La cantidad de personas que hay en este espacio es comparable a las que se encuentran en la salida de algún concierto o partido de futbol. Como en cualquier otro campamento, las carpas, bolsas de dormir, y ropa colgada en los alrededores llaman rápidamente la atención.
Sin embargo, en este lugar, la percepción de “campamento” se encuentra en esa delgada línea que la divide en “pequeña ciudad”, debido a que hay algunas pequeñas “tienditas” y hasta personas que se dedican a cortar el cabello, entre otros servicios.
Si bien es cierto que testimonios señalan que alrededor de 2 mil migrantes llegaron a Chihuahua en días pasados a través de un tren proveniente de Torreón, Coahuila, la realidad es que, en este lugar, ubicado entre el bulevar Juan Pablo II y la calle Industrial 10, al suroriente de la capital del estado, migrantes y distintas autoridades presentes estiman que hay entre 3 mil y 4 mil 500 almas provenientes de distintos países del continente americano.
Llevan meses esperando
Pese a que pudiera pensarse que esta crisis humanitaria que se vive en Chihuahua es reciente y se debe a la oleada de migrantes que llegaron a territorio estatal en días pasados, migrantes que se encuentran dentro de esta pequeña ciudad relatan que llevan meses varados en este campamento.
Las dificultades que han enfrentado para llegar a este lugar del país son muchas. Cruzar gran parte del territorio mexicano, esquivando a cientos de agentes de Migración que los persiguen de manera feroz, les ha costado gran parte de la vida y el dinero con el que salieron de sus países buscando una vida mejor.
Cuentan historias de persecución en Chihuahua, en Coahuila, en tantas partes del país donde las autoridades han tratado de frustrar sus intentos por llegar a la frontera de manera desesperada.
En el camino han sido objeto de ataques por parte de los agentes, que los han golpeado de tantas y variadas formas que prácticamente hay pocos que no tengan alguna herida, fruto de alguna persecución por parte de las autoridades mexicanas.
Por ahora, permanecen aquí varados en la ciudad de Chihuahua porque las opciones que tienen para llegar hasta la frontera se remiten a una única vía: la caminata de 3 a 4 días de duración entre la carretera que conecta Chihuahua con Ciudad Juárez.
Aunque señalan que la información que se comparten a través de grupos de WhatsApp, les da esperanzas debido a que aseguran que hay días en los que los agentes de Migración estadounidense dejan pasar a personas de Cuba, Venezuela y Haití.
No obstante, el riesgo que implica ser detenidos por agentes migratorios mexicanos, es sinónimo de que tienen que despedirse del tan ansiado y sufrido “sueño americano”, por lo que tienen que replantearse una y mil veces sobre qué tan viable es afrontar el camino hacia Ciudad Juárez, aunque dentro de este campamento se encuentren cientos de niños, mujeres y hombres con enfermedades, heridas de gravedad, y donde muy apenas alcanzan a tener una comida por día.
Las miles de almas migrantes permanecen seguras en este lugar porque saben que no hay suficientes agentes ni celdas que puedan detenerlos a todos.
Sin embargo, en lo que verdaderamente les importa, que es el camino a los Estados Unidos, son vulnerables y propensos a ser detenidos por los agentes de Migración “más duros” que han encontrado en todo el continente americano.
No quieren arriesgarse a ser tratados como criminales ni ser bajados de trenes y camiones una vez más, pero a pesar de sufrir todo lo que han sufrido en su trayecto, la mayoría coincide en que en sus lugares de origen no hay manera de tener una vida digna, por lo que mientras sigan teniendo fuerza, seguirán intentando llegar hasta los Estados Unidos.
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