Los pequeños experimentan sus emociones de una manera transparente, el miedo puede llegar a limitarlos en ciertas acciones y hacerlos vivir sensaciones difíciles que dejan huella y marcan su infancia.
Como emoción es normal y cuando un niño lo llega a sentir es parte de su desarrollo y socialización; en muchas ocasiones es pasajero y su función básica es prevenir.
A lo que temen depende mucho de la edad y madurez, los más pequeños que están en la etapa preescolar temen a la oscuridad, ruidos intensos, algunos insectos, seres malvados o figuras e historias de terror, entre otros, dependiendo también de su contexto.
Ya en una edad primaria tienen miedo a hablar frente a un grupo de personas, al rechazo, a situaciones que previamente ya han experimentado y saben que generan dolor o incomodad emocional.
Los que están viviendo la pubertad o adolescencia, sus miedos pueden ser en el aspecto social como el rechazo, al presentar un examen o tener una falta al código de conducta escolar o cuando se omite una regla en casa e incluso, a estar solos o el saber enfermo a un ser querido.
Es importante tener en cuenta que se debe ser paciente ante la manifestación de los miedos, evitando ridiculizar o minimizar lo que está sintiendo; si el niño expresa el miedo frente a ti, figura de seguridad y confianza, debe ser correspondido con atención, orientación y protección. También es importante considerar:
- Fomentar que hable de sus miedos, tener toda la atención cuando lo está compartiendo. Validando lo que siente, será más fácil conocer sus síntomas y cómo regular sus reacciones.
- No exponerlo a los estímulos que le provocan miedo, en muchas ocasiones se normaliza ver una película, o participar en ciertas actividades que no son del agrado del niño y se obliga a permanecer, pero si no desea hacerlo hay que respetarlo.
- Organizarse en conjunto con el pequeño para protegerse de ese miedo, si no le gusta la oscuridad, entre ambos conseguir una luz de noche, acompañarlo y gradualmente irse separando; todo esto con paciencia y exhortándolo a que poco a poco se sienta mejor y logre vencer eso a lo que le teme. Ofrecer también consuelo físico como un abrazo será de gran ayuda.
- Que las reacciones de adulto sean como tal, con respeto y calma, no con burla o minimizando su sentir.
- Fomentar ejercicios sencillos como el mindfulness, dibujo, escuchar música, respiración e ir revisando cuál le favorece.
- Es importante generar autoconfianza, autoestima y seguridad en su persona, resaltando sus logros y orientando en sus desatinos.
- El promover en el pequeño la autonomía en la medida de su edad, genera confianza y sobre todo el conducirse por sí mismo, resolver y hacer lo que esté en sus manos.