Cada año Norma Laguna, recorre las calles en las que fue vista por última vez su hija Idaly Juache. Desde el hotel Verde hasta la catedral clama justicia por ella y todas las víctimas de feminicidio y trata de personas Norma Laguna, es la madre de Idaly Juache, una joven que desapareció hace 11 años y que aunque encontraron sus restos en el Arroyo el Navajo, nunca ha dejado de caminar por su recuerdo.
Cada año, recorre las calles desde el hotel Verde, donde estuvo secuestrada su hija por una banda de tratantes de personas, hasta la catedral. Va repartiendo volantes con información de organizaciones de la sociedad civil y de Gobierno que atienden casos de violencia contra la mujer.
“Volver a estar en el hotel Verde es como si hubiera pasado apenas, porque nosotros seguimos igual, es algo muy duro. Así como yo hay muchas familias que tienen a sus hijas desaparecidas”
Un trocito de Idaly Juache
A Norma y su familia le entregaron un pedacito de cráneo de apenas 10 centímetros, y le dijeron que era de su hija. Tuvo que creerles y darle sepultura. Aún así hay días en que la duda la asalta y piensa que quizá no son de Idaly, porque nunca le dieron un cuerpo.
El 29 de julio, volverá a la calle. Es la fecha de cumpleaños de su hija. Este año llegaría a los 30, no hay manera de olvidarla, aunque la mitad de su vida haya muerto y aunque trate de encontrar consuelo en sus otras hijas, hijos y nietos. Quiere sensibilizar a la ciudadanía sobre lo que está pasando, decirles que todo es cierto.
“Hay muchas personas que tienen en duda que lo que está pasando, no creen que las muchachitas desaparecen, mucha gente no lo cree, yo les quiero decir que es cierto, que sigue pasando, si no fuera así no estuviéramos haciendo esto”
La justicia no está completa
“En el juicio del siglo, como se le llamó al proceso donde fueron condenadas cinco personas que formaban parte de una banda de tratantes de personas, solo culparon a los achichincles, como les dicen, a los de abajo, pero ellos no son los únicos, faltan los que tiene el poder, el dinero para comprar autoridades, a esos son los que deben de agarrar, pero pues no, la ley no llega para ellos”, lamenta.
Norma y las demás madres de la organización sienten como propias a todas las mujeres que ven en las pesquisas como desaparecidas. A las familias les dice que no se detengan, que no confíen en las autoridades, que salgan a buscar a sus hijas y que no están solas.
“En la Fiscalía les van a decir que se vayan a su casa, pero no lo hagan. Vayan a donde otras personas les informen que están sus hijas, vayan sin decir nada porque siempre hay gente infiltrada en la Fiscalía. Nosotras las acompañamos a donde quieran ir y deban ir”
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