Qué fortuna la mía, nací en una generación bisagra en donde me tocó ver morir a muchos de los grandes que escribieron la historia a nivel mundial y a nivel nacional.
La televisión fue siempre un gurú que nos abrió muchas ventanas para bien o para mal. A través de este aparato supimos de la existencia de Michael Jordan, un jugador afroamericano excepcional quien inspiró a muchos niños y su impacto fue tanto que uno de sus saltos inspiró a hacerle unos tenis conmemorativos.
Qué afortunado fui porque a mi generación le tocó ver jugar al Toro Valenzuela, un hombre de excepcionales virtudes que de no tener absolutamente nada en su hogar de Etchohuaquila, Navojoa, Sonora, se convirtió en la estrella de beisbol de la nación más poderosa del mundo. Se puso de moda el idioma beisbolero, como “el juego perfecto” “batedor emergente”, “sin hit ni carrera” o también “se ponchó”.
A mi generación le tocó ver caer el muro de Berlín, lo vimos por la televisión en vivo y a todo color, cuando este caía llegaban la Perestroika y la muerte del socialismo.
Nuestra generación también vio la primera guerra televisada. Aunque parecía una fiesta con juegos pirotécnicos, Irak era el infierno.
A nuestra generación también le tocó ver jugar a Maradona, un hombre sumido siempre en la controversia, pero con capacidades deportistas de un extraterrestre.
Confieso que no conocía a Nelson Mandela hasta que la televisión transmitió en vivo su salida de la cárcel después de 20 años de encierro, así mismo a esta generación le tocó ver su muerte, como también la muerte de la princesa Diana o el desmoronamiento de Freddy Mercury a causa del sida, no era un secreto su homosexualidad, pero sí su vida licenciosa que terminó por matarlo.
En 1994 muchos de nosotros supimos qué era y dónde estaba la Selva Lacandona, en ese entonces nació un personaje que revivió la necesidad de justicia y de revolución. Se autonombró Subcomandante Marcos. Su imagen le dio vuelta al mundo, y se hizo más famoso que el Ayatola o que Gabriel García Márquez, precisamente este último corrió hacia los intestinos de la sierra a entrevistarlo, junto con otros renombrados personajes como el director Oliver Stone. Por las calles de Italia, se colgaban camisetas con la imagen del nuevo insurgente mexicano.
A mi generación le tocó saber de los escritores más famosos de este país a través de los libros de texto: Alfonso Reyes y Octavio Paz, por ejemplo. Mi generación supo del Principito y e Armida de la Vara por esos libros que para entonces era muy gruesos. Pero de repente en la década de los 90 se hicieron muy delgaditos y muchos temas desaparecieron de la educación gratuita. La crisis de estos, no es de hoy, era la crónica de una muerte anunciada que ya estaba escribiendo la fragilidad de las generaciones siguientes.
A nuestra generación le tocó conocer el petróleo y ponérselo a un calentón. Quiénes vivieron esa generación bisagra, sabrán lo que significó formarse en una fila kilométrica para comprar 2 galoncitos y llevarlos a casa en pleno invierno. Siendo México un país productor, el energético era caro y lo curioso es que desapareció del mercado.
Sucedió en los dosmiles, y tuvimos que meterle otro párrafo a la historia, y fue aquel evento que escribió una página mundialmente conocida: la explosión y caída de las Torres Gemelas, un acontecimiento del cual estas generaciones de Santa Fe Klan, Wendy Guevara y Bad Bunny, no creo que sepan nada.
En los noventas nos tocó ver nacer el Tratado de Libre Comercio (TLC), pero también aI Instituto Federal (IFE) Electoral. Entonces la vida política de México fue otra, se pudo sacar la mano del Gobierno, quien era el que contaba los votos y probablemente usted no sepa que fue durante la gestión de Carlos Salinas de Gortari cuando nació este instituto. Al Gobierno en mención se le exigeroni cuentas claras, ya que habían pasado por una elección fraudulenta en donde el sistema se cayó y Carlos Salinas obtuvo mágicamente el triunfo electoral cuando iba perdiendo.
Mi generación sé que nunca olvidará las crisis económicas que provocaron los Gobiernos priistas y tampoco se olvidarán las raterías, los abusos, los dispendios y los lujos que ese Gobierno mantuvo por más de 70 años. La Generación X a la que pertenezco, dio el triunfo a la alternancia representada por Vicente Fox en el año 2000. Pero también vimos su fracaso. Creo que lo más sobresaliente, fue la apertura de los medios de comunicación para darse la libertad de faltarle el respeto a la figura máxima de este país y caricaturizarlo e insultarlo abiertamente sin temor a que te fueran a desaparecer como usualmente sucedía en el país.
El primer partido de izquierda llegó en el 2018 a la Presidencia de la República. Me pregunto si a nuestra generación le tocará ver la muerte del este nuevo socialismo, que roba y cuenta mentiras igualito que los otros que pasaron, y que ahora está en tres bolas y dos strikes. Veremos si se canta el ponche o los ciudadanos le dan base por bola.
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