En Chihuahua está surgiendo una nueva figura en el sistema judicial: los facilitadores privados, profesionistas que median entre las partes para alcanzar acuerdos con validez legal. Son, en palabras de sus propios actores, los nuevos jueces de paz del siglo XXI, encargados de resolver conflictos civiles, mercantiles y familiares sin necesidad de pisar un tribunal.
En la Universidad Adela de Cornejo, el facilitador privado Héctor Ramón Molinar ofreció una charla sobre los alcances del nuevo sistema de justicia alternativa, una herramienta que busca resolver y prevenir conflictos de forma pacífica, equitativa y con certeza jurídica.
Molinar explicó que el papel del facilitador privado consiste en lograr acuerdos entre las partes, guiados por procedimientos imparciales, justos, confidenciales y accesibles, con el respaldo del Instituto de Atención Temprana y Justicia Alternativa (IJA), del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
“Lo que hacemos los facilitadores privados es algo muy fácil de entender, pero difícil de creer: solucionamos conflictos y controversias de manera pacífica. Las partes obtienen certeza jurídica porque el resultado es una sentencia que ya causó ejecutoria”, explicó.
Para alcanzar esa certificación, Molinar tuvo que cumplir con rigurosos requisitos: aprobar exámenes psicométricos, de conocimientos y prácticos, además de contar con experiencia como abogado.
Actualmente, solo once personas en Ciudad Juárez poseen esta certificación.
“Con nuestros conocimientos en Derecho, los convenios se estructuran correctamente para que, a través del IJA, se consideren sentencias ejecutoriadas. Si una de las partes incumple, basta acudir al tribunal para hacer valer la resolución, sin iniciar un proceso nuevo”, detalló.
El sistema fue creado en 2015 mediante la Ley de Justicia Alternativa, pero fue hasta 2025 cuando se concretó la certificación de facilitadores privados en Chihuahua. Desde entonces, se busca darle mayor difusión entre la ciudadanía como una opción eficaz frente a los juicios largos y costosos.
Una de sus principales ventajas es la rapidez. Mientras un juicio tradicional puede prolongarse más de un año y medio, con los facilitadores privados es posible alcanzar un acuerdo en pocas sesiones, evitando así que los conflictos lleguen a los tribunales.
“La justicia alternativa no es solo un proceso legal: es una forma distinta de entender la convivencia y el diálogo”, concluyó Molinar.
Para recordar:
1. Una nueva figura en la justicia chihuahuense
En Chihuahua ya existen facilitadores privados certificados, una figura novedosa dentro del sistema de justicia alternativa. Su función es mediar y resolver conflictos legales sin necesidad de llegar a juicio, ofreciendo una vía más rápida, pacífica y humana.
2. Certificación oficial con valor legal
Estos facilitadores están avalados por el Tribunal Superior de Justicia del Estado, a través del Instituto de Atención Temprana y Justicia Alternativa (IJA).
Los acuerdos que logran tienen valor de sentencia ejecutoriada, es decir, tienen el mismo peso que una resolución de juez.
3. Once profesionistas, once pioneros
En Ciudad Juárez solo once facilitadores privados cuentan con esta certificación.
Para obtenerla, tuvieron que aprobar exámenes psicométricos, teóricos y prácticos, además de acreditar experiencia profesional en Derecho. Representan el inicio de una nueva etapa para la justicia no adversarial en el estado.
4. Una opción más rápida, accesible y confidencial
Mientras un juicio puede tardar más de un año y medio, los facilitadores logran acuerdos en pocas sesiones.
El proceso es confidencial, imparcial y accesible, y busca prevenir conflictos antes de que escalen a instancias judiciales.
En resumen:
La justicia alternativa llegó para quedarse.
Chihuahua da sus primeros pasos con once facilitadores privados certificados que actúan como “jueces de paz modernos”, resolviendo disputas de manera rápida, segura y pacífica.
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