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En 30 meses, 75 personas perdieron la vida por consumir drogas ilícitas en Juárez; la heroína y la cocaína siguen siendo las más letales, pero la irrupción del fentanilo enciende nuevas alarmas

Favia Lucero / Contexto Para Norte Digital | 5 noviembre, 2025

Cuando Luis recuerda las veces que ha tenido una sobredosis por heroína, el tono de su voz se hace más suave. “Yo pensé que no la iba a lograr, pero aquí estoy”, dice el juarense que migró a los ocho años a Estados Unidos con su familia.

A una edad muy temprana comenzó a probar distintas drogas y para los 16 años ya consumía heroína con cocaína inyectada. Cuenta que toda su juventud transcurrió entre sobredosis y la experimentación con nuevas drogas.

En al menos cinco ocasiones, su familia lo llevó a los servicios de emergencia por abuso de estupefacientes. Durante 1995 regresó a vivir a Ciudad Juárez, donde también se reencontró con las drogas y mantuvo su consumo.

“Aquí fue donde me fue peor, cuando probé el fentanilo con heroína. Me doblé, pero no me tocaba (morir), porque me revivieron. Eso me pasó en varias ocasiones”, dice el hombre de 60 años, a quien se identifica con un nombre ficticio para resguardar su identidad y proteger su privacidad. En la ciudad hay otras historias como la de Luis, pero también de personas que no han tenido su suerte y han fallecido por su consumo, una situación que va en aumento en Ciudad Juárez.

Tan solo el año pasado, 36 personas murieron por sobredosis de drogas en la ciudad, lo que representó un incremento del 44 por ciento respecto a las 25 reportadas durante todo el 2023, de acuerdo con cifras de la Dirección de Servicios Periciales y Ciencias Forenses de la Fiscalía de Chihuahua.

Otras 14 personas fallecieron entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año, abultando las cifras de los últimos 30 meses, cuando sumaron 75 muertes por consumo de estupefacientes, principalmente heroína y cocaína, aunque en algunos casos recientes se ha detectado fentanilo.

Alejandro Ortiz, gerente del Proyecto de Análisis de Sustancias en la Frontera Norte, de la organización Programa Compañeros, dice que las sobredosis son recurrentes en usuarios de drogas en la ciudad, sin que sean atendidas y registradas adecuadamente por las autoridades.

Debido a esta situación, el colectivo Somos una Vergüenza para Toda la Sociedad (SUVPTLS) lanzó la campaña “Ponte Trucha”, encaminada a reducir los riesgos por el consumo de estupefacientes y salvaguardar la vida de las personas consumidoras.

“Queremos que las personas que usamos sustancias podamos hacerlo de forma más consciente y segura; que la salud y la vida estén siempre al centro. Nadie merece morir por consumir sustancias”, difunde en un video el colectivo que promueve el autocuidado de las personas usuarias de drogas.

Programa Compañeros y SUVPTLS coinciden en que el consumo de drogas en la ciudad es una realidad que debe ser atendida desde una perspectiva de prevención y reducción de daños. Abordar el tema a partir del estigma solo genera desinformación, lo cual puede ser perjudicial para la salud de las personas consumidoras.

Es deber de las autoridades correspondientes, personal médico y de primera respuesta, capacitarse y contar con los insumos necesarios para atender la situación, que podría agravarse en caso de que drogas más potentes como el fentanilo empiecen a ser más comunes en la ciudad, de acuerdo con las organizaciones consultadas.

Sobre esto, se buscó una entrevista con la responsable del Centro Estatal de Atención a las Adicciones, Lizeth Gutiérrez, y se solicitaron estadísticas de personas atendidas por consumo de drogas en el sector Salud de Chihuahua, pero ninguna de las peticiones –realizadas a través de la coordinadora de Comunicación Social de la Secretaría de Salud, Alejandra del Bosque; de Rodolfo Cortés, enlace de Chihuahua; y de Enrique Pazos Valles, enlace en adicciones– tuvo respuesta.

Las reincidencias, el riesgo

A mediados de mayo, cinco personas murieron en la ciudad tras consumir cocaína con fentanilo, mientras dos más fueron hospitalizadas, de acuerdo con los análisis toxicológicos realizados por la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Tres de las víctimas tenían entre 19 y 21 años.

Los fallecimientos ocurrieron en dos hechos distintos, en diferentes colonias –fraccionamiento Oasis Revolución y Salvárcar– y se registraron con una diferencia de pocas horas.

Con base en el trabajo que realizan en Compañeros, Alejandro Ortiz comenta que las sobredosis por fentanilo no han sido tan recurrentes en la ciudad, pero las sobredosis por heroína –opiáceo– tienen mucho tiempo sucediendo.

Aunque algunos registros académicos establecen que la heroína llegó a la ciudad en los años 30 o 40, Ortiz dice que prefiere no equivocarse con una fecha específica. Lo que sí asegura es que, luego de hacer una investigación en 2023, detectó que al menos el 30 por ciento de las personas usuarias de heroína han tenido al menos una sobredosis al año.

