Aunque es muy recomendable acercarse a un autor o autora a partir de un libro en concreto, también ayuda a conocerle un poco a partir de compilaciones, como la que preparó José Miguel Oviedo sobre el gran poeta César Vallejo (Santiago de Chuco, Perú, 1892-París, Francia, 1938). Como saben, el título de esta columna tiene un verso de Vallejo, así que ya lo había mencionado de soslayo, pero hoy me detendré un poco más a propósito de esta Antología poética (2001).
César Vallejo es uno de los poetas más importantes de la poesía hispanoamericana y hay que conocerlo y disfrutar de su obra, así que el compendio de Oviedo y su puntual prólogo ayudan a adentrarse al universo vallejiano, ya que nos habla de la importancia de sus estadías en distintos lugares, como Trujillo y Lima, en el Perú, pero también su experiencia europea. Además de las distintas lecturas y descubrimientos personales, como Darío, Lugones, Whitman y Verlaine, entre otros.
La selección abre como es lógico con Los heraldos negros (1918), libro del que pueden destacarse varios poemas, pero el que da título al libro es ya un himno de la humanidad:
Hay golpes en la vida tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
El poema “Los heraldos negros” es una maravilla en cuanto al tema tratado, a la musicalidad y a las imágenes que propone, es una obra maestra. Si no lo conocen, vayan a leerlo. Luego viene la selección de Trilce (1922), libro complejo, innovador, en diálogo con las vanguardias que se desarrollaban en ese momento, el modernism europeo. Si en el libro anterior empleaba más los metros tradicionales, los versos alejandrinos o endecasílabos, como se vio en el ejemplo, en Trilce, hay un juego con las estructuras métricas, rítmicas, plásticas y el lenguaje mismo es puesto jaque. Veamos algunos versos del poema “XXXII”:
999 calorías
Rumbbb… Trrraprrr rrach… chaz
Serpentínica u del bizcochero
engirafada al tímpano
Vemos que el inicio es totalmente extraño, seguido de algunas onomatopeyas y más adelante dice la voz poética: “Si al menos el calor ( ________ ) Mejor/ no digo nada”. Es claro el juego que realiza el poeta para desautomatizar el lenguaje, como explicaban los formalistas rusos. Las últimas secciones están compuestas por Poemas póstumos (Poemas en prosa. Poemas humanos) y España, aparta de mí este cáliz. Anímense a leer a Vallejo y disfruten.
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