Hay pocas cosas mejores que el rugir de un buen motor, el olor a gasolina o la sensación de ser miembro de una familia, de algo más grande que uno mismo, una organización en la que todos se cuidan como hermanos y comparten una misma pasión: las motocicletas.
En la ciudad, hay una gran cantidad de clubes, “motorclubs” o “MC”, para ser exactos, que durante los fines de semana toman las calles de la ciudad y presumen sus vehículos, sus uniformes y su estilo de vida.
Incluso, se han hecho notar no solo por su estilo tan particular, sino también por acciones caritativas, como regalar juguetes a niños necesitados en Navidad o realizar recolectas de dinero para alguno de sus miembros que haya caído en una desgracia.
Sin embargo, detrás de estas acciones, hay una historia turbia que se esconde, en la que la impunidad y el nepotismo han estado a punto de cobrar vidas.
Norte Digital tuvo acceso a testimonios anónimos que relatan, desde el favoritismo que el Gobierno Municipal tiene con ellos, que encubre actividades ilegales, como la venta de alcohol en una plaza pública, así como el consumo de drogas.
La gota o la lata que detonó la chispa
El descontento y la preocupación de quienes comparten sus testimonios se debe a un incidente que se presentó el domingo 28 de julio de 2024, entre las 11:00 y 12:00 de la noche, en la Plaza de la Moto.
Parecía un domingo de fiesta cualquiera; alcohol, drogas y la velocidad de los potros de acero y gasolina, coexistían, como siempre, en ese delgado umbral entre la vida y la muerte; la diversión y la desgracia.
Cuentan que dos jóvenes, ajenos a quienes comúnmente acuden a esta plaza, llegaron a este lugar con motocicletas deportivas. En algún punto de la fiesta, la adrenalina y el alcohol se mezclaron en su sangre, lo que provocó que ambos quisieran probar su habilidad con un arrancón en una calle que está pavimentada dentro de la plaza.
En sus marcas, listos… ¡fuera!
Ambos rodaban por esa breve recta, cuando uno se adelantó, tomó la delantera y terminó por salir victorioso de la carrera. Sin embargo, su triunfo duró muy poco, apenas un instante; cuando llegó a la meta, se volteó en dirección a la calle, pero sin darse cuenta que detrás venía el “rider” perdedor, con quien se impactó de manera violenta. El resultado fue fatídico, los dos hombres terminaron heridos. Una versión apunta a que perdieron la vida.
Sin embargo, apenas hay información sobre el tema. No hay fotos ni videos, solo los testimonios de quienes fueron testigos de esos hechos. Incluso, el reporte de la Coordinación General de Seguridad Vial señala que fueron encontradas las motocicletas, y asienta que se desconoce dónde estaban los conductores.
“Vehiculo 1a circula al interior de la plaza de la moto cerca del cruce de la calle David Herrera y Plutarco, en un sentido de oriente a poniente y el vehículo 1b de poniente a oriente, impactandose de frente los vehículos”, reza el escueto reporte de vialidad hecho por el agente “Silva” de la unidad 1040.
La heredada complicidad entre el Gobierno Municipal y los Motoclubes
La relación simbiótica entre el Gobierno Municipal y los Motoclubes no es nueva ni algo que haya surgido desde la actual administración que dirige Cruz Pérez Cuéllar, sino que viene desde más atrás.
El pasado 6 de junio de 2019, en la Sesión Ordinaria no.32 del Cabildo Municipal, el punto VI del orden del día señalaba que los regidores discutirían el proyecto para autorizar la celebración de un contrato de comodato con la persona moral “Motoclubs Unidos de Juárez, Asociación Civil” en la que se les entregó un terreno municipal con superficie de poco más de 17 mil metros cuadrados, entre la calle David Herrera Jordán y las avenidas Rafael Pérez Serna y Del Charro.
Reportes periodísticos indican que este proyecto se aprobó con un solo voto en contra por parte del Cabildo, por lo que oficialmente nació “La Plaza de la Moto”.
En el contrato de comodato, al que tuvo acceso Norte Digital, se menciona que, bajo la administración de Armando Cabada Alvídrez, se entregaron los derechos de uso del parque por 15 años.
La persona identificada como representante y presidente de la asociación Motoclubs Unidos de Juárez, y que firmó como comodatario, es José Antonio Pérez Flores.
Fuentes anónimas lo identificaron como “El Doc” y es uno de los lideres de una de las asociaciones de motociclistas más grandes y con mayor poder de la ciudad. Señalan que está estrechamente ligado con el Gobierno Municipal y que la relación está fundamentada en una cadena de favores.
