Crematorio del horror
Juárez estalla: un millón de autos revientan las calles
El parque vehicular de Ciudad Juárez ya supera el millón, incluyendo autos locales, foráneos y ‘chuecos’
Talleres reportan más de 30 percances diarios y vialidad deja de registrar cientos de casos
El colapso avanza y no hay quien lo frene
Teófilo Alvarado | 25 agosto, 2025
En Ciudad Juárez ya no caben más autos, pero siguen llegando. La frontera se convirtió en un laberinto de tráfico lento, vehicular que rebasa el millón —incluyendo unidades locales, foráneas y vehículos sin regularizar—, las vialidades quedaron chicas, las aseguradoras rebasadas y los reportes viales convertidos en una simulación. Talleres mecánicos registran más de 30 accidentes diarios, mientras que cientos de percances quedan fuera de toda estadística oficial. El resultado: una ciudad al borde del infarto vial.
La magnitud del problema no solo se ve, se vive: el caos vial se respira a cada hora del día. Entre calles congestionadas, banquetas invadidas y carriles destruidos, Juárez se mueve a paso de tortuga mientras los accidentes se acumulan. Talleres automotrices como Auto Servicios Mike’s reportan al menos 30 colisiones por jornada. Y eso es solo lo que llega: buena parte de los siniestros nunca se reportan, porque las aseguradoras los “resuelven” en sitio o porque Vialidad simplemente decide no levantar actas.
De esos incidentes, la mitad involucra a conductores sin seguro, lo que convierte cada percance en una posible catástrofe económica. Aún con opciones en el mercado —hay entre 15 y 20 aseguradoras operando en la ciudad—, la cultura de la prevención sigue ausente. Los afectados terminan en corralones, estaciones de Policía o cargando con deudas que superan los 100 mil pesos por reparaciones.
El parque vehicular, por su parte, ya supera el millón de unidades. Esa cifra incluye los autos registrados en el padrón oficial, los ‘chuecos’, los foráneos que cruzan desde otras ciudades mexicanas y los que vienen de Estados Unidos. El número crece sin freno, pero la infraestructura urbana sigue siendo la misma —o peor— que hace una década.
Al problema de saturación se suma el de las condiciones viales: baches, coladeras abiertas, reductores mal colocados, semáforos desincronizados. En calles como Tecnológico o Paseo Triunfo de la República, los carriles exclusivos del JuárezBus dejaron al resto del tráfico con espacios estrechos y peligrosos. Lo que antes era una avenida de cuatro carriles, hoy funciona —mal— con dos y medio.
En consecuencia, el tráfico en Juárez ya no fluye: se traba, se atora, se desquicia. Y con él, los ánimos. Cada día se suman reclamos, golpes de hojalatería, empujones entre defensas y discusiones entre conductores atrapados por un sistema que no da para más.
Más de un choque por hora
Óscar Fierro, encargado del taller Auto Servicios Mike’s, calcula que cada día se registran unos 30 percances en la ciudad. Y no todos llegan a oídos de la Coordinación de Seguridad Vial.
Con 15 años de experiencia lidiando con accidentes automovilísticos, Fierro describe a Juárez como una ciudad “atascada”, donde trasladarse de un punto a otro puede tomar el doble del tiempo previsto. Esa espera, dice, genera frustración, prisas y una cadena de accidentes que golpean directamente el bolsillo.
Según su experiencia, la mitad de los automovilistas involucrados no cuenta con seguro, lo que agrava el problema.
“La cultura del seguro aún no cuaja en Juárez”, señala. Y por eso, cuando hay responsables sin póliza, la historia muchas veces termina en la estación de Policía.
El rango de daños puede ser amplio: desde un raspón de 3 mil 500 pesos hasta pérdidas totales, con reparaciones que rebasan los 100 mil.
Auto Servicios Mike’s colabora con cuatro compañías aseguradoras, pero en la ciudad operan entre 15 y 20. Opciones hay, lo que falta es voluntad y prevención, asegura Fierro.
