Han pasado apenas 24 horas de que Javier Velázquez fue víctima de la violencia en Ciudad Juárez y su familia no puede asimilar que ya no estará con ellos.
Una bala disparada por delincuentes le arrancó la vida, cuando casualmente iba pasando por el sitio donde sujetos armados daban ‘levantón’ a unos migrantes.
Ahora, su pareja Irma se encuentra en proceso de duelo, cuestionándose por qué pudo suceder algo así y dolida porque no hay ninguna persona detenida.
Menciona que Javier trabajaba como conductor de Didi e InDrive desde hace poco más de dos años y ayer salió a trabajar desde temprano.
Dice que hubo una persecución en vehículos y cuando realizaban disparos “iba pasando mi esposo y le llegó una bala perdida y le tocó”, haciendo impacto en la nuca.
Platica que tienen una tienda de ropa y otros artículos denominada “Moda es tener estilo propio” y a eso se dedicaban los dos, pero cerraron luego de que un proveedor les hizo una estafa grande, sin embargo, ya estaban habilitando otro local en la zona Centro de la ciudad.
Los ingresos los complementaban con lo que Javier obtenía como conductor en un carro rentado.
Indica que no habían terminado ni siquiera de pintar el nuevo espacio y los sueños eran que lo pondrían a trabajar pronto, con venta de ropa rockera y estilo gótico.
Esta misma mañana, a pesar del shock emocional en que se encuentra, Irma acudió al local, donde abrió para hacer algunas ventas con las cuales poder solventar los gastos que vienen con la tragedia que les envuelve.
‘Los niños son quienes más están resintiendo’
Comenta que uno de los pasatiempos de Javier era cantar ocasionalmente en una banda de rock.
Menciona que, aunque no tenían hijos en común, los criaban en conjunto, siendo dos ella y uno de él.
Explica que este año tendrán graduaciones de los tres niños, ya que uno termina el kínder y dos la primaria y ya no estará presente Javier, al cual veían como padre, ya que llevaban cuatro años de relación.
“Entonces éramos apoyo uno para el otro en esa cuestión” y los niños son “quienes más lo están sintiendo… se pusieron mal”, subraya.
Agradeció a las personas que de una u otra manera los están apoyando, aunque aclara que pide más bien que le compren los productos que ofrece en venta.
Dice que afortunadamente ya consiguió lo del pago de la funeraria, pero vendrán gastos por las escuelas de los niños y por eso es que está preocupada.
Irma aclara que hay gente sin escrúpulos, que la ha señalado como si quisiera sacar provecho de la situación, sin embargo, lo único que quiere es que le compren su mercancía con la cual se sostiene.
Describe a Javier como alegre, muy empático, a quien le gustaba mucho cantar y quien la apoyaba en todo momento.
“Ahorita él estaba ahorrando dinero para comprar su propio vehículo”, porque el auto que trabajaba era de otra persona, externa sobre los planes que tenía su pareja.
Exige justicia
Sobre la violencia que ocurre en la ciudad, señala que está desbordada y que es una injusticia lo que ocurre al resultar víctimas inocentes, porque personas como su pareja, “solamente salió a trabajar y ya no regresó”.
“No se me hace justo, que haya sido una balacera en la carretera y que solamente salió a trabajar y que ya no regresara con vida”, afirma entre sollozos.
También lamenta que Javier no haya recibido la atención inmediata requerida en un hospital, porque no tenía afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social y el pretexto también era que no había un familiar ahí cerca, cuando a ella ni siquiera le hablaron, a pesar de que la víctima traía su número de teléfono disponible.
Se enteró de lo que estaba ocurriendo hasta que un policía amigo de Javier, les comentó algo y su hermano fue a donde estaba internado en el hospital y lo pudo reconocer.
En el nosocomio se dieron cuenta que no le dieron la atención inmediata requerida, porque no era derechohabiente.
“Tuvieron que darle la atención requerida y luchar más por su vida y no lo hicieron, ese es mi disgusto”, enfatiza.
Un comando armado lo detuvo en una ocasión
Por otra parte, Irma agrega que Javier sabía del riesgo de trasladar migrantes y por eso no lo hacía, sin saber que a pesar de ello iba a resultar victimado, por estar cerca de un lugar donde se realizaba un secuestro de ese tipo de personas.
Refiere que su esposo trataba de evitar por lo mismo, trasladar a migrantes y más si estaban en las inmediaciones del aeropuerto.
Comenta que en una ocasión Javier fue detenido por gente armada, quienes le revisaron si las personas que trasladaba eran migrantes, pero al corroborar que no lo eran, los dejaron ir sin mayor problema, sin embargo, desde entonces se propuso no trasladar a personas en situación de movimiento.
“Por esa experiencia mucho menos; él trataba de darse cuenta y si veía algo sospechoso, él cancelaba el viaje o trataba de no tomar viajes del aeropuerto”, subraya.
‘Despídanse bien todos los días, sin estar enojados’
Finalmente, Irma dice que como esposa de un chofer de plataforma, lo que les pide a quienes continúan en el mismo tipo de empleo que Javier, es que se despidan bien cada día de su familia, que no se despidan enojados, que manden ubicación, que sean más precavidos,
“Sé que hay días malos, que hay mucho tráfico, (pero) que no se enojen, que no se pongan a pelear con conductores, que no por unos pesos más agarren viajes que puedan poner en riesgo su vida, mi esposo siempre era ese su lema”, externa.
“No aceptaba propuestas en ese trabajo, porque él quería llegar a casa, cuidar de nosotros, cuidar de su hijo”, dice Irma mientras trata de asimilar la tragedia y todo lo que viene.
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