Fuera de peligro, pero llena de miedo, comerciante a quien le cayó un espectacular encima

A casi un mes que un letrero les cayó encima, Cynthia Amairani Meraz Medina, aún no recibe una indemnización económica por parte del supermercado propietario del anuncio.

La noche del jueves 25 de septiembre, en la esquina de la avenida Rancho Anapra y calle Rémora, la enorme estructura de acero se vino abajo, destrozando la mesa y las sillas donde ambas mujeres vendían pasteles.

Entrevistada en su casa de la calle Guachinango, a pocas calles de donde está el establecimiento comercial, Cinthya dijo el martes que la empresa S-Mart sí está cubriendo los gastos médicos.

La atención a su salud la está recibiendo en un hospital denominado Medi Sur, de la avenida Rafael Pérez Serna, donde ya le han dado cinco sesiones de terapia física. De una posible indemnización económica, no le han dicho nada, señaló.

“Pues de la situación médica ellos se encargaron de todo, me hicieron radiografías, estudios de la cabeza y todo eso, ellos se encargaron de todo, de las terapias también se están encargando ellos, y pues de indemnización, pues no me han dicho nada”, refirió.

Originaria de Pueblo Nuevo, Durango, hasta hace unos años trabajaba de operadora en una maquiladora de la colonia Los Aztecas y en 2022 se mudó a la colonia Rancho Anapra.

Con 35 años de edad y una hija de 12, vive con su esposo y desde el mes de abril, decidió vender pasteles afuera del supermercado.

Ponía su vendimia desde las 6 y media de la tarde hasta casi las 10 de la noche.

Todavía hoy compra los pasteles en la tienda Costco de la avenida Ejército Nacional y los guarda en el refrigerador de su casa, que consta de una sola habitación con dos camas, una cocina y un comedor.

Cada rebanada la vende en 50 pesos y tiene de distintos sabores como pingüino, frambuesa, cheese cake de chispas, pay de limón, vainilla, choco flan y el conocido como Matilde, que por ser más grande es un poco más caro, 70 pesos.

“Sentí un golpesazo (sic) aquí”

Sobre el día que ocurrieron los hechos, la mujer recordó que estaba contenta porque había tenido una buena venta.

Un señor con el que intercambiaba pasteles por chocolates, se acercó para, una vez más, hacer el trueque y, en ese momento, el clima cambió de repente.

“Yo ya le había dado sus rebanadas a él y estaba tapando los pasteles, y en eso me acuerdo que se vino un aire, un aire bien feo que ya no me dejó ver”, relató.

El golpe del viento arrastró polvo y lo único que pensó fue cubrir los pasteles.

“Me acuerdo que yo agarré dos pasteles así y luego le dije a mi hija: córrele que se nos van a volar, agarra otros”, dijo.

En ese instante el armatoste cayó sobre los cables de electricidad, el hombre de los chocolates brincó para evitar el impacto y ella y su hija fueron derribadas por el golpe.

“Sentí un golpesazo (sic) aquí y no me acuerdo ni cómo me caí, ni nada, solamente me acuerdo que cuando volví a reaccionar, vi a mi hija tirada acá en un lado. Yo no sabía que nos había caído encima, no tenía idea, nada más sentía la cabeza aplastada y a mi hija tirada”, platicó.

Cuando ambas estaban debajo de los fierros, muchas personas que pasaban, se acercaron a levantar la estructura para que ambas pudieran salir.

“Yo veía el anunciote (sic) ahí y la mesa toda doblada y todo ahí tirado, estábamos todas llenas de chocolate por todos lados, pero fue horrible, la verdad es que nunca lo vamos a poder olvidar, ni mi hija ni yo”, expresó.

Actualmente Cinthya sigue asistiendo a recibir terapia física y la empresa aún no le informa si habrá algún monto de indemnización.

“Me internaron y me hicieron radiografías y una tomografía; y ya después me vio el ortopedista y ya me dijo que no había necesidad de cirugía ni de nada, y me dijo que él iba a recomendar las terapias por la situación de la espalda”, indicó.

Únicamente le dieron 20 mil pesos por los pasteles, la mesa, las sillas y los teléfonos celulares que se destrozaron en el momento del percance, pero ella cree que la empresa debería pagar algo más, que solo daños materiales y gastos médicos.

“Yo estoy sufriendo de un dolor que yo no tendría por qué estar sufriendo, si ellos le dieran mantenimiento a sus instalaciones”, reprochó.

Lo que le han pagado -dijo- fue en base a una lista que ellas mismas hicieron después del accidente.

“Nos dijeron que les hiciéramos una lista de lo que habíamos perdido y cuánto costaba (…) y ya les hicimos la lista”, precisó.

A casi un mes de lo ocurrido, Cinthya ya tiene surtido su refrigerador con más pasteles.

De esa forma se ayuda para sacar adelante la economía de su casa, junto con su marido.

Quiere seguir vendiendo pasteles, pero ya no en el mismo lugar.

“Es que sabe que, yo me quiero poner como en otro lugar, porque la verdad sí agarré miedo de estar en ese lugar”, remarcó.

Antes del cierre de esta nota, se buscó una versión de la empresa, pero no respondieron llamadas ni correos electrónicos.

En cuanto al dictamen de Protección Civil sobre el estado físico en que se encontraba la estructura, aún no se da a conocer un resultado oficial.

La misma noche del incidente el Gobierno Municipal emitió un comunicado en el que informó lo ocurrido y que la mujer lesionada había sido trasladada a un hospital por particulares y estaba fuera de peligro.

“El espectacular se desprendió y cayó sobre un vehículo que se encontraba estacionado, además de invadir parte de la vía pública”, se indicó en el boletín.