Conforme pasan los días y los meses, la situación en el bordo fronterizo cada vez se vuelve más intensa. En el ámbito legal, las disputas entre el Gobierno de Texas y el Gobierno federal de Joe Biden, mantienen bloqueada la ley migratoria de Texas, que permite a la policía detener a personas sospechosas de ser “extranjeros”.
Mientras eso sucede, en los límites de la puerta 36 de la frontera entre México y Estados Unidos, migrantes y elementos de la Guardia Nacional texana van recrudeciendo sus métodos, tanto para burlar las cercas impuestas por los elementos militares, como para evitar que los migrantes las crucen.
Un grupo de migrantes de distintos orígenes, pero mayormente venezolanos, cruzan las aguas del Rio Bravo y, cuidando no ser vistos por los elementos de la Guardia Nacional, van cortando con unas pinzas, alambres de una cerca que fue colocada detrás de la malla de alambre de navajas, ilegalmente puesta ahí por la Guardia Nacional de Texas y que debió ser retirada desde hace meses por agentes de la Patrulla Fronteriza.
Tras unos minutos, el grupo de migrantes comandados por aquel hombre de las pinzas, logra su cometido y en cuanto el resquicio entre las rejas es lo suficientemente grande para pasar, emprenden una carrera digna de cualquier competencia deportiva y se enfilan hacia territorio estadounidense.
Un segundo grupo de migrantes, observa el espacio hecho y tratan de entrar por ahí, pero son vistos por elementos de la milicia texana, quienes los regresan hacia el otro lado de la cerca, para posteriormente prenderle fuego a la valla e impedir el paso de los migrantes.
Sin embargo, pese a los esfuerzos de la Guardia Nacional, aquellas misteriosas pinzas vuelven a aparecer en manos migrantes, que buscan algún otro resquicio adecuado para entrar a los Estados Unidos y volver a romper alambres de la segunda cerca que los aleja del “sueño americano”.
Con el proceso electoral de por medio, tanto del lado mexicano como en los Estados Unidos, la previsión de lo que pueda suceder en la frontera es incierta. Aunque los perfiles de los distintos candidatos y candidatas pueden dar una idea de lo que podría suceder, la realidad es que es un enigma lo que se vivirá durante los siguientes meses.
Sin embargo, aquellos problemas que alejan a los migrantes de sus regiones de origen, siguen existiendo y, al menos por ahora, han demostrado de sobra que no hay ley, ni cerca ni alambres suficientes que pueda evitar que peleen por su legítimo derecho de tener una vida un poco más digna, aunque eso llegue a costarles la vida.
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