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El día que ignoraron una Duartedenuncia… y buscaron que Acosta limpiara el desastre

En la ciudad operan más de 600 estaciones purificadoras, pero los padrones oficiales no coinciden y las autoridades carecen de capacidad para supervisarlas

Mientras la JMAS presume agua potable sin riesgos, miles de familias desconfían del servicio y pagan más por un líquido cuya calidad no siempre está garantizada

Favia Lucero / Contexto | 30 septiembre, 2025

La operación de estaciones purificadoras de agua con despachadores automáticos se ha vuelto cada vez más común en Ciudad Juárez. Primero aparecieron como edificaciones independientes y, más recientemente, se han integrado incluso a las fachadas de algunas viviendas.

Se trata de un negocio en auge que ofrece un bien de primera necesidad y cuya operación está al alcance de particulares que requieren de una baja inversión. Esta combinación ha favorecido su rápida proliferación, aunque los padrones y regulaciones de estos despachadores automáticos de agua por parte de las autoridades presentan discrepancias, lo que evidencia la necesidad de mayor coordinación.

La Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) de Juárez tiene registradas 667 casetas purificadoras de agua a través de ósmosis inversa, instaladas tanto en domicilios particulares como en expendios. Tan solo en el último mes, estas estaciones consumieron un total de 33 mil 239 metros cúbicos de agua.

Jesús Lazo Ruiz, director comercial de la descentralizada, explicó que la relación de la JMAS con estos negocios se limita al contrato de abastecimiento, ya que no realizan estudios sobre la calidad del agua, una facultad que corresponde a las Comisiones federal y estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris y Coespris).

En contraste, la Coespris dio a conocer que cuenta con un padrón de solo 420 establecimientos que trabajan bajo la reglamentación vigente. Su padrón no contempla a todas las purificadoras que operan en la ciudad, concede, como muestra, el contraste de sus cifras con las registradas por la JMAS.

Aun así, esta dependencia estatal aseguró que la gran mayoría de estos establecimientos trabajan dentro de la norma.

Frente a este panorama, las autoridades han detectado casos en los que las purificadoras se abastecen con agua transportada en pipas desde pozos agrícolas.

La Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación (Agua en México) considera que las autoridades no tienen la capacidad de verificar que todas las ‘rellenadoras’ cumplan con la normatividad, los protocolos, ni las condiciones para ofrecer agua de calidad.

Sin embargo, los usuarios de agua han optado por los dispensadores automáticos por la desconfianza al servicio potable, sobre todo en sectores de la ciudad, donde el suministro público en ocasiones llega a sus viviendas con tierra o de color amarillento.

Una revisión en entredicho

La revisión de la calidad del agua de las estaciones purificadoras de agua le corresponde a la Coespris, organismo encargado de regular, controlar y sancionar cualquier situación que ponga en riesgo la salud de la población.

El titular estatal, Luis Carlos Tarín, detalló que realizan muestreos “regularmente” para detectar cualquier irregularidad o incumplimiento con la NOM-201-SSA1-2015, normatividad que establece las características y especificaciones sanitarias que deben cumplir el agua y el hielo para consumo humano.

Tan solo en lo que va del año, la Coespris ha realizado 38 revisiones a purificadoras de agua y ha emitido cinco suspensiones temporales por falta de mantenimiento del equipo, de limpieza y orden, así como daño en los filtros de las máquinas. Esas acciones se dieron para prevenir riesgos sanitarios.

“Créame que la gran mayoría de estos establecimientos trabajan muy bien, trabajan dentro de la norma, trabajan dentro de los controles y prueba de ello, es que a la fecha única y exclusivamente llevamos cinco suspensiones de establecimientos”, señaló Tarín.

Aunque el padrón de la dependencia estatal solo incluye a 420 establecimientos que trabajan bajo la reglamentación vigente, 247 locales menos de los que cuentan con permiso de la JMAS.

Tarín concede que el padrón de la Coespris no contempla a todas las purificadoras que operan en la ciudad y detalló que “son muchas empresas” las que están dentro de este giro y operan conforme a la ley, sin mencionar una lista de ellas.

Basta con dar un recorrido para identificar a algunas con servicio en la ciudad como Water House, Smartwater, Hydro Pura, entre otras. La mayoría venden agua purificada, pero otras empresas del giro ofertan además agua alcalina, hielo y hasta detergentes.

