El 11 de agosto de 2022, en pleno Jueves Negro, Ciudad Juárez quedó paralizada por una ola de ataques simultáneos. Comandos salieron a las calles para asesinar a civiles, incendiar vehículos y negocios, en una jornada de terror que dejó 12 muertos y una ciudad marcada para siempre.
Entre las víctimas estaban María del Refugio Gómez Ramírez, encargada de un Oxxo en la calle Hiedra, y Saira Janet de Santiago Castro, de apenas 18 años y embarazada, quien ese día acudió a una entrevista laboral. Afuera, presuntos integrantes de Los Mexicles, bajo las órdenes de Ernesto Piñón de la Cruz, “El Neto”, desde la cárcel, prendían fuego al local con bombas molotov. Intentaban sacarlo del penal.

Saira había llegado apenas unas semanas antes de Fresnillo, Zacatecas. Quería rehacer su vida y “darle una oportunidad a su hijo que ya se formaba en su vientre”. María, de 54 años, la recibió con la amabilidad que la caracterizaba y la condujo a la bodega para conversar y revisar su solicitud de empleo.
Minutos después, la violencia irrumpió en el negocio. Testigos aseguran que los atacantes permitieron salir a empleados y clientes que estaban en el área de ventas, pero no a las dos mujeres en la bodega. Quienes intentaron rescatarlas fueron detenidos por los mismos delincuentes.

Apúrate… hay mucho humo… estamos atrapadas
María alcanzó a llamar a su esposo, Ángel: “Apúrate… hay mucho humo… estamos atrapadas”. Él salió de su trabajo de inmediato.
“Cuando iba en camino, me habló muy alterada. Me dijo que no sabía qué estaba pasando, que me apurara”, recuerda.
El oxígeno se agotaba. La puerta trasera estaba cerrada con candado. La puerta de emergencia, simplemente, no existía.
“Llegué y vi la tienda en llamas. Había muchos carros, todos sus compañeros afuera. Quise entrar, pero no me dejaron”, relata Ángel. “Ya no me volvió a contestar el teléfono”, dice.

Cuando los bomberos lograron ingresar, Saira aún respiraba, pero murió instantes después. María ya no tenía signos vitales. La noticia destrozó a Ángel y a sus cuatro hijos, que estaban presentes afuera del negocio.
“Ahí estaban mis hijos conmigo… fue muy duro”, dice al borde del llanto. La ausencia de su esposa, su compañera de vida durante 32 años, dejó un vacío inmenso, sobre todo en sus nietas de 7 y 8 años, las más apegadas a ella.
“Siempre quiso tener una hija, y con las niñas estaba fascinada. Ellas también la adoraban”, comentó.
La segunda agresión: la respuesta de Oxxo
Al principio, Oxxo dio el pésame y prometió solidaridad. El único “apoyo” real fue pagarle la semana completa “porque murió antes del corte de nómina”. Ni un peso para gastos funerarios, ni una palabra sobre las condiciones de seguridad que habrían evitado la tragedia.
Ángel pidió empatía y acciones concretas: salidas de emergencia, capacitación en extintores, protocolos de evacuación. La respuesta corporativa fue lapidaria: “Ella se quiso quedar a morir”.

La demanda por negligencia
Oguer Sánchez, abogado de Lex Iusta, recuerda que Ángel llegó “muy afectado emocionalmente” y que desde el inicio fue evidente la responsabilidad de la empresa: “No tenían capacitado al personal sobre el uso de extintores y tampoco contaban con una salida de emergencia habilitada. De haber cumplido con esos dos puntos, probablemente las mujeres habrían salvado la vida”.
El 21 de septiembre de 2023 se presentó la demanda en el Juzgado Primero Civil por Audiencias (expediente 1044/23) reclamando 30 millones de pesos por daño moral y emocional. La audiencia preliminar se celebró el 12 de mayo de 2024.
“La contestación fue absurda”, afirma Sánchez. “Dijeron que la responsabilidad dependía enteramente de la señora… que si no pudo salir, fue porque quiso quedarse a morir”.
Para Ángel, esa respuesta duele tanto como el crimen de aquel día: “A los sicarios los juzgará Dios. Pero lo que hizo Oxxo… eso no tiene perdón”.
Mientras espera una resolución judicial, carga con la ausencia de su esposa y con la indignación de saber que murió no solo por la violencia del crimen organizado, sino también por la omisión y el desprecio de una de las cadenas comerciales más grandes del país.
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