Con permiso para drogarse
Las autoridades municipales permiten que los bikers vendan toda clase de bebidas embriagantes y consuman distintos tipos de droga, mayormente mariguana, dentro de la Plaza de la Moto, y puedan circular sin ser molestados por parte de agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, a cambio de brindar apoyos políticos.
En las pasadas campañas que dejaron a Cruz Pérez Cuéllar en lo más alto del Ayuntamiento Municipal, decenas de bikers, mayormente del grupo que dirige El Doc, fueron movilizados para apoyar en los actos de proselitismo político.
Sin embargo, las fuentes aseguran que el verdadero botín no está en el capital político de las organizaciones, sino en la propia venta de cerveza que se realiza cada fin de semana.
Sin tener que pagar permisos ni ningún tipo de impuesto, la cerveza fluye con facilidad en los pasillos de la Plaza de la Moto. Los vendedores afirman que lo recaudado es para realizar mejoras en la plaza, pero en las reuniones que se tienen, son las mismas personas que piden donaciones para realizar mejoras.
Les pavimentaron la calle de la desgracia
Las mejoras, en realidad son hechas por el Gobierno Municipal, que cada cierto tiempo lleva personal para hacer arreglos a la plaza, que incluso cuenta con una calle pavimentada nueva, donde sucedió la desgracia, y que anteriormente era de terracería.
Las fuentes estiman que, cada domingo, quienes realizan la llamada “venta de jugos”, llegan a recaudar entre 10 mil y 20 mil pesos de ganancias.
José Antonio Pérez Flores hizo una aparición pública en compañía de autoridades municipales, el pasado 10 de octubre de 2022, cuando se presentó en la conferencia “semanera” del Gobierno Municipal en la que anunció la realización del Biker Fest 2022, festival al que, ya como alcalde de la ciudad, Cruz Pérez Cuéllar asistió como invitado especial y dio el banderazo inicial del evento.
Testimonios refieren que los encuentros entre Pérez Cuellar y los bikers son frecuentes, pero no han sido públicos, debido a que prácticamente se convierten en fiestas pagadas por el Gobierno Municipal.
Una búsqueda en la red mostró que Pérez Flores es médico ginecobstetra, graduado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Una asociación civil que no aparece en ningún registro
Dentro del contrato de comodato, se estipula que Motoclubs Unidos de Juárez A.C. existe desde el 2016 y fue registrada ante la Notaría Pública número 1, en esta ciudad.
Sin embargo, al buscar dentro del Registro Federal de Organizaciones de la Sociedad Civil, o dentro del listado de asociaciones civiles del Comité de Participación Ciudadana (CPC) en el estado de Chihuahua, que cuenta con más de mil 200 asociaciones inscritas, el nombre de la asociación no aparece.
Incluso, la única asociación civil de motociclistas registrada ante el CPC, es la Unión de Motociclistas de Chihuahua, con sede en la capital del estado.
Es decir, el Gobierno Municipal entregó un terreno municipal a una organización civil que no está plenamente registrada ante ningún organismo.
En 2019, el contrato de comodato firmado con “Motoclubs Unidos de Juárez” estipula que a la organización se le otorga el terreno con el objetivo de “ser destinado para la Plaza de la Moto, con la posibilidad de ampliar las edificaciones, pero respetando y conservando en todo momento las áreas verdes, plaza en la que se llevarían a cabo actividades sociales altruistas, así como una escuela de motociclismo para disminuir los riesgos al motociclista, automovilista y peatón”.
Las actividades altruistas se han llevado a cabo, pero nunca ha habido detalles sobre la escuela de motociclismo que se instalaría en este lugar.
Las huellas de los excesos
En un recorrido por el lugar, se observa a primera vista una plaza limpia y que no llama mucho la atención, más que por los espacios de madera que se han construido y que destacan entre los árboles.
Sin embargo, conforme se empieza a caminar en su interior, las huellas del caos comienzan a ser notorias. En las banquetas se observan las marcas de las motocicletas que derrapan en el cemento.
Además, en el pasto, predominan latas y botellas de cerveza, así como de otras bebidas embriagantes. En uno de los espacios, se lee con letras grandes que es una “droguería”.
Al seguir avanzando, se advierte que hay algunos espacios que hasta tienen servicio de electricidad. Como ‘joya de la corona’, está la nueva calle pavimentada, lista para el disfrute de los motociclistas que llegan a esta plaza.
Para quienes rindieron su testimonio, exponer esta situación es clave no solo para prevenir que haya más accidentes fatales como el del pasado 28 de julio. Son padres de familia, esposos, hijos, a quienes les apasiona como a nadie el mundo de las motocicletas y desean heredar esa pasión a las generaciones más pequeñas, pero temen hacerlo y que en el intento, se jueguen la vida o la de sus seres queridos.