Era una cálida y tranquila noche de verano aquel 11 de junio de 2023, como siempre, bajo un calor infernal que no daba tregua ni siquiera cuando se escondía el sol. Sin embargo, aquella tranquilidad fue rota por un reporte policial que conmocionó a toda la comunidad fronteriza.
Aproximadamente a las 21:00 horas, distintos elementos de corporaciones policiacas se movilizaron hacia las calles Custodia de la República y Desierto de Simpson Norte, en la colonia Parajes de Oriente, por el reporte de un hecho violento.
La información en el momento era escasa, se mencionó un ataque contra cuatro personas, una menor de edad y un hombre asesinados. Además, las otras dos víctimas fueron trasladadas a recibir atención médica en vehículos particulares.
En el lugar de los hechos, los vecinos se asomaban, con curiosidad, asombro y miedo ante lo ocurrido. Solo escucharon las detonaciones de arma de fuego y el alboroto que provocaron las patrullas de la Policía Municipal y de la Guardia Nacional, pero no tenían más detalles sobre lo que había ocurrido a sus vecinos.
Al día siguiente, investigadores de la Fiscalía General del Estado (FGE) empezaron a desenredar los hilos de esa maraña: la menor de edad, era un bebé de apenas 4 meses, el hombre asesinado, de 17 años, y las otras dos personas lesionadas, jóvenes de 17 y 20 años de edad.
El blanco era un adolescente
Según las indagatorias de la FGE, aquel lugar donde se dio el ataque, el 1437-34 de la calle Desierto de Simpson Norte, era un punto de venta de droga que utilizaban grupos del crimen organizado y los hombres que realizaron el atentado iban por la vida del joven de 17 años que entró a terapia intensiva tras la agresión.
Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), de 2015 a enero de 2024, historias como esta se han repetido 641 veces en el estado de Chihuahua.
Con pláticas quieren incidir en jóvenes
Registros de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) señalan que durante 2023, fueron detenidos 444 menores de edad: 415 por delitos del fuero común, mientras que 29 fueron por el fuero federal.
Entre los cinco delitos más comunes por los que se detuvieron a menores de edad, encabezan la lista los delitos contra la salud y el narcomenudeo (98), violencia familiar (96), daños (43), robo a casa comercial sin violencia (32) y lesiones (30).
Además, dentro de los detenidos por delitos del fuero federal, destaca que 22 menores fueron arrestados por posesión o portación ilegal de armas de fuego.
Y es que el internamiento de niños dentro del crimen organizado es un problema reconocido hasta por el propio secretario de Seguridad Pública Municipal, César Omar Muñoz, que tras salir de la reunión de la Mesa de Seguridad del pasado 23 de febrero, comentó que era una problemática que habían observado en las calles y que estaban realizando “pláticas informativas” en las colonias donde habían detectado más presencia para “inhibir a los jóvenes de entrar al crimen organizado”.
“Con el tema de los menores, de las mujeres que intervienen en el narcomenudeo, trasiego, de alguna manera estamos trabajando en las colonias para darle esta información a los jóvenes y mujeres, de que no vayan a esa área; hay otras áreas de oportunidad”, comentó César Omar Muñoz.
Los lujos y los excesos tras el resplandor de la muerte
“Mercedes AMG, Clase G-63, lo que un día soñé, todo ya me lo compré”, son estrofas de la canción “AMG” escrita por Natanael Cano, cantautor del género de los corridos tumbados, que narra la vida de un narcotraficante que a pesar de que ha “batallado” en su camino, ahora tiene una vida llena de lujos y excesos.
Pero esos lujos y excesos, que son inimaginables para la gran mayoría de la población y que únicamente pueden acceder a ellos introduciéndose al crimen organizado, solo son un enorme resplandor de un camino que conduce directamente a la muerte, así lo explicó el Doctor Jorge Balderas Domínguez, docente investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Destacó que los grupos del crimen organizado están interesados en captar a la población infantil y juvenil de las calles debido a que son una opción para evadir los efectos de la justicia en la operación del crimen organizado. Es decir, pueden utilizarlos como operadores, ‘halcones’ o en distintas posiciones de bajo nivel, debido a que, si llegan a ser atrapados por las autoridades, su condena será corta y podrán salir libres en cuanto cumplan los 18 años.
Los vulnerables son el “capital social perverso”
Aseguró que las pandillas suelen ser “atractivas” para aquellos menores que se encuentran en una situación de vulnerabilidad muy evidente, es decir, desde aquellos que necesitan buscar un sustento para sobrevivir económicamente hasta los que pasan la mayor parte del tiempo solos dentro de casa, sin vigilancia de sus padres o algún tutor.
Citando a un autor europeo, Balderas señaló la existencia del “capital social perverso”, refiriéndose a aquellos jóvenes que no fueron integrados a ningún entorno escolar, deportivo, social o cultural y, por consiguiente, están más expuestos a tener amistades o relaciones con personas ligadas al crimen organizado.
Aunque señaló que en los últimos años se ha comenzado a observar cómo personas de clases medias también empiezan a ingresar en las organizaciones criminales, mayormente cubriendo puestos gerenciales o de administración.
Sin embargo, las funciones que cubren los menores dentro de estos grupos varían según las necesidades que la banda tenga durante ese momento. Balderas mencionó que hay algunos que solamente se dedican a la vigilancia de los puntos de distribución, pero sus funciones son tan variadas que van desde el convertirse en ‘halcones’, ser sicarios o secuestradores, hasta ser responsables de casas de seguridad.
Dinero por muerte
La movilidad social y las ganancias económicas que obtienen los menores de edad al entrar a estos grupos son significativamente superiores a las que aspirarían dentro de un trabajo convencional. Sin embargo, una verdad que todos saben, pero que nadie se atreve a admitir, es que el entrar a estos grupos es prácticamente una sentencia de muerte.
Balderas afirma que quienes entran a estos grupos están conscientes de los riesgos que implican las actividades que están realizando, que en el mejor de los escenarios, les representa un estilo de vida que se extiende unos 10 años.
Pero es que, para esos jóvenes, que no tienen ninguna otra forma de sobrevivir, el dilema entre tener una vida corta, pero llena de excesos y drogas hasta donde pueda alcanzar el cuerpo, a tener que morir de hambre, suele ser bastante claro y optan por el camino del crimen organizado como única manera de subsistir.
“La expectativa de vida es limitada y de alguna manera, cuando deciden integrarse, ellos saben cuál puede ser el posible desenlace, y por lo tanto, su expectativa es que van a vivir ese espacio de tiempo de vida corto de la mejor manera posible, entonces esa mejor manera posible son las posibilidades de mayores ingresos, consumos de sustancias y vidas al límite”, aseveró Balderas.
Las letales fallas del sistema
Salvador Salazar Gutiérrez, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, narra que su llegada a esta ciudad se dio en el 2008, 15 días antes de que las autoridades implementarán el Operativo Conjunto Chihuahua, por lo que desde entonces ha hecho su línea de investigación acerca de culturas juveniles, violencia en torno a la frontera y víctimas de desaparición forzada bajo ese contexto de violencia que se vivió en la ciudad en esa época.
Sobre la situación actual que viven los jóvenes fronterizos, señala como preocupantes tres aspectos: el aumento de detenciones de menores de edad que se ha observado en los últimos años, una crisis estructural caracterizada por políticas de criminalización hacia el sector juvenil y una severa crisis institucional que se refleja en una muy limitada y cuestionada presencia de instituciones que atiendan de manera clara y contundente la problemática detención hacia menores de edad.
Según Salazar, estos factores se suman con otros dos aspectos muy particulares de la ciudad: la precarización de la vida por la presencia de la maquiladora y las pérdidas de familiares que muchos jóvenes sufrieron a partir de la pandemia por el Covid-19.
Es decir, el hecho de que los niños tengan que crecer en una ciudad en la que cuyos padres tengan que salir a trabajar por turnos de más de 8 horas para poder subsistir, termina provocando que se queden la mayor parte del tiempo solos y sin redes de apoyo, junto con una situación reciente en la que muchos de esos jóvenes perdieron esas pocas redes de apoyo que tenían, los orilla a visualizar al crimen organizado como única manera de sobrevivir.
Los sacrificables
Tomando como referencia a la autora Judith Butler, Salazar señaló que la peor parte de que los menores de edad entren al crimen organizado, es que dentro de la lógica del crimen organizado y del Estado, estos jóvenes que han perdido casi todo se convierten en “vidas sacrificables”, cuyo destino está prácticamente sellado desde que se unieron a este mundo.
El profesor investigador de la UACJ tiene claro que las actuales políticas públicas en materia de seguridad no solo están equivocadas, sino que realmente no atacan la problemática más importante que se tiene que resolver: la falta de espacios públicos que han sido tomados por los grupos del crimen organizado.
Reconoce que proyectos como la implementación de la Guardia Nacional, el operativo Conjunto por Juárez o la construcción de la Torre Centinela, están destinados al fracaso porque se ha demostrado que esas estrategias no ayudan a abatir el problema de la violencia de manera sostenida.
Además, lamentó que dentro de los proyectos que presentan las dos aspirantes más cercanas a ganar las elecciones presidenciales que se celebran este 2024, se adopte por una política de seguir enfrentando el crimen organizado bajo un punto de vista punitivo en lugar de uno preventivo.
Afirmó que el trabajo de fundaciones y de organizaciones de la sociedad civil, son un pequeño faro de esperanza para buscar un cambio definitivo a la situación que se vive dentro de la sociedad. No obstante, es importante que existe un respaldo hacia este sector de la población, en especial por parte de las propias autoridades gubernamentales.
“Es una situación muy preocupante, pero creo que, a la vez, ante lo preocupante es urgente el exigir y el hacer visible la crisis. Tenemos que ver las cosas desde una mirada de un pesimismo crítico, decir, a ver las cosas no están bien, pero vamos viendo hacia dónde podemos generar alternativas posibles”, concluyó.