La semana pasada vino la Dra. Alejandra Amatto de la UNAM a impartir un curso sobre literatura fantástica en la UACJ, en dicho curso explicó algunos aspectos importantes para identificar textos fantásticos y recomendó usar la teoría más apropiada para los textos que se quieran analizar, pero una definición rápida sería la siguiente: “es un texto donde algo no tendría que suceder, y sin embargo, sucede”. Claro, hay muchas teóricas y teóricos que dictan y explican una serie de elementos y características, pero este espacio no sería suficiente.
Uno de los cuentos que leímos fue “La culpa es de los tlaxcaltecas”, de Elena Garro (Puebla, 1916-Cuernavaca, 1998). Esta gran narradora y dramaturga publicó este cuento en su libro La semana de colores (1964). La anécdota del cuento es la siguiente: Laura está casada con Pablo, con la pareja vive la madre del marido, pertenecen a la clase media mexicana de mediados del siglo XX, además hay dos mujeres que trabajan con ellos haciendo labores domésticas, una es la cocinera, Nacha, y otra es recamarera, Josefina. Lo fantástico se presenta cuando Laura tiene encuentros con un indígena, al cual ella llama primo marido, en el México de la conquista.
El curso destacaba los umbrales y los espacios liminares como elementos importantes de la literatura fantástica, en este cuento hay dos umbrales: el Café Tacuba y el puente blanco de Cuitzeo, Michoacán. El primero es un famoso restaurante de la capital mexicana, al cual ingresa y se encuentra con el indígena herido; lo curioso es que parece estar apenas unas horas ahí en el pasado mexica, pero en la realidad han pasado días, incluso aparece la noticia en el periódico. El puente es por antonomasia un umbral que conecta dos espacios, dos mundos, ahí se da el primer encuentro que aparece en el cuento, en medio de la guerra de conquista.
Algo llamativo que compartía la Dra. Amatto es que durante mucho tiempo la literatura fantástica se consideraba como literatura de evasión, una que no tenía preocupaciones sociales, pero en este cuento se cuestiona ese alejamiento de la clase media mexicana que se estaba alejando del pasado prehispánico y que cualquier intento por indagar en él se tomaba como locura o pérdida de tiempo, como la suegra ve a Laura preocupada por quien llama su primo marido y porque ella quiere leer La historia verdadera de la conquista, de Bernal. Sin duda hay que seguir leyendo literatura fantástica como este cuento de Garro.
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