La violencia se consume como espectáculo, por lo que es necesario invertir en cultura, educación y deporte, además de promover el estado de derecho y la cultura de la legalidad para mantener a los adolescentes y jóvenes alejados de pensamientos, actitudes violentas y negativas que pueden llevarles a involucrarse con el crimen organizado, declaró el sociólogo Jorge Balderas.
Recientemente se registraron en Ciudad Juárez una serie de hechos violentos que han involucrado a jóvenes preparatorianos en incidentes que han ido desde riñas al interior de los planteles escolares, consumo y venta de drogas, hasta el asesinato de un estudiante en el exterior de un Cbtis, en el suroriente de la ciudad presuntamente relacionado con la venta de estupefacientes.
La violencia y su presencia en las escuelas
Entre los hechos más recientes estuvo el del viernes pasado cuando en una riña estudiantil en el Cobach 11 salió a relucir un arma blanca con la que un muchacho aparentemente ebrio y drogado trató de atacar a su rival de ese momento.
Directivos de los Colegios de Bachilleres y de la Secretaría de Educación del Estado coinciden en que se pueden reducir esa clase de expresiones violentas por parte de los jóvenes a través de actividades positivas y propositivas, conferencias y en general tareas que les mantengan ocupados y alejados de influencias y conductas destructivas.
El especialista en conducta social Jorge Balderas consideró que la actitud negativa por parte de los jóvenes es el reflejo de la violencia que se vive desde hace muchos años a nivel nacional, regional e incluso local y que se manifiesta en los que han sido llamados crímenes de alto impacto.
“Esa clase de influencias han ido repercutiendo en los distintos ámbitos sociales y muchas de las nuevas generaciones han nacido en este contexto de crisis de violencia. Es lo que han experimentado, lo que han vivido. También es la manera cómo se ha tocado la temática. La violencia es vista como un negocio y los medios de comunicación lo ven como rating. La violencia también se consume como espectáculo, todo visto de manera multifactorial, es la circunstancia que estamos viviendo”, declaró.
Atender y revertir la realidad
“La violencia no puede atenderse por una sola vertiente, un solo origen, sino hay que verlo de manera global, en todos los contextos en los que influye. Esto es muy complicado, la dinámica sigue. Una de las formas de aminorar la violencia es atendiendo sus causas. La llamada violencia estructural, esas asimetrías económicas, son un elemento que favorece la aparición de la violencia, y atender esa situación inequitativa podría bajar los índices de violencia que experimentamos”, dijo el sociólogo.
Otra manera, consideró, de atender la problemática, es promover un fortalecimiento de la cultura de la legalidad y el estado del derecho.
“Los niveles de impunidad, la corrupción de los cuerpos de seguridad disminuyen la confianza de la ciudadanía en la Policía y otros organismos que supuestamente tienen como misión el velar por la comunidad, lo que los convierte en parte del problema en lugar de la solución”, destacó.
Una primera reacción ante la violencia, dijo, debe ser entender la problemática y cuáles son los factores que inciden en ella.
Las crisis no pueden ser eternas
“Pero después de esta reflexión se deben orientar los esfuerzos, por lo que llaman el salir de la violencia. Las crisis de violencia no pueden ser eternas. Siempre son continuas de altas y bajas, por lo que se tienen que abordar estrategias que en el corto, mediano y largo plazo, ayuden a ir dejando atrás esas formas de violencia extrema que se están experimentando”, indicó el sociólogo Balderas.
Esa clase de tácticas incluyen la labor de los académicos para acercar a los jóvenes a los estudios, los cuales, afirma, pueden llevar a soluciones pragmáticas y a corto plazo de los problemas.
“La inversión de los recursos públicos en el fortalecimiento de la cultura de la legalidad, del estado de derecho, son acciones que llevan a distinguir la luz al final del camino, porque a veces cuando uno está dentro de la espiral de la violencia solamente se ve el panorama gris”, manifestó.
“Definitivamente, el aumento tanto del narcotráfico como del crimen organizado está alimentado también por lo que llaman aspectos de la narcocultura, lo que es la música, los narcocorridos, tumbados, alterados, etcétera. Buena parte de ellos son promovidos por los mismos narcotraficantes. Eso es parte del problema. Muchos de estos grupos carecen en lo absoluto de calidad musical. Sin embargo, su trabajo tiene que ver con una alegoría, una loa al crimen organizado y a bandas muy específicas. Esto está muy fuerte en términos de los gustos musicales”, señaló.
Las estrategias que se ha dado a nivel continente es que en algunos Gobiernos locales se han incrementado los programas comunitarios que integran a los jóvenes y les dan alternativas.
“Una vía es que las infancias y los jóvenes se vayan orientando en una cultura musical amplia y diversa. Dale un instrumento, un pincel a un niño, y nunca tomará un arma. La inversión en cultura, en actividades recreativas y en el deporte, es otra forma de promover esta clase de soluciones”, expresó el sociólogo.
“Esa clase de inversiones en cultura, en educación, en deporte, son iniciativas que pudieran ir disminuyendo y reorientando el horizonte de las infancias y las juventudes. Eso pudiera darse”, estimó el estudioso.