El último cuerpo que ingresó al terreno del crematorio Plenitud para ser “incinerado”, fue el de Don Gabriel Ruiz Tarango, de 86 años de edad, quien falleció el pasado 15 de junio, tras una dura batalla contra una enfermedad que aquejaba sus pulmones.
Cuando se dio el gran descubrimiento de los cientos de cadáveres apilados en un predio de la colonia Granjas Polo Gamboa, los esfuerzos de las autoridades se centraron primero en la identificación de ese cuerpo, porque presumían que era un caso reciente y que podía ser rastreado con mayor facilidad.
Y no se equivocaron, puesto que Don Gabriel expiró el 15 de junio de 2025, apenas 11 días antes del hallazgo de los casi 400 cadáveres, en el crematorio que inicialmente se pensó era clandestino.



Se llamaba Gabriel Ruiz Tarango
¿Quién era Gabriel Ruiz Tarango? La respuesta la da su sobrino Pedro Ruiz Hernández, quien dice a Norte Digital que su tío, en vida, se dedicó a la albañilería y que llegó a la frontera siendo un adolescente de 15 años, procedente de Meoqui, Chihuahua.
Nunca tuvo esposa ni hijos, detalla. Su vida era su trabajo y los demás familiares con los que residía.
Pedro refiere que su papá era hermano de Don Gabriel y fue esta familia la que se hizo cargo del funeral y de tomar la decisión de cremar el cuerpo.
Señala que desde años atrás empezaron a pagar un paquete mortuorio en la funeraria Latino Americana y en sus especificaciones se mencionaba que sería incinerado, en lo cual su tío estaba de acuerdo.
“Lo velamos (el cuerpo) ahí en la funeraria Latino Americana, ahí lo velamos todo un día y al día siguiente a las 12:00 lo trasladamos a la iglesia San Vicente de Paúl, para darle su misa y luego de ahí ya se lo llevaron”, recuerda.
Tras el fallecimiento, pasaron apenas unos días, “creo que ni la semana”, para que a la familia le entregaran las cenizas, dice Pedro. Aunque de inmediato aclara que “no son cenizas, sino piedras”.
Menciona que su mamá y su hermano recibieron las supuestas cenizas de parte del recinto funerario Latino Americana, mismas que colocaron en el cuarto que su tío usaba para dormir y donde convaleció hasta el final de sus días.
“(Estaban) en el cuarto de él, con su sombrero”, agrega mientras la voz parece anudársele en la garganta.


La angustia que provocó una noticia
Pedro explica que lo velaron, lo lloraron, y ya tenían lo que creyeron eran sus restos, pero las cosas cambiaron cuando “corrió” la noticia.
“Cuando vimos que habían encontrado todos esos cuerpos, yo, Pedro Ruiz Hernández, opté por abrir la bovedita para ver qué era lo que había adentro, (…) me di cuenta que era basura”, sostiene.
Inmediatamente, dice, supo que se trataba de un fraude, porque evidentemente no eran los restos de su tío.
Eran piedras con tierra y otros desechos, a los cuales no puede atribuir otro nombre más que “basura”.
Pedro refiere que el material que había en la urna, de acuerdo con las imágenes que se dieron a conocer a través de los medios de comunicación, es similar al que se observa enseguida de la carroza donde localizaron a su tío.
“Eso que tengo yo ahí en la casa (supuesta ceniza de su tío), noté que eso es lo que está ahí en la tierra, eso es”, dice, al tiempo que considera que en Plenitud les llenaban una bolsita a los funerarios, para hacer pasar dicha basura como restos humanos.
Pedro explica que en algún momento laboró en un crematorio y conoce cómo son las cenizas de un cuerpo humano, pero nunca se le ocurrió verificar que lo que les entregaron eran otra cosa.
La duda asaltó a la familia cuando empezó a hablarse del descubrimiento del crematorio Plenitud.


Una dolorosa confirmación
Lo más extraño es que de acuerdo con el documento que les entregaron de la funeraria, esta tenía un sello de autorización de parte del Gobierno del Estado, donde la funeraria Latino Americana tenía un permiso para cremar el cuerpo de Don Gabriel, pero en el crematorio Renacimiento, no en Plenitud.
Cuando veían las noticias, se percataron de la imagen del cuerpo que aparecía en la carroza y les pareció que portaba la misma ropa que su ser querido el día que lo velaron.
Así que se acercaron a la Fiscalía estatal y ahí corroboraron sus sospechas. Les confirmaron que sí era el cuerpo de su tío el que estaba en la carroza estacionada.

“Un alma que sigue en pena”
Finalmente, afirma que su familia ha tomado las cosas con mucha tristeza, pero también con coraje y ha aumentado su dolor, porque no es justo que les hagan eso.
Indica que interpondrán las denuncias correspondientes y llegarán hasta las últimas consecuencias, para que alguien pague por este fraude y daño moral que les han hecho.
Para colmo, refiere que a pesar de que su tío fue el primero en ser reconocido, al momento no se los han liberado para despedirlo por segunda vez, de tal manera que es como si su alma estuviera todavía en pena.
En tanto, los restos de otros dos cuerpos rescatados del crematorio del horror, y que ya fueron entregados a sus familiares, ahora sí, los incineraron.
Envían 110 muestras de Plenitud al Instituto Nacional de Medicina Genómica
FGE informa que la acción se realizó en colaboración con la Comisión Nacional de Búsqueda
Por José Estrada
Aumenta a 146 personas identificadas del crematorio ‘Plenitud’
Además, se han acumulado 98 denuncias por fraude y 130 cuerpos ya fueron entregados a las familias
Por Redacción
Familias protestan frente a funeraria Del Carmen: exigen justicia por los cuatro cuerpos
Familiares de fallecidos demandan respuestas por los cuatro cuerpos hallados en predios vinculados a la funeraria y por los 386 recuperados en el crematorio Plenitud
Por Teófilo Alvarado
Terminan comparecencias por caso Plenitud; Fiscalía no acepta testigos a favor del crematorio
Ministerio Público rechazó testigos de la defensa en el caso de los 386 cadáveres ocultos
Por Teófilo Alvarado