Mientras enciende un cigarrillo mentolado y recarga su brazo izquierdo en la barra donde espera a un grupo de amigos con los que habrá de celebrar su cumpleaños, Mercedes Álvarez acaricia su mentón antes de comenzar a hablar y recordar cuándo fue la última ocasión que tuvo contacto con su amigo entrañable, Alberto Aguilera Valadez.
Luego de soltar una profusa bocanada que deja una estela de humo en el ambiente y dar un ligero trago a su bebida para aclararse la garganta, su voz ronca y fuerte rompe el silencio.
Fue la tarde del domingo 29 de marzo de 2015 cuando Juan Gabriel inauguró su mural, en la avenida Juárez.
Entre un mar de gente, Mercedes se abrió paso, llamando incluso la atención del gobernador del Estado César Duarte Jáquez, quien le señaló al Divo de Juárez que Meche le hablaba entre el tumulto.
Juan Gabriel, al observarla, gritó de gusto al reencontrarla, y tras darle un abrazo le comentó que una noche antes, en el concierto ofrecido en la Plaza de la Mexicanidad, había interpretado su canción.
Ella se excusó argumentando que tenía un malestar en la cintura, a lo que el divo le respondió “¡pues siéntate!”.
Como una fan más, ella le pidió que le firmara un recuerdo, pero el cantautor no aceptó, dando la media vuelta y dejándole entre la muchedumbre.
“El día que vino le pedí un autógrafo en su foto y me dijo, ‘¡ay!, ¿para qué quieres un autógrafo si aquí tienes al original… con eso me dijo todo’”, recordó Meche, la gran amiga del Divo, quien no suele dar entrevistas, pero accedió a hablar en exclusiva para NORTE de Ciudad Juárez.
Meche vio nacer como artista a Juan Gabriel cuando se hacía llamar Adán Luna y recorría los bares de la ciudad en busca de una oportunidad.
Se distanciaron
Vivieron juntos, padecieron lo mismo el hambre que las alegrías y el despertar de un ídolo de las multitudes y luego llegó la separación, que Meche atribuye en parte a la fama, pero también a la presunta traición de un conocido en común, quien publicó historias que Meche aseguró nunca haber autorizado ni difundido.
Álvarez se refiere al libro “Juan Gabriel y yo”, que realizó en 1985 Joaquín Muñoz, exmanager del cantautor, y que motivó el distanciamiento.
“Ya cuando salió el libro ‘Juan Gabriel y yo’ se hizo rico y dijo que yo no supe aprovechar, pero él me hizo su comadre nada más para aprovecharse”, mencionó.
Es por esta razón que Mercedes hoy quiere escribir sus memorias y, de paso, dejar atrás los mitos que se construyeron en torno a su relación con el ídolo Juan Gabriel, quien asegura era más que su amigo, era su hermano, a quien le guarda un amor eterno.
El proyecto
Álvarez hace un par de meses celebró su cumpleaños 67 en un bar en el Centro de la ciudad con amigos que le prepararon una fiesta, allí reveló su intención de en un futuro cercano plasmar sus memorias, para lo cual cuenta ya con algunos borradores que guarda con celosía.
Meche dice que su intención de crear una publicación es un proyecto que tiene en mente, pero prefiere manejarlo con cautela, ya que no quiere equivocarse. Busca tener a alguien de extrema confianza para emprenderlo.
“Un amigo ya me explicó todo el rollo, me dice que no firme nada aún. Sí han habido acercamientos, pero no le voy a firmar nada a nadie, ahora que estoy bien animadota, nadie lo quiere creer”, comentó.
“Me dice mi amigo, ‘¿tú crees que vas a ganar mucho dinero con tu libro?’, pues no, pero es que mucha gente quiere abusar de mí y ya estuvo suave, quiero contar mi historia”, añadió.
‘Los dos nos ayudamos’
En la película “El Noa Noa” (1981), en donde se cuenta la vida de Juan Gabriel, el personaje secundario es precisamente Mercedes Álvarez, que en el filme es interpretado por la actriz Mercedes Carreño.
En la película, Meche solo aparece en dos tomas de las conocidas como “cameos”, una de ellas cuando Juan Gabriel, siendo menor de edad, ingresa a cantar a un bar y un minuto después entra la actriz y se acerca a la barra donde saluda a una mujer de lentes oscuros, que es Álvarez.
“La película del Noa Noa es más mi vida que la de Juan Gabriel”, comentó.
“Él tenía 16 años, yo tenía 17, yo cumplí 67, gracias a Dios y cumple 66 (el 7 de enero)”, expresó Meche al retomar la charla sobre los años en los que convivió con Juan Gabriel.
Eran los días de comer poco, de compartir un burrito, de regresar con más sueños que esperanzas al cuarto del hotel o al departamento que compartieron por más de un año.
“Yo lo conocí entre el 65–66 y en el 71 fue cuando pegó él, Vivimos juntos, pero no revueltos, en varios hoteles y departamentos de la Zona Centro… él y yo nos enojamos tal vez porque le recordé su pasado, sus días cuando éramos pobres”, comentó.
Entre los amigos reunidos, uno de ellos se acerca a escuchar lo que comenta Álvarez y le pregunta “¿tú hiciste mucho por él, Meche?” a lo que sin titubear responde: “Los dos nos ayudamos, cuando tú ayudas a una persona no digas nada, cuando te ayuden, que nunca se te olvide”.
Yo soy Meche Álvarez
Juan Gabriel escribió la canción “Meche” como una forma de homenaje para su amiga, tema que aparece en el álbum Recuerdos 2, de 1984, pero a Meche no le gusta que se la canten, prefiere escuchar otras canciones del Divo.
“Lo visité una vez en una de sus casas en Estados Unidos y ya era una persona diferente, había cambiado, se le movió un poquito el piso, pero él me dijo que no había cambiado y me escribió una canción de eso, me dijo que él no había cambiado, era una canción, no me acuerdo cómo se llama, pero que iba algo así como ‘que no diera yo por los días de ayer…’, él me contestó con esa canción”, comentó.
Para Mercedes Álvarez la amistad es uno de los más grandes tesoros que cualquier persona puede tener y debe ser valorado, por eso consideró que la creación de un libro con sus memorias deberá ser enfocado a lo que ella ha vivido como mujer más allá de la relación que un día le unió al Divo de Juárez.
“Gane o no gane dinero con el libro yo ya me harté de lo que han dicho, yo solo necesito contar lo que yo viví. No confío en nadie porque de mí han hecho y desecho, confié en el compadre ese, el que escribió el libro, confíe en Juan Gabriel, que sigue siendo mi adoración, pero me mando a la… yo se que me quiere, que Dios lo bendiga y Dios lo ayude, es lo que puedo decir de él”, comentó.
Mercedes toma un cuadro con la foto de Juan Gabriel que cuelga en la pared del bar. Después de observarlo por algunos segundos, vuelve la vista para señalar que considera a Juan Gabriel como un hombre que “siempre ha sido talentoso, pero escribe mucho de su soledad, aunque pueda tener todo”.
Después de regresar el cuadro, Meche enciende un nuevo cigarrillo. Algunos de sus amigos le llaman para tomarse algunas fotografías y les hace una señal para que esperen, antes quiere finalizar la charla.
“Yo quiero escribir mi libro para que dejen de decir que si soy Meche la de Juan Gabriel. Yo soy Meche Álvarez y quiero contar mi vida, porque a lo mejor en el libro no dice nada o casi nada de él, pero yo quiero contar lo mío. A lo mejor le voy a caer mal a la gente porque yo no quiero ser ya Meche la de Juan Gabriel”, puntualizó.
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