Sus paredes están llenas de graffiti, la pintura cayéndose, hay manchas de humedad, techos destruidos, ventanas y puertas rotas, mercancía olvidada dentro del edificio, cubierta de tierra y excremento de paloma; hay adornos a punto de caerse, cables e instalaciones eléctricas viejas y hasta algunos cuántos árboles rebeldes creciendo en los techos, se trata del Mercado Juárez, otrora símbolo del turismo y la opulencia juarense.

Observar el estado actual del Mercado Juárez, es triste. Pasar por la avenida 16 de septiembre y ver cerrado ese enorme edificio color rosado es algo que desanima y más cuando el espectador se acerca y sin tener que hacer una búsqueda exhaustiva, saltan a la vista los múltiples y notorios signos de abandono.
Ese espacio que en la mayor parte de la segunda mitad del siglo 20 fue el sitio ideal para visitantes provenientes principalmente del extranjero, el Mercado Juárez, hoy parece que está muerto, pero es más como un cuerpo en estado de coma, con el pulso lento.











Fotos y video: Christian Torres
Hoy en día hay solamente 5 negocios abiertos: 2 cafeterías, 1 tienda de abarrotes, 1 carnicería y 1 puesto de artesanías.
En la entrada a la plaza Tin Tan, una vivaracha estatua del “Rey del Barrio” saluda a los pocos transeúntes que pasan por ahí. A lo lejos se ve a los meseros de los lugares de comida. “¡Pásele, joven, ricos desayunos, páseleeeee!”.

Utilizan sus mejores recursos lingüísticos para convencer a los pocos visitantes a quedarse a probar la comida casera, pero por ahora la estrategia no ha servido de mucho y así lo sugieren los pocos espacios ocupados.
Sin embargo, hay un atrayente olor que sale de las cocinas y, junto con el muy amable trato, invita a quedarse a probar un poco de esa comida como hecha en casa.
Unos simples tacos de deshebrada con arroz y frijoles saben a gloria. Con 100 pesos (80 de los tacos y 20 del agua fresca) es posible tener una muy buena comida y disfrutar de un poco de la paz que ofrece este espacio.
El Mercado Juárez vive, sí, pero no tiene una buena vida.
El hermano potosino y la historia de la construcción
En la década de los 40’ el Banco Nacional Hipotecario de Obras Públicas S.A de C.V financió distintas obras a lo largo del país entre las que se encuentran la construcción de los Mercados Hidalgo y Juárez en San Luis Potosí y Ciudad Juárez, respectivamente.
En el proyecto presentado por Roberto Valle y Enrique Solano se propuso la creación de dos edificios “gemelos” que tenían como objetivo ser espacios urbanos que fomentaran el comercio, y que con el paso de los años se conviertieron en símbolos arquitectónicos de sus ciudades.
El primero en abrir sus puertas fue el Mercado Hidalgo, en 1945, el edificio que en su entrada cuenta con 4 enormes columnas blancas inició sus actividades a mediados de la década.
Por su parte, el Mercado Juárez empezó su construcción en 1944 y fue inaugurado dos años después, con la única diferencia de que, debido al estrecho espacio que habia dejado la avenida 16 de septiembre, no permitió la construccion de las características columnas, por lo que el hermano menor se quedó con la entrada “chata”.
Gemelos separados al nacer y en su destino; el Mercado Hidalgo es uno de los orgullos de la capital potosina. Mientras que el Mercado Juarez fue por muchos años la joya del Centro Historico, pero hoy ni siquiera se encuentra abierto al público .
Ausencia de turistas, pandemia y clausura
En marzo de 2022, autoridades del Gobierno Municipal encabezadas por el director general de Protección Civil, Roberto Briones, acudieron al Mercado Juárez para clausurarlo, debido a una serie de irregularidades que ponían en riesgo a los visitantes y a los propios locatarios del lugar.
Desde entonces, el abandono y los estragos del tiempo han impactado con mayor intensidad la ya desmantelada estructura del mercado.
Según testimonios, las mejores épocas que vivio el Mercado Juárez fueron en los 60’, cuando atrajo la atención de miles de turistas, principalmente norteamericanos, que encontraban allí, una enorme variedad de artesanías y, en su primer momento, los platillos típicos que se vendían.
Incluso, junto con su vecino de enfrente, el Hotel San Antonio, formaban una dupla de ensueño, como la de Michael Jordan y Scottie Pipen o Joe Montana y Jerry Rice, que atraía a los turistas extranjeros y les llegó a generar cientos de miles de dólares en ganancias, no solo a los locatarios, sino a la ciudad en sí.

Pero conforme avanzó el Siglo XX, la dupla se fue quedando en el olvido. Cada vez atraían menos a los turistas que preferían gastar su tiempo en centros comerciales o cualquier otro lugar mejor.
El Mercado Juárez se quedó estacionado en el tiempo. De acuerdo con el grupo de historia El Juárez de Ayer, la última remodelación que tuvo el edificio fue en 1996 durante el 50 aniversario de su construcción.
Un fenómeno afectó gravemente su actividad y fue quizás el que lo puso en estado de coma, al borde de la ruina: El ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, en Nueva York, en Estados Unidos, que llevó al cierre de las fronteras y a la ausencia de turistas en la región.
El elefante luce viejo y cansado a la espera de un milagro
Han pasado casi 3 décadas y aunque se han propuesto distintos proyectos y planes para su rehabilitación, ninguno se ha concretado. Ese espacio recibió otros dos golpes fuertes, uno, con la pandemia y posteriormente, su clausura; hechos que hoy repercuten en el edificio, que vive su peor época.
Entre que los involucrados por el control del Mercado siguen culpándose y señalando los unos a los otros mientras el destino, y las cortes, deciden el futuro del edificio, éste poco a poco continúa desmoronándose y quedando a merced de lo que el padre tiempo y la madre naturaleza decidan hacer con él.

Ni locatarios ni autoridades municipales ni el propio abogado de los locatarios saben con exactitud una probable fecha para que el mercado abra sus puertas. Algunos se aferran a la esperanza de que los juzgados resuelvan uno de los 7 recursos legales presentados de manera efectiva o que el presidente se reelija o en su defecto, quien le suceda, para que remodele el lugar.
Existe en política el término Elefante Blanco, que se refiere a obras de grandes dimensiones que son abandonadas por quienes las promueven y se quedan inconclusas. En el caso del Mercado Juárez el paquidermo vivió sus mejores años y después fue dejado a la deriva, y luce viejo y cansado, como a la espera de un milagro.
El Mercado es también un espacio que ha dejado una huella imborrable en la historia de la ciudad, y es testimonio sobre el potencial de éxito que hay en la ciudad, pero que tristemente, hoy forma parte de esa Juárez Abandonada.


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