieron en la zona de integración ecológica del área de Sendero crean serias problemáticas para quienes adquieren vivienda en ese sitio.
Menciona que, aunque quedan vigentes algunas zonas agrícolas, en el futuro se van a urbanizar según la tendencia actual y ya no será un área ecológica, a pesar de que es una donde cruza la acequia y tenía posibilidad de convertirse en una zona que se mantuviera más verde o amigable con el ambiente de lo que actualmente es.
En consecuencia, explica, ahora cuenta con una densidad alta y con un congestionamiento de automóviles porque no estaba pensado para tanta gente, que se queja de los cortes de agua o electricidad, situaciones que se generan por los cambios en el uso de suelo.
Dice que las autoridades argumentan que se ha hecho industria y que los trabajadores deben vivir cerca para que no enfrenten dificultades en sus traslados, pero la investigadora llama la atención desde otra perspectiva.
“La vida no transcurre del trabajo a su casa, transcurre donde haya áreas de esparcimiento, donde haya equipamiento, donde se pueda tener los servicios próximos a la casa. Además, ¿quién va a garantizar que se va a trabajar en esa industria toda una vida? Aparte, los hijos tienen que ir a la escuela; el trabajo no lo es todo”, afirma.
En qué cabeza cabe, se pregunta, pensar que las personas van a pasar toda su vida laboral trabajando en cierta industria, este modelo lleva a pensar que las personas van a ser esclavas de un centro específico de trabajo y que no podrían aspirar a otros empleos en algún lugar diferente de la ciudad.
Es favorable que los núcleos laborales sean cercanos a donde habitan los obreros, no se trata de decir lo contrario, pero no es una condición permanente porque las personas se mueven.
“Que digan: les vamos a construir aquí vivienda porque aquí es donde van a trabajar. Pero ¿toda la vida? Es difícil este tema”, afirma.
APRUEBAN 10 FRACCIONAMIENTOS EN TRES AÑOS
La insistencia para que se lleve a cabo un dictamen de impacto vial, dice Arreola Pérez, se hace para evitar -por ejemplo- los conflictos que enfrentan ahora los habitantes de Valle del Sol y que se generan cuando la autoridad hace un cambio de uso de suelo para aumentar la densidad poblacional en un terreno.
Por ejemplo, sobre la avenida Waterfill se aceptó que haya 30 viviendas por hectárea, pero en algunas zonas están metiendo hasta 80 en esa misma extensión.
En esa zona, continúa, siguen construyendo viviendas y cambiando usos de suelo de áreas verdes a habitacionales, igual de 30 por hectárea a 80, pero sin nuevas vialidades.
Recuerda que hace año y medio los vecinos del sector acudieron a Cabildo a pedir que ya no se autorizaran más desarrollos habitacionales por la falta de agua y electricidad; entonces se les presentó un plan vial a corto, mediano y largo plazo, pero ya hay obras que no se van a realizar o que se van a cambiar.
Datos obtenidos por Norte Digital a través del portal de Transparencia establecen que desde 2021 hasta abril pasado la administración Municipal de Cruz Pérez Cuéllar aprobó la construcción de 10 fraccionamientos, con un total de 901 lotes habitacionales, en torno a Valle de Sol, lo que incrementa de forma importante el número de personas, y por ende el de vehículos circulando por su alrededor.
Las nuevas unidades habitacionales son Belisa Residencial, etapas 6 y 7; Condominio Puerta Real 1, 2, 3 y 4; Condominio Plaza del Valle; Ankara Residencial 1, 2 y 3; Paseo Arboleda, etapas 1 y 2; Condominio Rincones de Antioquia; Condominio Terzzo Residencial; Residencial del Valle, Morín Oriente y Plaza Aurum.
Los conjuntos residenciales se ubican en vialidades como Camino Viejo a Zaragoza. Internacional, Parral, Camino Escudero, Júpiter y Antioquia, Fidel Ávila, Manuel Gómez Morín y en la misma Valle del Sol.
“El impacto vial en estas zonas es muy alto, no está la ciudad preparada, no hay infraestructura, la movilidad es un problema en Valle del Sol porque no se han hecho vialidades, están prometidas”, dice la coordinadora de Red de Vecinos.
Claudia Arreola Pérez indica que los habitantes del sector preguntan en la Dirección de Desarrollo Urbano por las nuevas calles, pero hasta hoy existen nada más en el papel, y no se ha concretado ninguna completa.
Señala que la extensión de la avenida Tomás Fernández, que conecta al sector de Valle del Sol con el bulevar Juan Pablo II, no se hizo a solicitud de los vecinos, porque lo que requieren es una salida hacia la avenida Francisco Villarreal Torres.
DEJAN A VECINOS EN LA INDEFENSIÓN
Un dictamen del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) establece que más del 70 por ciento de los habitantes de la zona Valle del Sol salen hacia Francisco Villarreal y no hacia Juan Pablo II, por lo que esa nueva vialidad les está sirviendo para entrar a algunas personas, las que habitan hacia el norte.
Además, ya se autorizó fraccionar la zona que se ubica entrando por Las Anitas, la calle Ramón Rayón; por ahora son plantíos particulares y sus dueños tienen derecho a hacer lo que quieran con sus terrenos, pero también el Municipio tiene que darle a la gente la seguridad de sus servicios.
“Ya hay dictámenes, pero hay calles que solo se pavimentaron a la mitad, se puede ver en la Valle de Arareco, solo una parte (tiene asfalto) porque el dueño de la otra (parte) no quiere. Sé que por ley hay muchas cosas que no se pueden hacer, pero hay que ser más exigentes”, declara Claudia Arreola.
Aunque el alcalde Cruz Pérez Cuéllar (hoy con licencia y en busca de la reelección) declaró que no habría más fraccionamientos en Valle del Sol, ya se han autorizado muchos en la zona y no hay ni una vialidad más.
“Ellos (los funcionarios) se amparan con que todos los dictámenes los dan positivos, hasta los del IMIP (Instituto Municipal de Investigación y Planeación). ¿Qué haces? Como vecinos están indefensos porque todos los dictámenes los dan positivos”, acusa la representante ciudadana.
Lo que preocupa, continúa, es que se aumenten las densidades en los terrenos, como la reciente autorización para el crecimiento del fraccionamiento Creta, que se ubica a espaldas de Misiones y cuyos habitantes ya enfrentan problemas para salir hacia Teófilo Borunda.
Incluso, añade, los vecinos metieron un proyecto al concurso del Presupuesto Participativo para la instalación en un semáforo, que les fue negado porque la autoridad no lo vio viable, pero ahora que está comenzando la primera etapa ya tienen conflictos, cuando ya se autorizó una segunda con muchas más casas.
La coordinadora de Red de Vecinos recuerda que hace algunos meses se autorizó la primera de nueve etapas de un fraccionamiento que se ubicará sobre la avenida Francisco Villarreal, a espaldas de Riberas del Bravo y de Altozano.
“En la primera parte se edificarán más de 200 casas, que de ‘cajón’ sumarán de 200 a 300 vehículos que saldrán directo a Juan Pablo II, que está completamente colapsado. Si van a ser 2 mil casas ¿cuántos vehículos más habrá? Hacen estudios en la última hora, hasta que está el problema encima”, enfatiza.
Por casos como estos, sentencia Arreola Pérez, hay que exigir el estudio de impacto vial.