Hay obras que por alguna extraña razón pasan desapercibidas, o si no, no tienen el lugar que deberían de tener en la memoria de la gente, en la idea que se tiene de la biblioteca literaria mexicana. Este es el caso de La Rumba, de Ángel de Campo. Este escritor mexicano nació y falleció en la Ciudad de México, 1868-1908; fue un destacado cronista de finales del siglo XIX y principios del XX. Si alguien quisiera conocer la vida cotidiana de los últimos años del porfiriato, los textos de “Micrós”, como solía firmar De Campo, son una estupenda y amena fuente para hacerlo.
La obra más importante de Ángel de Campo es, sin lugar a dudas, La rumba, novela que se publicó en el periódico El Nacional entre 1890 y 1891. La obra narra la historia de Remedios Vena, a quien de niña le decían “La Tejona” por su aspecto desaliñado, su rostro afilado y sus modos bruscos; era la hija del herrero Cosme, a quien ponía a trabajar con él. Esta familia vive en La Rumba, una colonia en la periferia de la Ciudad de México, con todas las carencias que se pueda imaginar el lector, dos o tres negocios, una plaza con un solo árbol, la iglesia derruida, basura por todas partes, nido de ladrones, fugitivos y expresidiarios. Remedios, “La Rumba”, quiere salir de ahí y tener una vida mejor.
La novela se lee de forma muy amena, ya que De Campo emplea su maestría para la crónica y presenta situaciones que podrían ser las que retratan un viaje en tranvía y lo inserta en la narración, así como un paseo de una colonia periférica, en una calle comercial de la Ciudad de México, en una vecindad capitalina. No solo eso, sino que el tratamiento que por momentos podría antojarse naturalista, lo rompe porque no es un narrador que se pretenda omnisciente, no sabe todo y no le interesa. Y esto se subraya porque emplea varios estilos para armar su novela, va del estilo novelístico al periodístico al legislativo e incluso inserta un croquis de un crimen que tiene lugar en la obra, algo muy original y vanguardista para la época. Para mí es una novela imprescindible de la literatura mexicana del siglo XIX, así que si no la han leído, es una buena oportunidad para hacerlo.
* Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio.