A fecha de hoy, la mezcla de fiestas, sustos, bromas y caramelos dista mucho de los antiguos orígenes de Halloween. Durante siglos, esta misteriosa noche ha experimentado muchos cambios derivados de la combinación de las tradiciones y las culturas de los países occidentales, que hacen de la Noche de las Brujas una celebración muy especial llena de tradiciones que han ido transformándose fruto de su historia.
Halloween: origen pagano y trajes celtas
Los orígenes de Halloween se remontan a hace más de 3000 años, según la Universidad de Oxford, cuando los pueblos celtas de Europa celebraban su año nuevo, llamado Samhain, y que actualmente se conmemora el 1 de noviembre.
La víspera de este festival de la cosecha gaélico, Samhain (o que conocemos como Halloween) se creía que los espíritus caminaban por la Tierra mientras viajaban al más allá, junto con otras criaturas, como hadas y demonios. Este ritual servía para despedir a Lugh, el dios del Sol, y dar la bienvenida a las noches cortas y frías que traía consigo el otoño.
Según el American Folklife Center de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, además de sacrificar animales a los dioses y reunirse alrededor de hogueras, los celtas llevaban disfraces (probablemente pieles de animales) para confundir a los espíritus, o quizá para evitar que los poseyeran.
También se cree que con las máscaras o caras ennegrecidas que llevaban durante esta celebración personificaban a los muertos, y muchas culturas permitían a los jóvenes vestirse de mujeres y viceversa, rompiendo así lo socialmente establecido.
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En una forma primitiva de «truco o trato», se cree que los celtas disfrazados de espíritus iban de casa en casa haciendo monerías a cambio de comida y bebida. Esta práctica podría proceder de la costumbre de dejar comida y bebida a las puertas de los hogares como ofrendas para los seres sobrenaturales.
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