La historia del “Cañón” que tuvo que salir de su tierra para llegar a los Juegos Olímpicos

Para Juan de Dios Vázquez Quiñones, entrenador de Uziel Muñoz, finalista de los Juegos Olímpicos París 2024 en lanzamiento de bala, desde que lo conoció, sabía que tenía algo especial a su cargo.

Comparte con alegría una anécdota de que, cuando Muñoz llegó a entrenar con él, entre 2010 y 2011, muchas personas le comentaban que “ubicara” a Uziel, ya que este aseguraba decididamente que algún día iba a llegar a los Juegos Olímpicos.

Juan de Dios no hizo caso a aquellas personas, confió en el potencial del joven y poco a poco, cuando comenzó a destacar en torneos nacionales y universitarios, descubrió que el talento del nacido en Nuevo Casas Grandes era de talla mundial, por lo que aquellos pensamientos que Uziel tenía desde que estaba en la preparatoria, no estaban tan lejos de la realidad.

La promesa

Desde la “ville lumière”, el protagonista de esta historia, Uziel Muñoz cuenta para Norte Digital, los pormenores que lo llevaron a ser uno de los mejores 8 lanzadores de bala del mundo.

Más allá del resultado que consiguió y el hito histórico que marcó dentro de un deporte en el que ningún latinoamericano había acariciado las finales, para él, esta experiencia olímpica tiene un sentido de redención, porque significó el cumplir una promesa que le había hecho a su hermano Mateo, que desde 2016 partió de este plano terrenal.

Cuenta que una vez que estaba en una fiesta, cuando ya había conseguido victorias en campeonatos nacionales, tenía cigarro y cerveza en mano, pero su hermano menor, de poco menos de 6 años de edad, se acercó y le dijo que no era un buen deportista.

En un principio, Uziel tomó este comentario con una actitud retadora, quería demostrarle que era capaz de hacerlo. No obstante, un accidente automovilístico provocó que aquel reto, se convirtiera en una promesa, de la tierra hacia el más allá.

Ese impulso, ese sueño, esa promesa que hizo en una noche de fiesta, fue el fuego que necesitaba para competir, para mejorar y llegar a lugares donde ningún otro mexicano había llegado en la historia.

El rechazo

Uziel continuó destacando a nivel nacional, tanto en lanzamiento de disco como en lanzamiento de bala. Conforme iba adquiriendo experiencia, comenzó a destrozar todas las marcas que tenía en su camino: récord nacional universitario, récord mexicano histórico, todos se quedaron atrás, hasta que se convirtió en el mejor mexicano de todos los tiempos.

Sin embargo, no era suficiente para cumplir la promesa, por lo que siguió apuntando más alto y llegó a competencias internacionales; le “regaló” un bronce a la UACJ, su casa de estudios, y comenzó a destacar en los Juegos Panamericanos.

En la antesala de las olimpiadas de Tokio 2020 (realizadas en 2021), estaba cerca de llegar a los Juegos Olímpicos. Incluso, había llegado a dar la marca necesaria para clasificarse de manera directa, aunque había sido fuera de tiempo.

Ya estaba listo para llegar, física y mentalmente, pero uno de los mayores obstáculos de un deportista mexicano se interpuso en su camino: la falta de apoyo económico.

Las competencias internacionales habían costado dinero de la propia bolsa de la familia de Uziel y ya no había para más. Lo peor de todo, es que esa falta de recursos llegó en el peor momento posible, el año olímpico.

Juan de Dios recuerda con tristeza aquella época, en la que programó 4 reuniones con autoridades del Instituto Chihuahuense del Deporte, en las que presentaría su plan de trabajo y el objetivo que tenían: los Juegos Olímpicos.

Ni siquiera tuvieron la oportunidad de ser rechazados, nunca los atendieron y la oportunidad de Tokio se esfumó en el pandémico viento del verano de 2021.