Además del rezago en su padrón de ‘rellenadoras de agua’, la Coespris no cuenta con una cifra histórica que demuestre cuántas han surgido en la ciudad. A raíz de esto, explicó Tarín, la JMAS empezó a expedir “un permiso” con el que deben contar obligatoriamente, refiriéndose a la factibilidad de servicio que otorga la descentralizada.

“Creo que ha tenido mucho éxito porque tanto en Juárez como aquí en la ciudad de Chihuahua, como en el resto del estado, la mayoría de los establecimientos se están regularizando en ese sentido”, dijo en entrevista.

Desconfianza detrás del boom

Antonio Aragón, usuario de una rellenadora, contó que cada mes gasta aproximadamente 100 pesos en llenar sus garrafones. Antes, su familia consumía agua de la llave, pero su madre prefirió empezar a comprar agua purificada.

“No creo que la calidad sea mejor, incluso he llegado a sentir que cuando empiezo a tomar pura agua de garrafón, me siento con mucha sed. Estoy tome y tome agua, cosa que no me pasa con la de la llave. Considero que no te hidrata”, dijo. Aun así, su consumo de agua se modificó.

Ana García, otra usuaria de dispensadores automáticos, dijo que no tiene opción al momento de consumir agua. Debe comprar la de las “rellenadoras” o comprar garrafones en la tienda cercana a su casa, pues en el sector donde vive –cerca de la calle Quintas del Valle– el agua del suministro público constantemente sale amarilla.

Mensualmente, la JMAS le cobra alrededor de 450 pesos, aunque hay días en los que, aseguró, no utiliza para nada el servicio de agua. Adicionalmente, gasta 180 pesos al mes en agua purificada que utiliza para beber y cocinar.

“El agua de la llave no la puedo usar absolutamente para nada, hasta para bañarnos tenemos que usar agua de garrafón”, y en esas situaciones su gasto mensual de agua incrementa.

El presidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación (Agua en México), Juan Francisco Bustamante, explicó que el incremento de purificadoras de agua con despachadores automáticos se ha dado a nivel nacional por la falta de mantenimiento, infraestructura y procesos de purificación del sistema de distribución de agua potable.

“Los mismos datos de la Comisión Nacional del Agua reflejan que la calidad del agua, a nivel domiciliario, ha disminuido… Y pues empezaron a surgir estos negocios de rellenadoras por, entre comillas, el bajo costo que ellos ofrecían en la purificación del agua, pero sin controles”, indicó en entrevista.

Agua en México ha detectado que a la fecha hay más de 30 mil purificadoras correctamente constituidas en todo el país, “sin embargo, nosotros como asociación, hemos calculado que las que no están bien constituidas, que no tienen todos los elementos para poder vender el agua como empresa alimenticia, son más del doble”.

Asimismo, consideró que las autoridades no tienen la capacidad de verificar que todas cumplan con la normatividad, los protocolos, ni las condiciones para ofrecer agua de calidad.

En su sitio web, la asociación presenta su informe del 2021 en el que analiza la calidad del agua en 60 purificadoras de la Ciudad de México y Guadalajara. Más de la mitad de las purificadoras en ambas ciudades no cumplieron con los límites permisibles de Coliformes Totales.

“En el último año, ha crecido en 600 mil personas los casos de enfermedades gastrointestinales”, indicó el presidente de la asociación, en relación con la mala calidad del agua en establecimientos de estas ciudades.

Si bien este informe no contempla al estado de Chihuahua, Bustamente mencionó que aparte de encontrar coliformes en el agua, también han detectado que el líquido no tiene los balances necesarios en sales y minerales fundamentales para una correcta hidratación.

Además de los problemas de salud, comentó que también se han considerado afectaciones económicas las familias por tener que comprar agua purificada.

“La Constitución, en su artículo cuarto, marca como un derecho tener agua; sin embargo, no tenemos un agua de calidad. La ONU en sus programas de desarrollo, marca que los países tienen que ser capaces de tener agua accesible a un precio justo; sin embargo, en México nosotros invertimos hasta el 30 por ciento del ingreso per cápita en el agua”, dijo.

Es por eso que, desde 2020, Agua en México ha contactado a Gobiernos, instituciones académicas y expertos en el tema para mejorar la hidratación de la población. Desde hace tres años, aproximadamente, lanzó la campaña ‘Denuncia a la rellenadora de tu colonia’, actualmente activa.

Cada año reciben alrededor de 200 quejas ciudadanas, no obstante, reconocen que es un número bajo comparado con el universo de purificadoras que hay en todo el país y con los estudios de calidad en los que han participado.