“Muchas de las veces ya son reincidentes. El hecho de tener una sobredosis aumenta tu probabilidad de tener otra en el futuro”, agrega. Con su investigación, en la que entrevistó a personas usuarias de heroína durante 2022 y 2023, identificó que si las condiciones que las llevaron a una sobredosis no cambian, es seguro que reincidan.

Otro de los factores que aumenta el riesgo de una sobredosis es la exposición a drogas a edades tempranas, como en el caso de Luis. Respecto a las personas que usan heroína, Compañeros detectó que es un grupo poblacional vulnerado, abandonado y que a menudo se encuentra en situación de calle.

“Al menos aquí en Juárez, derivado de la investigación, un 40 por ciento está en condición de calle. El otro 60 está en un alojamiento seguro por el momento, pero en algún momento van a volver a cruzar esta condición”, dice Alejandro Ortiz.

Esto hace más complicado que el personal de salud lleve un registro atinado de la cantidad de personas usuarias y casos de sobredosis, ya que al vivir en la calle, no tienen acceso a servicios médicos o programas de gobierno.

Aunado a esto, los pocos centros de rehabilitación en la ciudad que proporcionan terapia de sustitución de opiáceos, como la metadona, cobran por el servicio. Y los espacios a los que podrían acceder quienes buscan dejar de consumir heroína, no están regulados por la autoridad.

De acuerdo con el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones, en todo el país existen dos Unidades de Tratamiento para Usuarios de Heroína de los Centros de Integración Juvenil (CIJ): una en Baja California y la otra en esta ciudad.

Superar la adicción, el desafío

En el informe “Demanda de Tratamiento por droga de impacto en la Red Nacional de Atención a las Adicciones, 2020”, se indica que el estado de Chihuahua es el tercero en el país con mayor porcentaje de tratamientos solicitados por opiáceos. El porcentaje nacional es de 2.2 por ciento y Chihuahua alcanzó 6.3 por ciento.

El 92.6 por ciento de los registros corresponden a hombres y el 7.4 a mujeres que acudieron a cualquiera de los servicios públicos o privados regulados. Dicho dato es confirmado por Ortiz, quien asegura que la mayoría de usuarios atendidos en Programa Compañeros son hombres.

La heroína fue el opiáceo con mayor demanda de tratamiento en el estado, según el “Informe sobre Demanda de Tratamiento en Personas que se Inyectan Droga, 2020”, con un porcentaje de 74.6, seguido por el opio (5.0 por ciento) y la morfina (0.5 por ciento).

“Ponte trucha”, el autocuidado salva

Desde el colectivo Somos una Vergüenza para Toda la Sociedad (SUVPTLS), se apuesta por la autonomía de las personas para decidir si consumen drogas o no, priorizando el placer e informando sobre la importancia de la reducción de daños y el autocuidado.

Por ello, el año pasado lanzaron la iniciativa “Ponte Trucha”, con la que han realizado talleres, charlas y actividades culturales. También llevaron a cabo un análisis de sustancias en una fiesta para detectar fentanilo.

Desde 2022, el colectivo conformado por Olga y Tomás ha trabajado en colaboración con Programa Compañeros para visibilizar los diversos contextos que atraviesan a las disidencias sexogenéricas, uno de ellos: el consumo recreativo de sustancias psicoactivas.

El pasado 18 de junio publicaron un video en sus redes sociales donde abordaron los hechos recientes de las cinco personas fallecidas por sobredosis de fentanilo y recalcaron la importancia de las estrategias de reducción de daños.

Según cifras del “Informe del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA) 2023”, proporcionadas por el Servicio Médico Forense (SEMEFO), Chihuahua fue el estado con la mayor proporción de muertes reportadas con presencia de alguna droga, con un porcentaje de 25.9 por ciento (570 defunciones). En este documento se considera la ingesta de alcohol, no solo el uso de sustancias ilícitas, sin diferenciar las causas en sus cifras.

Este informe revela que el alcohol continúa siendo la principal sustancia relacionada con las defunciones registradas por el SEMEFO y que las causas de muerte son muy diversas, como traumatismos, lesiones por arma de fuego, hemorragias e insuficiencia respiratoria.

Y es que para SUVPTLS, conocer la sustancia que vas a usar puede ser una forma de reducir riesgos y, por lo tanto, salvaguardar la vida de las personas consumidoras.

Además, las campañas de análisis de sustancias en espacios públicos pueden contribuir a romper el fuerte estigma que existe respecto a las drogas, consideran.

“El impacto que causó la noticia (de los hombres fallecidos por sobredosis) desemboca en que haya más discriminación hacia les consumidores”, opina Olga.

Tomás agrega que las autoridades de salud y seguridad también fomentan la segregación de las personas consumidoras al no brindarles atención médica adecuada cuando mencionan sus hábitos, mientras que los cuerpos de seguridad utilizan un discurso que las criminaliza y responsabiliza de la violencia que golpea la ciudad.