La oportunidad

Pese a la depresión que llegó por no haber ido a los Juegos Olímpicos, Uziel siguió trabajando para lograr su objetivo. Por fortuna, una oferta de apoyo por parte del Gobierno de Nuevo León tocó a su puerta; los regios querían formar al mejor equipo de todo el país y no había nadie mejor que Uziel en su disciplina.

El Gobierno de su tierra, Chihuahua, lo abandonó y no dudó ni un segundo en irse a un lugar en el que verdaderamente confiaran en su talento. El siguiente ciclo olímpico, lo realizó viviendo y entrenando en Monterrey, donde fue adoptado como uno más.

Llegó al mundial de la especialidad de 2022, ahí quedó en el lugar 12; una mala preparación ante la lluvia arruino su jornada y no pudo mejorar su marca. Un año después, en Budapest, Hungría, llegó al mismo escenario, pero mucho mejor preparado.

Ni la lluvia ni nada pudo interponerse en su camino y logró un sorpresivo 14 lugar que le animó a “echar toda la carne al asador” de cara a su siguiente competencia: París 2024.

La competencia

Uziel llegó a la capital de Francia con el objetivo de superar su mejor marca y clasificar a la ronda final, donde los mejores 12 del mundo competirían por la medalla de oro.

Señala que, desde la sesión preliminar, se encontraba en su competencia soñada. Disfrutó cada calentamiento, cada lanzamiento, fue un sueño hecho realidad, ante un pletórico Stade de France en el que nunca se imaginó que haría historia.

De los 30 atletas que comenzaron las rondas preliminares, 17 se fueron a casa en el primer día de competencia y para Uziel, fue una enorme satisfacción haber pasado ese primer corte.

La noche previa a la final, relata que se sentía alegre, contento, el objetivo había sido cumplido y solo quedaba dar su máximo esfuerzo, competir con el corazón en la mano y demostrarle a México, pero más importante, al ángel que lo cuida desde el cielo, que ya era un atleta olímpico.

Hizo su rutina de competencia normal, comió, entrenó y descansó como normalmente lo haría, no se fijó en la competencia, ni en la marca estratosférica del estadounidense Ryan Crouser, quien terminó por llevarse la presea dorada.

Iba enfocado en él, en realizar su trabajo y ejecutar su mejor técnica y fue lo que finalmente lo colocó entre los mejores 8 del mundo.

Su entrenador está convencido de que, de no haber sido por esa inoportuna lluvia parisina, Uziel hubiera mejorado su marca, con la que hubiera competido por estar entre los 5 mejores.

Sin rencores

Antes que cualquier cosa, Uziel agradece el apoyo de todos los chihuahuenses que le mandaron buenas vibras durante su competencia. Aclara que no es que tenga algo en contra del estado o que no reciba el cariño de la tierra que lo vio nacer, todo lo contrario.

Sin embargo, subraya que es necesario alzar la voz y señalar que el gobierno de Chihuahua, sin importar la administración que sea, está festejando un triunfo que no le corresponde.

Platica con tristeza que, desde hace muchos años, Chihuahua dejó de ser una potencia deportiva y que antes, algunos de los mejores atletas eran provenientes de este estado, pero un abandono sostenido por parte de los Gobiernos ha hecho que los chihuahuenses se alejen de los primeros lugares del alto rendimiento a nivel nacional.

Es un llamado de atención para aquellos encargados del deporte en este estado de todo el potencial que se está perdiendo. Incluso, asegura que los demás deportistas chihuahuenses en los Juegos Olímpicos, también se sorprendieron de los festejos por parte del Gobierno estatal, más porque al igual que Uziel, ellos también tuvieron que irse de Chihuahua para cumplir su sueño.

“Un saludo, especial a toda la raza de Chihuahua, su amigo, el “Cañón de México”. Gracias por su apoyo, sus buenas vibras. Créanme que estos Juegos Olímpicos los di con todo el corazón para hacer historia, para mi hermano y para México”.