La cantante de música regional mexicana, Selena, como ya saben, fue asesinada en 1995. Ella era un ícono de la cultura chicana, por su manera de cantar y por qué no decirlo, por su exuberante figura. Según la versión de la película sobre su vida, no llevaba un régimen alimenticio, inclusive se atrevió a decir que su dieta era comer pizza. A raíz de su muerte, su nombre se hizo toda una tradición.
Celina con “i” latina ya existía, sin embargo, Selena con “s” y la “e”, en lugar de la “i” tomó fuerza a raíz de la muerte de la cantante, tanto que es muy común encontrar hoy en día a algunas mujeres nacidas en los noventa, con este nombre, habrá jóvenes que ni siquiera sepan por qué se llaman así, y esta es una posibilidad muy cercana; lo anterior lo comento desde una observación muy personal, no tiene sustento epistemológico, no obstante, no creo andar tan errado.
Aunque sé que algunos intelectuales no concordarán con ello, pues me pedirán el planteamiento del problema, la metodología, justificación y los resultados, eso lleva más de un año, además lo dice Ramón Q. Woodstock y soy mexa, no sirve. Si fuera francés, ahí la cosa cambiaría, por ejemplo, un galo de nombre Rolland Barthes en 1957 escribió una obra en donde habla de un automóvil como si fuera una mujer, incluso su postura es que no debería de llamársele carro, sino, carra. No es broma.
Hay algunos sociólogos que sufren de orgasmos intelectuales cuando se recetan esta obra y luego obligan a sus alumnos a leerla para que hagan un resumen de lo que opinan, pero no pueden decir que es un soberano bodrio porque luego los ponen a leer la Gaceta Universitaria como castigo.
Lo anterior me dice dos cosas: primera, ser europeo no es lo mismo que ser mexa. Segunda, ese güey tenía mucho tiempo libre para permanecer dubitativo. Intuyo que no tenía problemas de pago de predial, placas, o baches que sortear.
Perdón, me desvié, pero regreso al tema; a raíz de este pasado mundial de futbol, que ha sido el segundo más mediático, en lo consecuente habrá muchos niños que se llamen Luca, Leonel, Ronaldo, Kylian o Dibu. Así como pasó con Selena. Todos estos nombres tienen que ver con jugadores de futbol en la Copa Mundial.
El portero de Argentina, Dibu Martínez, tendrá también su historia, se comportó como un chiquillo de primero de secundaria y le enseñó al mundo que su premio está a la altura del falo, este se vio más o menos igual a un diputado priista del siglo pasado qué en 1995 al ver que el voto a favor de incrementar el IVA le favoreció, levantó los antebrazos, jaló los codos y empujó la entrepierna aventando por delante aquello que de vez en cuando se usa en el aniversario de bodas o los viernes de cada mes.
A aquel soez evento se le llamó “roqueseñal”, toda vez que el diputado tricolor se llamaba Humberto Roque. Tan vulgar el primero como el segundo. Cuando los años pasen, Dibu será recordado por aquella señal donde más de 10 millones de personas lo vieron.
En el sur de México hay personas con nombres de empresas y marcas transnacionales como Levis. Entonces, es muy probable que a pesar de que el portero sea un lépero, habrá quiénes registren a sus hijos con el nombre de Dibu.
Con respecto a la política nacional, será lo mismo en este sexenio: habrá quien bautice a su hijo con el nombre de Andrés Manuel, tal vez Manuel Andrés, si es mujer le pondrán Cuarta y si son gemelitas, a la segunda le llamarán Transformación. Incluso, no es descabellado pensar que López pasará de ser apellido a nombre propio, tal como lo es en la actualidad Guerrero.