La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lanzó hoy un exhorto al presidente Andrés Manuel López Obrador para que suspenda sus beligerantes discursos contra la prensa.
Lo anterior, a fin de evitar la estigmatización del periodismo, pero fundamentalmente porque la delincuencia pudiera tomarlo como carta blanca para acallar a los medios.
El exhorto lo hicieron el presidente de la SIP, Jorge Canahuati, y Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información.
Fue a través de una carta enviada directamente al mandatario donde la organización plantea sus inquietudes y hace el exhorto.
La SIP es una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en América.
Está compuesta por más de mil 300 publicaciones del hemisferio occidental, y tiene sede en Miami, Estados Unidos.
Piden a AMLO enfrentar la situación con la seriedad que requiere
Al lamentar el asesinato de cuatro periodistas mexicanos en enero, se conminó al presidente a afrontar esta situación con la energía y decisión necesarias.
Solicitó asimismo que suspenda todo discurso estigmatizante contra medios y reporteros, advirtiendo lo que puede ocurrir cuando se calla la voz de un periodista.
“Se ahoga la libertad de expresión, se aborta el debate ciudadano y se apaga el reclamo de justicia”, advierte las carta; y agrega que así solo se logra neutralizar los intentos de investigar la corrupción, el crimen organizado y la narco delincuencia.
El organismo instó al presidente «a ratificar su compromiso pleno con las libertades de expresión y de prensa” evitando que su administración fomente los ataques.
Son, afirma, agresiones e insultos “que terminan otorgando carta blanca a la delincuencia para acallar a quienes denuncian el avance del narco y la corrupción».
«Denigrar a la prensa desde la cima del poder no es un juego dialéctico, una esgrima verbal sin consecuencias. Y menos aún en horas oscuras como las que vive México por esta ola de violencia», expresa la misiva, entre otros detalles.
El texto completo de la carta
Estimado señor Presidente:
Con gran alarma y renovada preocupación observamos la aceleración de la ola de violencia que sacude al periodismo mexicano y conmueve a la ciudadanía de ese país y de América toda.
Enero ya era uno de los períodos más trágicos que se recuerden; el que marcaba un punto de conmoción que debía movilizar a toda la sociedad a decir basta. Basta de violencia, basta de impunidad.
Pero todavía había más. Y el último día del mes, autores hasta ahora desconocidos –aunque todo indica que vinculados con el crimen organizado– se cobraron una víctima más. De tal modo, 2022 ya acumula casi la mitad de periodistas asesinados que se registró en todo el año pasado. Que ya era, a su vez, un período de elevada violencia contra la prensa.
Cifras recogidas por organizaciones internacionales de periodismo señalan que en lo que va del siglo son casi 150 comunicadores abatidos, a un promedio de siete por año. Y en la actual administración, son más de 50 los asesinatos perpetrados contra personal de prensa. Con el agravante de que menos del 10 por ciento de los autores fueron condenados.
Por esta realidad, que seguramente el señor Presidente no desconoce, entendemos que urge la necesidad de disponer medidas concretas que pongan un dique a la ola de violencia y de impunidad.
Reiteradamente se ha dicho, en la gestión actual y en anteriores, que se van a «reforzar los mecanismos de protección a periodistas», pero hasta ahora todas las acciones implementadas demostraron ser insuficientes e ineficaces.
La clase política en su conjunto debe tomar conciencia de que la libertad de expresión está jaqueada. Y que si eso pasa, la democracia mexicana está en peligro.
Es por ello que también la sociedad debe asumir que los asesinatos de periodistas son una lacra que debe tener fin y que en modo alguno pueden ser naturalizados.
Se escuchan voces que minimizan los hechos, que argumentan que nadie reclama por los miles de muertos que México lamenta cada mes. Es cierto: cada vida vale; toda persona es importante. Pero cuando se asesina a un periodista o a un dirigente social no se mata a una persona: se busca silenciar una voz que representa los reclamos de cientos, de miles de personas y que, al sacarle la careta a la delincuencia, puede impulsar acciones que ayuden a frenarla.
Cuando se calla la voz de un periodista, señor Presidente, se ahoga la libertad de expresión, se aborta el debate ciudadano, se apaga el reclamo de justicia, se neutralizan los intentos de investigar la corrupción, el crimen organizado, la narcodelincuencia.
Esta es la razón por la que nos dirigimos a usted por esta vía para solicitarle afronte la gravedad de la hora con toda la energía y decisión que sean necesarias y que en ese marco suspenda todo discurso estigmatizante contra medios y reporteros. Porque esa práctica, de por sí atentatoria de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión aprobada en 2000 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, representa hoy un aliciente para que los violentos descarguen su furia asesina sobre periodistas indefensos.
Seguramente hay periodistas que cometen errores, que no ejercen su actividad con suficiente profesionalismo. Pero los líderes políticos deben estar abiertos siempre a la crítica, aun cuando les moleste; deben garantizar transparencia en su accionar; deben responder a cada imprecisión con más y mejor información antes que con improperios.
Cuando se descalifica la labor de la prensa, cuando se agrede a quienes informan e investigan, cuando se confronta con el periodismo como estrategia política, se abre la puerta a los violentos, a los intolerantes.
Denigrar a la prensa desde la cima del poder no es un juego dialéctico, una esgrima verbal sin consecuencias. Y menos aún en horas oscuras como las que vive México por esta ola de violencia. Por el contrario, es un posicionamiento claro, que, sea cual fuere su fundamentación, contradice toda afirmación de que el Estado pondrá freno a quienes quieren silenciar a los periodistas.
Lo instamos, señor Presidente, a ratificar su compromiso pleno con las libertades de expresión y de prensa y que su administración evite ataques, agresiones e insultos que terminen otorgando carta blanca a la delincuencia para acallar a quienes denuncian el avance del narco y la corrupción.
Sin más, y quedando a su disposición para analizar en profundidad eventuales medidas que garanticen el libre ejercicio de la actividad periodística, y en especial la seguridad personal de quienes la practican, le saludan respetuosamente.
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