“No hay una educación sobre el uso de drogas y, entonces, cuando tienes una consecuencia por el uso, la responsabilidad es únicamente tuya. Como si tú hubieras decidido llegar hasta allá cuando no es así, porque hay un abandono por parte de las instituciones”, añade.

Ortiz habla en el mismo sentido y reitera que en el caso de usuarios de heroína, la desatención por parte de los Gobiernos todavía es mayor, por sus contextos y condiciones de vida.

“Detrás de cada una de esas personas hay una familia que muchas veces no sabe ni cómo murió y que termina en una fosa común”, lamenta.

Entre golpes, hielo y agua salada volvió a respirar

A Luis lo salvó una amiga que, por suerte, fue a buscarlo a su casa minutos después de que se inyectara por primera vez heroína adulterada con fentanilo.

Cuando lo encontró, su piel ya estaba morada y sus ojos en blanco. Con técnicas de la “vieja escuela” para casos de sobredosis, la mujer logró reanimarlo.

Primero lo golpeó fuertemente en la cara, luego le puso hielo en la zona genital y también lo empapó con agua. Nada funcionaba. Hasta que recordó que inyectar agua con sal era una práctica recurrente en casos de sobredosis.

Con dificultad, Luis pudo comenzar a respirar nuevamente. Esto ocurrió en 2022 y volvió a sucederle el año pasado.

“Nosotros atendemos alrededor de mil 600 o dos mil personas usuarias de heroína. Las estadísticas nos dan que puede haber entre 12 mil y 16 mil personas usuarias en la ciudad. Si decimos que son 12 mil, al menos tres mil 600 personas tuvieron una sobredosis al año”, detalla Alejandro Ortiz, gerente del Proyecto de Análisis de Sustancias del Programa Compañeros.

Es importante recalcar que no todas las sobredosis de las diversas sustancias son mortales, señala Ortiz. Actualmente, en Ciudad Juárez, la droga que causa más sobredosis es la heroína y la dificultad para determinar su composición agrava la situación.

“Hay temporadas en que, como pasó con los chicos (que murieron en mayo por sobredosis), la heroína también tiene fentanilo. Esto no lo digo yo, lo dicen las personas de la comunidad que nos han reportado que de repente tienen efectos diferentes y curiosamente es cuando nos piden más naloxona”, agrega.

El antídoto para revertir los efectos de una sobredosis de opioides es la naloxona, que puede administrarse vía nasal o inyectable. En el país su venta está controlada, a pesar de no ser un medicamento adictivo. La única forma de tener acceso a él es mediante donaciones que reciben las organizaciones o a través de una receta médica de un anestesiólogo.

Programa Compañeros, a través de su proyecto de Reducción de Daños, entrega naloxona en diversos puntos de consumo y capacita a las personas sobre cómo y en qué casos debe aplicarse.

Las sobredosis de heroína pueden suceder porque accidentalmente se consumió una dosis mayor, por combinarla con otros depresores como el alcohol o porque viene adulterada con otra sustancia más potente como el fentanilo, detalla Ortiz.

Sin embargo, la asociación civil ha detectado que en Juárez no es común que la heroína contenga fentanilo. Julián Rojas, coordinador del Programa de Reducción de Daños de Programa Compañeros, cuenta que en los últimos tres años han realizado pruebas con tiras reactivas a fentanilo como una estrategia más de prevención.

“El año pasado hicimos la última revisión y eran alrededor de 800 tiras aplicadas. Los resultados positivos (a fentanilo) fueron pocos. De las 800, apenas siete u ocho resultaron positivos”, recalca.

Han aplicado las pruebas en residuos de las sustancias o en los instrumentos que se utilizan para consumir y, aunque algunos usuarios se muestran desconfiados ante este procedimiento, terminan comprendiendo que es una medida de autocuidado.

“No queremos información que tenga que ver con grupos que venden, con temas de la Policía. Nada de eso. Es solo para prevenir que haya un consumo más seguro”, enfatiza Rojas.

En fechas recientes, el coordinador aplicó cerca de 15 pruebas de orina de fentanilo y solo una salió reactiva. Próximamente, la organización realizará un proyecto más amplio de análisis en el que utilizarán tiras reactivas y una técnica de espectrometría para identificar y cuantificar el contenido de las sustancias.

“Ya cumplí un año limpio. Ando bien. Voy a Alcohólicos Anónimos”, dice Luis con orgullo, aunque admite que en ocasiones los pensamientos intrusivos lo atormentan, tanto que le da miedo recaer en el consumo.

Piensa en todas las personas conocidas que han fallecido por sobredosis y en lo diferente que es la heroína actualmente.

“Yo ya no quiero volver a lo mismo. Ya estoy muy viejo para andar en esas cosas. Ya no”, asegura Luis a sus 60 años de edad.

Investigación: Favia Lucero

Edición: Contexto

Fotos: Contexto

Diseño e ilustración: Miguel Leos

Guion: Guadalupe Salcido

Video: José Zamora

Desarrollo web: Raúl Granados

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