Cuando un vehículo sí cuenta con seguro, la aseguradora cubre los daños conforme a la póliza e incluso puede encargarse de los gastos médicos si hay personas lesionadas. El problema, dice, es que muchos no leen bien el contrato.
“Si los daños son por 250 mil y tu póliza solo cubre 80 mil, te vas a quedar corto. Lo mismo pasa con los gastos médicos”, advierte.
Por eso recomienda revisar las coberturas con lupa. Algunas empresas cubren 250 mil, otras 500 mil y unas más hasta un millón de pesos.
“Lo importante es que el usuario sepa hasta dónde lo respalda su seguro”, dice.
Otro beneficio poco aprovechado, señala, es el préstamo de un vehículo mientras el tuyo está en reparación.
“Algunas aseguradoras lo ofrecen, pero mucha gente ni lo sabe”.
En ese sentido, el mecánico apunta a una contradicción constante: “La mayoría sí tiene para arreglar el estéreo, ponerle rines o polarizar, pero no para asegurar su auto. Luego se lamentan”.
Calles colapsadas y vialidades sin futuro
Fierro asegura que los choques van en aumento, y que los testimonios de sus clientes coinciden en algo: las condiciones de las calles son un desastre.
A esto se suma la reducción de carriles en vialidades principales como Paseo Triunfo de la República y avenida Tecnológico, donde los carriles confinados del JuárezBus han dejado menos espacio para el resto del tráfico.
“Los carriles que quedan son demasiado estrechos y se invaden con facilidad. El derecho está casi inutilizable por baches y coladeras abiertas. Al final, parece que solo queda un carril útil”, resume.
En esas condiciones, dice, esquivar un hoyo puede ser suficiente para terminar chocando.
Y si eso no fuera suficiente, los semáforos están mal sincronizados.
“Uno avanza y en el siguiente te detienes. La gente se harta de perder tiempo en cada cuadra”, agrega Fierro.
A esta situación se suma la falta de educación vial.
“Nadie respeta los altos, todos quieren ganarle al otro. Aquí manejar es como ir en una competencia sin reglas”, dice.
Vecinos del sur de la ciudad, como Martha Gallegos, comentan que en zonas como el bulevar Zaragoza, entre las 6 y las 9 de la mañana, el tráfico se vuelve “inhumano”.
“Es como estar atrapados. Todos están molestos, todos tocan el claxon, todos quieren avanzar aunque no haya espacio. Es ahí donde empiezan los choques”, relata.
Choques invisibles, víctimas doblemente castigadas
Lázaro Padilla, excomandante de la Dirección General de Tránsito Municipal, recuerda que antes los accidentes se documentaban, incluso si los vehículos ya no estaban en el lugar. Bastaban rastros o testigos para abrir un expediente a través del entonces Departamento de Choques y Fugas. Hoy ya no es así.
Padilla denuncia que ahora muchos percances no se registran. Si los ajustadores llegan a un acuerdo, no se levanta acta. Y cuando sí interviene Vialidad, la infracción muchas veces va tanto para el culpable como para la víctima.
“Es una barbaridad que si tú no eres culpable, igual te infraccionen. Están abusando de la gente”, dice.
Esa práctica, asegura, hace parecer que hay menos choques en la ciudad, pero la realidad es otra: simplemente ya no se documentan como antes.
“Nadie respeta los altos, todos quieren ganarle al otro. Aquí manejar es como ir en una competencia sin reglas”, dice.
Vecinos del sur de la ciudad, como Martha Gallegos, comentan que en zonas como el bulevar Zaragoza, entre las 6 y las 9 de la mañana, el tráfico se vuelve “inhumano”.
“Es como estar atrapados. Todos están molestos, todos tocan el claxon, todos quieren avanzar aunque no haya espacio. Es ahí donde empiezan los choques”, relata.
