Con más de 17 años dedicado a la docencia de artes plásticas, David Zapién Lerma ha encontrado en el arte un rescate ante la situación de confinamiento social ocasionada por la pandemia global del Covid-19.
Egresado de la licenciatura en artes plásticas por la Universidad Autónoma de Chihuahua (Uach), Zapién platica -con un brillo en los ojos y una gran emoción- lo importante que es el arte en su vida: “sí es difícil levantarse y producir arte con la pesadez emocional que tiene uno en una contingencia como esta. No es nada fácil, pero yo siento que el arte ha venido a rescatar a la humanidad en muchas etapas de la vida, ha venido a aportar algunas soluciones a la humanidad y ha ayudado a forjar aspectos de cada comunidad, y eso es maravilloso”.
Zapién nació en Hidalgo de Parral, Chihuahua, en 1976, y desde una muy temprana edad se dio cuenta de su amor por el arte. “Desde los 8 años de edad yo ya sabía que quería dibujar, pintar. Siempre estuve en talleres de arte allá en Parral y nunca tuve duda de lo que quería estudiar”, platica emotivo.
Actualmente es maestro en el Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte de la UACJ y en el Centro Municipal de las Artes, y pese la dificultad de la enseñanza virtual ha concluido el semestre en esta modalidad.
“Definitivamente la contingencia ha venido a marcar demasiado a los artistas. Yo lo veo con mis alumnos, con las clases en línea, porque los alumnos encuentran en el arte un escape, encuentran su verdadero sentir, y una forma de expresar sus emociones, pero por otra parte también me ha tocado ver amigos, artistas y alumnos a los que la contingencia les pegó de una manera diferente y no encuentran ni la motivación, ni las ganas de trabajar, de pintar, de producir”.
Su amor por las artes plásticas y diversas expresiones artísticas le ha permitido desarrollarse en las diferentes disciplinas, pero no ha sido hasta este año que ha profundizado en el “body paint”que es un género de arte visual que busca crear arte temporal usando la forma del cuerpo humano.
En marzo de este año nació el colectivo “Skin Canvas” con el que lograron participar en el Festival Mundial de Pintura Corporal de Austria y darse a conocer a nivel internacional.
Parte de la dificultad que ha representado hacer arte en una pandemia, es que se debe seguir todo un protocolo sanitario, buscar el material también es algo difícil porque las tiendas que venden el material también han cerrado por la contingencia, explica David.
En entrevista Zapién destaca lo importante que son las expresiones artísticas en acontecimientos históricos como el que estamos viviendo:
¿Afectó la contingencia al mundo artístico y cómo lo percibió usted?
Sí. O sea, definitivamente la contingencia ha venido a marcar demasiado a los artistas, yo lo veo con mis alumnos, con las clases en línea, porque los alumnos encuentran en el arte un escape, encuentran su verdadero sentir, y una forma de expresar sus emociones; pero, por otra parte, también me ha tocado ver amigos, artistas y alumnos a los que la contingencia les pegó de una manera diferente y no encuentran ni la motivación, ni las ganas de trabajar, de pintar, de producir.
De pronto también es difícil conseguir material, porque algunas de las tiendas en las que encontrábamos nuestros productos, resulta que ahora es más difícil acceder a ellas, pero hemos visto a través de la historia del arte que a partir de acontecimientos “oscuros”, como la contingencia, es cuando de manera más intensa nacen nuevas propuestas y estilos en el arte.
Sí es difícil levantarse y producir arte con la pesadez emocional que tiene uno en una contingencia como esta. No es nada fácil, pero yo siento que el arte ha venido a rescatar a la humanidad en muchas etapas de la vida. Ha venido a aportar algunas soluciones a la humanidad y que ha ayudado. Ahorita hay un “stop” en la vida, pero no está al 100 por ciento. Yo sí veo como muchas personas se están interesando por el arte, personas que nunca habían pintado, me ha tocado dar clases en línea con personas que en su vida habían agarrado un pincel y ahorita están que no lo pueden creer con lo que están logrando. Entonces, es muy variante.
¿Crees que después de la contingencia se dé en el mundo del arte una “recesión”?
Yo creo que se vienen expresiones muy diferentes en el arte, cosas que la gente va a necesitar sacar como para subsanar todo esto que dejó la contingencia.
Definitivamente la cuestión económica ya cambió y cambió mucho, y obviamente el arte se va a ver muy afectado, pero a mí me gusta ser optimista. Siento que vamos a regresar a levantar la economía en todos los sectores.
Yo siento que sería malo desaparecer, así de la nada, todas estas disciplinas, porque forman parte del hombre desde siempre. El arte nunca va a desaparecer. Lo interesante aquí es ver cómo se va a transformar.
¿Crees necesario que existan o se promueva mayor apoyo a la cultura en Ciudad Juárez?
Los apoyos existen, pero de repente muchos artistas no se dan cuenta que existen y no los buscan y resulta hasta fácil a veces crear un proyecto y aplicar a una convocatoria de Gobierno.
