Ciudad Juárez dejó de priorizar a las personas para rendirse al automóvil.
Hoy la superficie destinada a estacionamientos ya supera en 495,886 m² a las áreas verdes.
El resultado es una ciudad atrapada en su propio laberinto de autos: un lugar que debería ser espacio de vida, pero que terminó convertido en un estacionamiento gigantesco y eterno.
Y la pregunta es inevitable: ¿Qué tipo de ciudad estamos creando cuando un automóvil vale más que un parque?
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