De acuerdo con un estudio de la organización social CASA Promoción Juvenil, hay 11 escuelas secundarias en el suroriente de Ciudad Juárez, donde más de seis mil adolescentes van a quedar fuera del próximo ciclo escolar, señaló la directora de la institución, María Teresa Almada Mireles.
El problema de fondo, dijo, es la falta de planeación de las autoridades, porque -por ejemplo- hay espacios educativos que se previeron en medio de grandes baldíos, pero ahora esos terrenos se han vendido para construir más fraccionamientos y ya no se dejó espacio para las escuelas.
“Ya todos los terrenos se repartieron”, indicó.
En Juárez el tema de la especulación del suelo hace que se construya cada vez más lejos para abaratar el costo del suelo y eso provoca que el costo del desarrollo sea muy alto, porque tienes que llevar los servicios más lejos y después empiezas a llenarlo y dejas en medio un mundo de cosas, detalló.
Como consecuencia de esa falta de espacios, agregó, hoy tenemos miles de chicos que nunca fueron a la escuela, ni a la primaria, ni a la secundaria.
Al participar el fin de semana en la emisión semanal de Mesa de Discusión Zona Norte, Almada Mireles sostuvo que el déficit en infraestructura educativa es enorme y en el nivel preescolar es crítico.
“Tuve acceso hace dos semanas a las estadísticas de cada plantel, donde en número de niños preinscritos versus lugares disponibles, hay secundarias donde van a rechazar a 950, a 650, a 500 niños”, señaló.
Refirió que en CASA tienen un programa con el que atienden a adolescentes de 10 y 11 años que no tuvieron lugar en ninguna escuela.
Es tanta la demanda, reseñó, que llegan a recibir hasta tres o cuatro mamás cada día pidiendo un lugar para sus hijos.
De acuerdo con la académica, doctora en Ciencias Sociales y catedrática en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), el problema del abandono escolar en esos niveles es mucho más grave que en la prepa o la universidad.
“No es lo mismo abandonar la universidad o la preparatoria, que alguien que nunca fue a la primaria o que abandonó la primaria, porque son personas que ni siquiera podrán ingresar al mercado laboral”, ponderó.
Al no tener esa mínima instrucción educativa, van creciendo con recursos psicosociales condicionados, limitados, atendiendo una lógica de inmediatez, de vivir al día y de pasar el tiempo como sea, explicó.
Todo este perfil, acotó, va enganchando perfectamente con la oferta delictiva que prevalece en la ciudad, una afirmación que Almada ha planteado desde hace por lo menos dos décadas, desde los tiempos más violentos que vivió la frontera.
“Uno se pregunta ¿Qué pueden hacer los chicos sin saber leer a los 12 o 14 años? ¿En dónde van a trabajar? ¿Qué va a pasar con ellos? Hay una omisión muy grande de varios gobiernos, una falta de planeación”, remarcó.

Fotos: Christian Torres
Colapsadas la escuela y la familia
Sostuvo que las deficiencias estructurales en esa zona de la ciudad, están provocando una crisis muy fuerte en la escuela y la familia, que son las instituciones sociales encargadas de los procesos de educación y socialización.
Ambas, dijo, están realmente colapsadas con una crisis que requiere muchos esfuerzos articulados entre actores públicos, privados y sociales, para poder medianamente, intentar revertirla.
Opinó que uno de los signos que dan cuenta de esa problemática se puede observar en los homicidios más recientes, donde las víctimas y los victimarios son cada vez más jóvenes e incluso hay mujeres, también muy jóvenes.
“Algo que me ha llamado mucho la atención de los últimos meses, es este recrudecimiento de la violencia nuevamente en el suroriente”, refirió.
Esta violencia, dijo, es expresión de muchos otros fenómenos, carencias, abandonos, dejar terrenos inmensos en medio de otros fraccionamientos, la inseguridad, la falta de transporte, gente que hace dos horas y media para llegar al centro de la ciudad.
En ese sentido refirió que existen comunidades donde se pregunta “¿y aquí como se es joven? ¿a dónde se va en medio del desierto? ¿en qué te diviertes?”.

Un coctel molotov
Teniendo como ingredientes el reducido tamaño en las viviendas, la gran concentración poblacional, los turnos largos de la industria, las distancias para trasladarse a cualquier lado, lo que tenemos es un coctel molotov, señaló Teresa Almada.
Para aderezar la mezcla, no existe Infraestructura cultural y la poca que hay está concentrada en 10 cuadras alrededor del Pronaf.
Las personas en el suroriente van quedando al margen de todos los procesos institucionales que contribuyen a la inserción en la sociedad y una de las consecuencias más negativas es que muchos jóvenes vienen de familias que ya están vinculadas a actividades delictivas.
En ese punto, remarcó, es necesario que como sociedad se dé la batalla cultural para que no gane la seducción del dinero, y eso incluye la recuperación de los espacios públicos que muchas veces ya son usados para reclutamiento de la delincuencia.
“Este es un tema que nos interesa a todos y especialmente a quienes están en un puesto de gobierno, que a veces desafortunadamente están más preocupados por su siguiente puesto, que por aquel para el que fueron electos”, criticó.
Almada lamentó que lo que se percibe de parte de los gobernantes es como un divorcio entre las necesidades de la sociedad y la agenda pública.
Debería ser una exigencia hacia sí mismos, de quienes están al frente del Gobierno, que no se nos quede ni un niño fuera de la escuela, enfatizó.
Recordó que hace un año iniciaron reuniones con autoridades educativas y les presentaron el estudio que revela el déficit de espacios; la respuesta que les dieron fue “que ya tenían unos terrenos”.
Las autoridades, dijo, deben pensar que esos niños y adolescentes se van a quedar fuera de la escuela y el tiempo no es reversible, al quedarse en casa aumenta el riesgo de que sean víctimas de distintos tipos de violencia, incluida la sexual, el abuso, porque no hay ojos que los estén cuidando.
Tampoco hay programas para ocupar el tiempo después de clases, porque los planteles están saturados mañana y tarde, mientras que los papás van a llegar ya tarde del trabajo, indicó.
“Esto tendría que ser, para para mí, la gran preocupación, lo que les quitara el sueño a nuestras autoridades, ojalá y así fuera”, ponderó.
La directora de CASA Promoción Juvenil, reflexionó sobre cuántos países quisieran tener niños y jóvenes por el potencial que representan para el desarrollo, con su creatividad, su talento.
“Creo que son un recurso importante, pero necesitan que les se les creen esas condiciones para la participación”, indicó.
El suroriente tiene un gran potencial en muchos sentidos, una gran diversidad cultural, con sus propias tradiciones, hay que apostar por la expresión de esas culturas y ver hacia allá con esperanza, concluyó.