En la vivienda con el númeral 1047, en la calle José María Arteaga de la colonia Barrio Alto, vive la familia Rodríguez Estupiñán.
En este hogar, el espacio que otros años sirve como sala y recibidor, estos días se encuentra habilitado como uno de los más grandes nacimientos que se colocan en las viviendas juarenses.
Es una habitación de seis metros cuadrados hay cerca de 400 figuras que describen distintas etapas del nacimiento del niño Jésus en Belén.
Pero también hay otros pasajes bíblicos que son contados ahí con los personajes de cerámica; entre ellos están Adán y Eva, y hay también una sección dedicada al Arca de Noé.
La familia tiene más de mil piezas para adornar el nacimiento, fácilmente se podrían construir cuatro nacimientos similares, refiere don Hilario.
En esa vivienda, Hilario Rodríguez, un exbombero jubilado y María del Pilar Estupiñán, su esposa, se preparan para viajar este jueves por la noche a la ciudad de Jiménez, su tierra de origen.
De ese lugar partieron hace 40 años para vivir en Ciudad Juárez. Pero esta semana han sido invitados para apoyar a la iglesia Virgen del Refugio en la colocación del nacimiento navideño.
Si alguien sabe de nacimientos, son Rodríguez Estupiñán. Esta pareja de esposos asegura que es su fe la que les ha hecho mantener viva y con mucho orgullo una tradición tan mexicana y familiar.
Este 2021 cumplen 35 años de recrear de manera ininterrumpida el nacimiento de Jesús. Pero el 2020 esta tradición estuvo a punto de ser suspendida por la pandemia. Ambos enfermaron de Covid-19.

El nacimiento de la Juan María Arteaga
Don Hilario recordó que la tradición de colocar el nacimiento surge en 1986, cuando su esposa María del Pilar, a manera de agradecimiento, decidió colocar la recreación del pesebre y el Niño Dios.
Cuando María del Pilar Estupiñán estaba embarazada del último de sus hijos, haber tomado medicamento controlado durante sus primeros días de gestación le trajo una grave noticia: su hijo nacería con una malformación.
Así se lo indicaron los estudios que le practicaron los médicos, sugiriéndole un aborto.
En su desesperación, la mujer se hincó en la sala de su casa para pedir al cielo tener a su hijo, que este viviera; ella prometió cuidarlo y amarlo como si estuviera sano. Entonces el milagro ocurrió.
Su bebé nació sin las malformaciones vaticinadas por los galenos y desde entonces, los vecinos reconocen que si alguien sabe de nacimientos en la colonia Barrio Alto, esa es la familia Rodríguez Estupiñán.
Porque desde entonces, allí celebran el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios y el de su hijo, Francisco Javier.
La pandemia estuvo por detener la tradición
El año pasado, a principios de noviembre, don Hilario y doña María del Pilar cayeron convalecientes enfermos de Covid-19.
Esto los obligó a permanecer bajo cuidados por parte de uno de sus hijos que es paramédico, durante un mes, tiempo en el que estuvieron en completo aislamiento.
Esa situación de salud estuvo a punto de interrumpir los más de 30 años de colocar el belenismo.
Sin embargo, la fe y las ganas de seguir manteniendo viva la tradición, los llevó a colocar un nacimiento; aunque en menores proporciones a los de años anterior, sí fue igual de emotivo, recordó Rodríguez.
En el 2020, no se permitió el acceso a los visitantes y tuvieron que verlo desde la ventana.
Fue un poco triste, pero era necesario por la pandemia, agregó.

Reabrirá el nacimiento para visitas con medidas sanitarias
Antes de partir a Jiménez, don Hilario supervisa y da los últimos retoques al nacimiento que se encuentra en toda su sala.
Cientos de luces se van encendiendo en las extensiones y alumbran las figuras de todos tamaños, cascadas, arroyos y paisajes que conforman esta manda familiar.
“Este es un nacimiento con piezas muy mexicanas, no hay figuras de Estados Unidos ni de China, las que nos trajeron y que vamos a estrenar para este año, son unas provenientes de Tonalá, Jalisco”, mencionó.
En la colocación del nacimiento participa toda la familia, pero quien decide cómo serán colocadas las piezas es doña María. Don Hilario se convierte en el electricista, carpintero y albañil y solo hasta que el lugar está listo, es que puede contemplarlo en plenitud.
Aunque cada año era una costumbre abrir el acceso al público el 16 de diciembre con el inicio de las posadas, esta ocasión se abrirá el próximo sábado 18.
“Antes, el 16 de diciembre empezábamos las posadas diariamente, había piñatas, cena, pero con el Covid todo cambió; ya tenemos que ser más precavidos para evitar contagios”, comentó.
Para poder ingresar, don Hilario pide a los visitantes respetar todas las medidas de seguridad e higiene que recomiendan las autoridades. El uso de mascarillas, gel antibacterial y la sana distancia serán fundamentales.
“El año pasado perdimos muchos seres queridos, mucha gente se nos fue, todos debemos cuidarnos”, agregó.
El día 24 de diciembre, a las 3 de la tarde, la familia Rodríguez Estupiñán estará entregando bolos y juguetes a los niños que visiten el nacimiento.
Están convencidos de que este tipo de tradiciones deben permanecer vivas y transmitirse de padres a hijos, de hijos a nietos, porque forman parte de la identidad mexicana.
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