De los más de 200 monumentos históricos y esculturas registrados en el catálogo del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), el 80 por ciento padece vandalismo o descuido.
En todos hace falta restauración.
No sólo presentan daños físicos, sino además el olvido del Ayuntamiento de Juárez. Esto, debido a que no se cuenta con una política que incluya a los ciudadanos en la apropiación de estos sitios.
“La estrategia de incluir a los juarenses, a la academia y a las organizaciones de historiadores, es lo más viable para proteger estos sitios y potenciar el disfrute de estas obras, pero no existe”, dijo Carlos Murillo, sociólogo y profesor en la UACJ.
La agresión más reciente fue hace seis días, cuando personas desconocidas arrancaron el rostro de Francisco I. Madero, en el monumento en honor de la Revolución Mexicana, ubicado en el bulevar Bernardo Norzagaray.
En la pequeña plazoleta quedaron azulejos rotos que adornaban franjas laterales a las esculturas de bronce, de protagonistas de la gesta revolucionaria de 1910.
Tampoco se salva el Monumento a Benito Juárez. Este es el máximo referente de la historia en Ciudad Juárez, ubicado en la Plaza Benito Juárez, remodelada y bautizada con este nombre en 2007.
En el cuadrante norte de la plaza, por la avenida Vicente Guerrero, se alza una gran columna, coronada con la estatua del presidente liberal, Benito Juárez.
Todas las partes que componen el monumento, así como los muros que rodean la plazoleta con imágenes de metal en alto relieve, están deteriorados. Han sido afectados por el ácido que contiene el excremento de palomas.
Papel que juega la autoridad en el tema de monumentos
En condiciones similares se encuentran 160 monumentos y esculturas, inventariadas por el IMIP en su Catálogo Monumentos Históricos y Esculturas de Ciudad Juárez.
Entre ellos, el Monumento al Maestro, ubicado en la avenida Heroico Colegio Militar, inaugurado en 20015, sitio que presenta daños múltiples en todas sus partes.
El de Juan de Oñate, uno de los conquistadores que construyó camino en esta región, fue sometido a una “manita de gato” por trabajadores al servicio de la administración municipal.
Ahí se hizo un raspado con espátulas en la figura.
Conforme al Reglamento de Nomenclatura y Monumentos, en su artículo 2 se establece que son los regidores de esta área quienes proponen erigir, nombrar y remover monumentos históricos.
También proponen la colocación de placas.
“Sin embargo, es cuestionable que los integrantes de esta comisión no se abran a la ciudadanía para discutir no sólo ubicaciones, sino también la discusión del merecimiento de quien reciba el honor”, enfatizó Murillo.
Advirtió una desconexión entre las universidades, la autoridad y la ciudadanía, para potencializar el aprecio de estos lugares, además de la falta de mantenimiento especializado.
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