De acuerdo con datos del observatorio ciudadano de Red Mesa de Mujeres, el año pasado se presentaron setecientas setenta y siete denuncias de abuso sexual y 806 de violación.
Las más de mil 500 víctimas afectadas fueron mujeres y la mayoría tenían menos de 17 años de edad.
En el caso del abuso sexual, de las 777 víctimas, 471, equivalente al sesenta por ciento, eran menores.

Peor aún, un total de 176 fueron niñas de entre 1 y 10 años, mientras que en el rango de 11 a 17 años se reportaron 295.
En cuanto al delito de violación, fueron 806 denuncias interpuestas ante la Fiscalía General del Estado (FGE); 436 no habían cumplido los 18 años y de éstas, 184 eran menores de entre 1 y 10 años de edad.
De las más de 800 carpetas abiertas, hubo 86 casos en los que el mismo agresor violentó a dos o más víctimas, en total 162 mujeres y niñas agredidas bajo el esquema de violador serial.
Las zonas con mayores índices de violencia contra mujeres y niñas detectadas por las organizaciones son Riberas del Bravo, colonia Partido Iglesias y Parajes del Sur.

La cifra negra eleva la estadística real
“El número negro no lo tenemos, pero generalmente es mayor que las que salen y colocan una denuncia”, refirió Yadira Cortés, de la Red Mesa de Mujeres.
De hecho, existe un grave problema de impunidad que provoca que muchas mujeres agredidas opten por no denunciar.
Esto significa que el número real podría ser el doble de lo que marcan los registros oficiales, agregó Elia Orrantia, directora de Sin Violencia.
Otro dato duro revelado por Cortés es que de los menores víctimas de violación sexual en 2024 en Juárez, hubo una docena que debieron entrar en el programa de protección de la organización.
Este programa consiste en canalizar a los niños y sus madres a casas de emergencia y refugios de alta seguridad, para evitar que sean localizados por los perpetradores, que muchas veces resultan ser policías o miembros del crimen organizado.
Que el Caso Aristeo sirva para visibilizar el problema
De acuerdo con Yadira Cortés, de la Red Mesa de Mujeres, las cifras deben servir para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo con los abusos y violaciones contra las pequeñas, como ocurrió con el sacerdote Aristeo B., cuya sentencia definitiva se ha retardado desde el año 2021.
“El tema de la infancia es el que nos tiene aquí y es visibilizar todas las violencias a las cuales son víctimas y que es importante que se llegue a una denuncia”, remarcó.
En conferencia de prensa ayer martes, para informar el estatus del caso contra el sacerdote, cuya sentencia está en revisión en un tribunal federal, las organizaciones participantes enfatizaron la necesidad de visibilizar el problema.

Daños colaterales, salud mental y adicciones
Los temas de violencia sexual no solo marcan en uno de los ámbitos de las víctimas, sino que las acompañan el resto de sus vidas y les ocasionan daños colaterales, ponderó en la misma rueda de prensa la directora de la asociación civil Sin Violencia, Elia Orrantia.
Por ejemplo –dijo Orrantia– el año pasado, Sin Violencia detectó dos factores importantes en la población que atendieron.
Tuvieron el mayor número de casos de violencia sexual infantil y las mujeres que ingresaron, presentaron el mayor índice en consumo de sustancias y problemas psiquiátricos.
En ese sentido, sostuvo que la violencia y la falta de respuesta inmediata y de espacios para atenderlas, llevan a las mujeres a otros temas que involucran adicciones y salud mental.
Otro aspecto relevante, continuó, es que de todas las mujeres que se apoyaron en Sin Violencia por violencia familiar el año pasado, al menos 55 en edad adulta refirieron historial de violencia sexual infantil.
“Estas infancias no atendidas llegan en un círculo en el que son atendidas en nuestros centros de atención, habiendo pasado por un abuso sexual infantil sin ninguna atención”, señaló.
De acuerdo con la activista, estos datos nos tienen que dejar una alerta sobre todos los pendientes que tenemos que trabajar como sociedad para contrarrestar la problemática.
Lo anterior porque es evidente que la violencia sexual sigue presente en la vida de las niñas, luego en las adolescentes, luego en las mujeres.
Insistiendo en el caso de Aristeo B., Orrantia sostuvo que si no hay una sentencia rápida no hay una credibilidad en las instituciones.
“¿Cuántos casos más están sin denuncia, ocultos?”, cuestionó.
