A tres años del Jueves Negro, los silencios de Carlos Alberto Holguín son más profundos.
Ese día, una bala se alojó en su pierna y el miedo se instaló para siempre.
Sobrevive con dolor físico, sin atención psicológica… porque en la Fiscalía nadie sabe lengua de señas.
La familia de Carlos no pide compasión, pide justicia y un sistema que no lo excluya por ser sordomudo.