Sobre el incremento de estos negocios, opinó que la autoridad debe comenzar a regularlos como empresas de productos alimenticios, pues pueden llegar a ser un riesgo para la salud de la población.

“La verdad es que como negocio vemos que tiene una tasa de retorno muy alta. O sea, la inversión se puede regresar en menos de un año… pero también puede ser una oportunidad para arriesgar la salud de otros. Ahí no podemos permitirlo como sociedad”, detalló Bustamante.

El costo del agua, el negocio

En redes sociales se ofertan estas oportunidades de negocio, donde empresas como Smartwater, piden inversiones desde los 120 mil pesos hasta los 175 mil, para equipos que pueden rellenar 50 y hasta 300 garrafones diarios.

De acuerdo con información proporcionada por dicha empresa, el paquete incluye un permiso del SAT, pues “no se requiere de ningún otro”.

Aunque también deben contar con el registro ante la JMAS, que otorga con una tarifa especial como comercializadores de agua, dentro de la cual existe una clasificación específica para los expendios. Según Lazo, algunas casetas tienen una toma exclusiva —como es el caso de las Water House— mientras que otras se instalan al exterior de viviendas.

El proceso para instalar una purificadora comienza con el trámite de un aviso de funcionamiento ante la Cofepris. Posteriormente, si el establecimiento no se encuentra en un domicilio, debe solicitar una factibilidad de servicio ante la JMAS y luego proceder a la contratación.

En el caso de estaciones instaladas en viviendas, se utiliza una cuenta de agua ya existente, pero es necesario reclasificarla de uso doméstico a comercial y realizar también el trámite ante la Cofepris.

“Cuando nosotros nos percatamos de que el usuario está haciendo un uso comercial de su contrato doméstico, le pedimos que cubra parte de los requisitos que tuvo que haber cubierto si de origen no hubiera sido comercial. Entonces, les hacemos un cobro y les pedimos que vayan a Cofepris a tramitar su permiso”, explicó.

Este modelo ha propiciado que particulares renten espacios en viviendas para instalar expendios. No obstante, la Junta ha detectado que muchas personas desconocen que esta práctica implica un cambio de tarifa al pasar de uso doméstico a comercial, lo que representa un mayor costo.

“El usuario regularmente desconoce y las personas (que les rentan) no les dicen que eso va a implicar un cambio en el costo del agua porque su uso es distinto al que contrató originalmente. En ocasiones se ven sorprendidos y cuando acuden con nosotros, les informamos que su contrato no era para ese fin y que eso implica una reclasificación y un cambio en la tarifa”, indicó.

Algunos usuarios deciden mantener el equipo instalado en su domicilio, mientras que otros lo retiran si consideran que la ubicación no es un buen punto de venta o si el beneficio económico no justifica el cambio de tarifa.

De acuerdo con el funcionario, los más de 33 mil metros cúbicos consumidos por casetas de ósmosis en el último mes generaron apenas 2 millones de pesos, es decir, solo el 0.6 por ciento de los casi 300 millones facturados por consumo de agua en el mismo periodo, que alcanzó los 7.5 millones de metros cúbicos en toda la ciudad.

“Lo tenemos muy bien medido para no dejar de cobrar ningún metro cúbico, para que cobremos todo lo que ellos utilizan para venta, pero viendo el universo que es el consumo de la ciudad, ellos nos representan apenas 0.6 por ciento en dinero”, dijo.

Lazo estimó que cada purificadora utiliza alrededor de 50 metros cúbicos de agua al mes (equivalente a 50 mil litros), de los cuales el 80 por ciento se vende como agua purificada y el otro 20 por ciento se desecha junto con los minerales extraídos durante el proceso de ósmosis, que se utiliza para eliminar impurezas y contaminantes.

Con base en esto, calculó que cada estación puede vender hasta 40 mil litros de agua al mes, lo que equivale a unos 2 mil garrafones. A un precio de 20 pesos por unidad, generan aproximadamente 40 mil pesos mensuales. De esa cantidad, aproximadamente 2 mil 500 pesos se destinan al pago del agua.

Descontando gastos de mantenimiento, una máquina puede recuperar su inversión en un periodo corto, lo que explica el creciente interés de particulares en este modelo de negocio.

Investigación: Favia Lucero / Contexto

Edición: Contexto

Fotografía: Christian Torres

Video: Christian Torres

Diseño e ilustración: Miguel Leos

Desarrollo web: Raúl Granados

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