Desde que la inmobiliaria Sadasi solicitó ante el Cabildo de Ciudad Juárez, allá por el lejano 2015, autorización para construir un fraccionamiento en este lugar, la idea sonaba pésima para gran parte de la población, principalmente para el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP).
Los encargados de evaluar el proyecto, mencionaron que era necesario, antes de pensar en la construcción de algún complejo de viviendas, la inversión de entre 50 y 100 millones de pesos para dotar de infraestructura urbana a la zona, para que pudiera ser “habitable”.
Nada de eso importó. Los regidores de aquel entonces autorizaron la edificación de esta obra que tenía la encomienda de proveer de vivienda propia a cientos de familias.
Una casa en el rincón más recóndito de la ciudad, a mitad del desierto, sin lugares de convivencia o alguna otra señal de civilización, que no fuera el campus de Ciudad Universitaria de la UACJ, pero una casa propia, al final de cuentas.

Fotos: Christian Torres
La obra avanzó considerablemente, lograron formar el “esqueleto” de cientos de viviendas. Por las calles aún hay vestigios de lo que alguna vez fueron intentos de construcción de banquetas, casas, calles y demás mobiliario urbano.
Sin embargo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dio el golpe mortal a un proyecto que se veía muerto desde que comenzó y se negaron a poner el servicio de electricidad, sin dar una razón real del motivo.
Por ello, desde 2016, este lugar quedó abandonado. En sus alrededores, comenzaron a crecer y habitarse otros fraccionamientos, generaciones de universitarios empezaron e hicieron sus carreras dentro de Ciudad Universitaria, presidentes municipales han entrado y salido, pero nada ha cambiado en este lugar.
Conforme avanza el tiempo, las plantas desérticas ganaron terreno sobre lo que va quedando de las construcciones, que sufren los estragos del tiempo y poco a poco se van desmoronando.



Los altares a las brujas, o algún ente sobrenatural
Si bien es cierto que en el lugar predominan áreas llenas de basura, que van desde envolturas de comida, botellas, entre otro tipo de envases, que dificultan la respiración por el lugar.
Al asomarse al interior de las casas es posible notar otro tipo de presencia humana, una menos amistosa que aquellos que simplemente vienen a dejar su basura hasta aquí. Incluso, que van más allá que aquellos que llegan a este lugar con la intención de hacer grafitis, que, en su mayoría, únicamente llegarán a ser vistos por los animales del desierto.
Según testimonios de habitantes de fraccionamientos aledaños, en estas casas, debido a que permanecen sin ningún tipo de vigilancia, han sabido que personas se meten con la intención de realizar distintos rituales a entes paranormales.



Describen que aquí vienen “gentes” a realizar actos satánicos y demás actos relacionados con la brujería.
“Aquí hacen altares para las brujas”, dijo uno de los vecinos al periodista Luis Carlos Ortega en tono de broma, en una entrevista realizada en 2022.
Hoy, el silencio sepulcral que se vive en este fraccionamiento, solo es interrumpido ocasionalmente por el paso de los vehículos que entran y salen cada dos horas de las aulas de Ciudad Universitaria. Este es un vivo ejemplo de esta Juárez Abandonada.