Por otro lado, pareciera que la contingencia pudiera paralizar a todo el mundo por el miedo. A mí me ha tocado seguir trabajando y he visto que varios de mis amigos están igual, están en la misma situación. Sí, claro que es difícil, de un tiempo para acá ha bajado la venta y el consumo de arte, lo empezamos a ver a partir del 2008, más o menos -que empezó por aquello de la violencia-, y definitivamente ahorita está más lento y paralizado.
¿Fue difícil hacer una transición de la pintura de caballete al “body paint” y cómo fue el proceso?, ¿no afectó a su trayectoria?, porque usted ya era conocido en el las displinas más tradicionales…
No, fíjate que, al contrario, yo he tenido la suerte de que al menos aquí en Juárez sí hay una apertura mayor. Siento que hay una conciencia diferente, un criterio diferente. La lógica que se maneja aquí en Ciudad Juárez es muy diferente al resto del estado y hasta el momento no he recibido una mala crítica o un rechazo a mi trabajo. Desde que empecé con en el “body paint” ha sido muy positivo e interesante ver la reacción de la gente. Me ha tocado ver incluso que desde que empecé a publicar mis fotografías de “body paint”, alumnos y personas cercanas que también se motivaron e incursionaron en el “body paint” y eso también se me hace muy interesante, porque uno empieza a hacer las cosas de la manera más motivada y honesta y recibir buenas críticas y motivar a más gente a hacerlo.
¿De todas las expresiones artísticas y disciplinas, cuál es tu favorita?
He pasado por varias etapas: tuve mi etapa de la acuarela, tuve mi etapa de la fotografía, mi etapa del óleo, del acrílico. De hecho, he tenido exposiciones de diferentes disciplinas por lo mismo, porque hay veces que me gusta explorar, me gusta buscar diferentes soluciones, pero también hay que obedecer mucho a lo que está pasando uno, a lo que está viviendo uno. Por ejemplo, cuando yo pasaba por esta etapa de la acuarela yo tenía muy poquito tiempo aquí en Juárez. Apenas acababa de llegar y vivíamos en una casa muy pequeña, entonces no podía utilizar ciertos tipos de pintura, y por eso utilizaba la acuarela, porque era limpia, no generaba olor. No sé, ahorita con el “body paint” estoy en esa etapa, sí y de repente hago pintura al óleo, acrílicos, pero ahorita lo que traigo muy clavado es el “body paint”.
¿Qué criterios manejas para vender una obra artística propia?
Creo que también ahí entran en juego muchos factores. Yo siempre le digo a mis alumnos que para poder ponerle un precio a una obra hay que tomar en cuenta muchas cosas: chécate el tiempo que le dedicaste, ponle un precio por hora y ya tienes para sacar una regla matemática, pero yo siempre les digo que no es así, porque esto es una disciplina muy diferente, por lo tanto también tiene que ser diferente la forma en que le vas a poner precio a tu obra, si ya pasó por una galería, por un museo, ya quedó registrada la obra ante un libro o algo así, pues claro que debe tener mayor valor, pero depende de muchos factores, también depende de cómo esté la economía en el país.
¿En qué momento decidió que se quería dedicar al arte y estudiar artes plásticas?
Es una historia medio romántica, porque desde que era niño, desde muy muy chico, a los 8 años yo ya estaba decidido que quería dedicarme al arte, y estaba muy muy niño, pero fue algo que nunca salió de mi cabeza. Yo siempre estuve en talleres de arte allá en Parral y en mi casa pensaban que se me iba a quitar la idea “luego, luego”, pero incluso al terminar la prepa toda la familia estaba intentando convencerme de que yo estudiara otra cosa, otra carrera, y en su momento yo estaba entre química y derecho. Y yo decía “no sé si alguien tenga dudas de lo que quiere estudiar, pero yo no tengo dudas, o sea yo voy directito al arte”, y esa era la primera crítica que me hacían: “¡te vas a morir de hambre!” me decían, y ahora que he podido seguir estudiando. Ahora que estoy ejerciendo, y que puedo hacer lo que me gusta, se me hace tan extraño porque el dinero es en lo último en lo que pienso, o sea, en lo primero que pienso es en el impulso que tengo por hacer y por crear algo, sin importar que no sea remunerado.
Por ejemplo, en el caso del “body paint” yo creo que es más lo que le he invertido. Tal vez no sea tan remunerado, pero siento que todo es relativo. Yo siento que tiene más valor el resultado en uno mismo, porque eso te va llevando a otra cosa. Ese aprendizaje te lleva a otra inquietud y así te la llevas y cuando vez que empiezas a recibir dinero por lo que haces, está superpadre, porque ya le invertiste, aprendiste, te divertiste y luego todavía te pagan, pues está increíble.
¿Qué es lo que sigue para David Zepién en un futuro, cuáles son sus metas?
Ya tengo algunos años en la docencia. Creo que encontré en la docencia un lugar donde puedo tener mucha retroalimentación, que es lo que se necesita en estas cuestiones artísticas.
En un futuro pues sí me gustaría continuar con el “body paint”. Me interesa mucho ver qué otros alcances puedo tener con esta técnica. Mmm… Seguir creando, definitivamente; ver qué más puedo aportar desde el arte.
Ramiro Sebastián Ramírez Valenzuela
Es estudiante del octavo semestre de la carrera de Periodismo en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
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