Integrantes de la red Mesa de Mujeres recordaron este día a la activista Marisela Escobedo Ortiz, a 11 años de su asesinato a las puertas del Palacio de Gobierno del Estado.
Tras colocar un arreglo floral en la tumba de la activista, localizada en el panteón Jardines Eternos, y otro más en la capital del estado, en las puertas del palacio gubernamental se recordó la lucha de la activista.
A Escobedo la asesinaron el 16 de diciembre de 2010, siendo gobernador César Duarte, frente a la sede estatal, donde mantenía un plantón.
Su protesta era para exigir justicia y castigo a los culpables del feminicidio de su hija Rubí, de 16 años de edad.
Imelda Marrufo Nava, coordinadora de Mesa de Mujeres, leyó un posicionamiento de exigencia de justicia para dar claridad a este y otros casos.
“Hoy recordamos la obligación de los gobiernos en el ámbito de sus competencias, para garantizar los derechos de las mujeres, de las niñas, de las adolescentes. Lo que implica necesariamente, generar los recursos económicos suficientes para las investigaciones, para el acceso a la justicia y para su atención integral.
Demandamos que se realice una investigación oficiosa, imparcial, exhaustiva y diligente sobre el asesinato de Marisela Escobedo, que permanece impune.
Exigimos una investigación eficaz sobre las acciones y omisiones que llevaron a la familia de Marisela Escobedo a solicitar asilo político en otro país.
Demandamos la adopción de todas las medidas necesarias para erradicar la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes; en Ciudad Juárez, en Chihuahua, tal y como lo establecen los Tratados y las Convenciones Internacionales de los que nuestro país es parte”, se leyó.
Marrufo Nava destacó dar cumplimiento a la Alerta por Violencia Feminicida, declarada en agosto pasado para cinco municipios de Chihuahua y particularmente para Ciudad Juárez.
“Este estado es el que más recomendaciones acumuló durante varios años; acumuló más de 500 recomendaciones; y Juárez, siendo la principal ciudad, con mayores recomendaciones de los organismos de todos los niveles nacionales e internacionales”, apuntó
Todas en el mismo peligro
Por su parte, Norma Laguna, activista y madre de Idaly Juache Laguna, quien desapareció en 2013 y cuyos restos se localizaron ese año, recordó la muerte de Escobedo Ortiz.
“Fue muy triste para nosotros y muy doloroso porque, pues todas y cada una de las madres en ese peligro estamos, porque fuimos las que investigamos; las que llevamos información, las que andamos en la calle, las que hacemos el trabajo de la autoridad para poder encontrar a los culpables”, comentó.
Laguna, integrante del grupo de Madres y Familiares de Víctimas de Feminicidio y Desaparición, señaló que como el caso de Marisela, existen otros; hay otras madres de víctimas también asesinadas en la búsqueda de la verdad. “La mamá de Jazmín Ponce, ella también fue asesinada en el 2017”, recordó.
“Aunque nosotros sabemos del peligro que corremos y sabemos cómo está todo, pues como hay colusión entre las autoridades y el narcotráfico; pero pues para nosotros no hay miedo, ya lamentablemente ya nos lo quitaron desde que nos quitaron a nuestras hijas”, acotó.
Laguna dijo que solo quieren buscar justicia y verdad. Y seguir luchando por aquellas jóvenes y mujeres que no se encuentran, para localizarlas.
Ruth Fierro, directora del Movimiento Estatal de Mujeres, dijo que hoy en día hay muchas Mariselas y Rubíes, que todavía siguen haciéndose cargo de las investigaciones, tal y como lo hizo Marisela en su momento.
Antecedentes del caso de Marisela
Marisela llevaba algunos días en plantón afuera del Palacio de Gobierno para exigir al gobernador en funciones ordenara intensificar los operativos de detención.
La noche del 16 de diciembre de 2010, la mujer encontró las puertas del recinto cerradas, lo que impidió que huyera del pistolero que la perseguía. Este le disparó en la cabeza en dos ocasiones, dejándola sin vida.
Posteriormente las autoridades presentaron como autor material a José Jiménez Zabala, «El Wiked», a quien asesinaron antes de que su proceso penal se formalizara.
El fallecido había declarado que el crimen lo cometió por orden de un grupo delincuencial con presencia en Zacatecas, del cual Sergio, el asesino de Rubí, formaba parte.
(Con información de Eduardo González)
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