En la tercera audiencia de desahogo de pruebas, que se llevó a cabo esta mañana, contra 5 hombres acusados de agredir a policías municipales durante la madrugada del 12 de agosto, agentes presentes en los eventos continuaron dando detalles de los acontecimientos que sucedieron aquella noche y que culminó con el arresto de 6 personas.
La primera agente que rindió su declaración ante el comité colegiado encargado de juzgar el caso, se centró más en las secuelas que dejó en su vida el haber experimentado un suceso de tal magnitud en el que estuvo en riesgo su vida.
El terror de aquella noche se nota en su voz y su mirada que experimentan dolor al regresar a ese momento violento.
Recuerda que alrededor de las 3:00 de la mañana recibieron el reporte de una camioneta Tahoe guinda con hombres armados entre las calles Ajenjo y Copaiba, que identificaron la camioneta y se acercaron para detener al vehículo, que prendieron la sirena y “el pato”, como lo llaman los oficiales, para indicarle que se detuviera.
Una lluvia de balas
Se acuerda que un hombre bajó de la camioneta con un arma de fuego en la mano y que comenzó a dispararles para ingresar hacia una casa, donde hombres estaban esperándolo para abrirle la puerta, y posteriormente comenzar un ataque inmisericorde contra ellos, al que describió como “lluvia de balas”.
Al detallar sobre este punto, señala que las balas que impactaban contra la patrulla en la que se estaban resguardando, sonaban igual a las gotas de lluvia cuando caen del cielo.
Además, los destellos de las ráfagas de balas que salían del interior del domicilio eran parecidos a las gotas que caen del cielo durante las precipitaciones, por eso señaló que no había mejor manera de describir aquello con algo diferente de “lluvia de balas”.
Indica que como pudieron, ella y sus compañeros, que ya se habían dado cuenta que un agente había recibido impactos en el cuerpo, lograron activar el “botón de pánico” con el que pidieron apoyo urgente a las demás corporaciones.
Se acuerda que, con ayuda de una camioneta, lograron derribar el barandal del domicilio 9714 de la calle Ajenjo, de la Ampliación Aeropuerto, que al interior de la casa estaban 3 hombres con armas de fuego, que al ver a los policías entrar a la casa, soltaron las armas y trataron de huir, sin éxito, hacia el patio trasero, donde fueron arrestados.
Al final, sostiene que los agentes municipales aseguraron 4 celulares y 3 armas de fuego. En el cuestionario de la defensa, encuentra que hay contradicciones en algunas partes del relato que rindió la agente esta mañana y lo que establecido en el parte policial.
La agente señala que mientras hacían el resumen de los hechos aquella madrugada del 12 de agosto, los agentes estaban tan cansados y estresados, luego de pasar más de 20 horas sin descanso, que hay algunos detalles en los que se equivocaron, como en el número de armas aseguradas o el tamaño de las mismas, por eso se dio el error y hay muchos de los detalles de los que no se dieron cuenta hasta tiempo después.
Luego la lluvia de trastornos
Detalla que, a raíz de los hechos de este día, desarrolló distintos trastornos, como insomnio y ansiedad, para la que tiene que tomar medicamentos para poder controlarla.
“Ese día nos cambió muchísimo a mí y a mis compañeros. El agente herido ya no puede jugar con sus hijos ni va a poder trabajar normal. Pensé que no iba a volver a casa, que no iba a volver a mi familia, sentí miedo”, concluyó.
El segundo agente en presentarse esta jornada representó un reto para la defensa y el Ministerio Público. Con casi una década de experiencia en las fuerzas policiales, su lenguaje al referirse a los hechos era demasiado técnico y palabras como “parapetados”, “suscritos”, “masculinos”, entre otras, eran incomprensibles para los presentes en la sala y en repetidas ocasiones tuvo que explicar exactamente a que se refería.
No obstante, su memoria era extraordinaria. Rememoró los rostros y nombres de los compañeros que lo acompañaron durante el evento en que atentaron contra su vida. Donde estaban cada uno, qué hicieron, quién llegó a apoyarlos, cómo entraron a la casa y cómo terminó todo con los 6 detenidos.
También, pudo identificar y nombrar a todos los detenidos. Sin embargo, al igual que su compañera, hubo algunas inconsistencias en su historia y lo que mencionó en su informe policial, a lo que respondió que “fue un error en el parte informativo” y destacó que lo correcto era lo que había comentado en la Sala 1 de Ciudad Judicial.
Secuelas para toda la vida
Dejando claro que lo vivido aquella jornada también dejó secuelas significativas en su vida, como problemas para dormir y nerviosismo durante las noches, el agente destacó que los hechos del Jueves Negro no solo lo impactaron a él, sino a toda la comunidad.
Por ahora, con la tranquilidad de quien ya no volverá a ser llamado a declarar, el agente se retira con una pequeña expresión de alivio en el rostro.
Antes de terminar por hoy, la defensa informa al juez que los acusados desean que se les otorgue tiempo para poder conversar y aclarar dudas acerca de la estrategia legal que seguirán durante las siguientes audiencias.
Mañana en punto de las 9:30 horas, seguirá escribiéndose su historia con la continuación del desahogo de pruebas, por lo que consideran necesario hablar con su defensa para saber que les deparará en las siguientes audiencias.
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