Enrique Cortazar en sus inicios abrazó la abogacía, pero su amor por las letras, el olor de la tinta y el suave aroma de las hojas blancas lo cautivó más que un traje de casimir y una silla en los juzgados.
Es uno de los poetas más destacados que ha dado Chihuahua. Tiene tres décadas en esta frontera y la semana pasada fue celebrado en el Centro Cívico S-Mart por 50 años de trayectoria en las letras, del que es coordinador cultural.

“Es un espacio financiado por S-Mart, de manera gratuita para todos los usuarios y asistentes, y con un sentido real de empresa socialmente responsable. Un verdadero oasis cultural, donde realizo labores de coordinador de actividades culturales enfocadas a las bellas artes y a la literatura”, cuenta el autor en entrevista para Norte Digital
Norte Digital (ND): ¿Qué tan importante es que empresas privadas se involucren en la cultura?
Enrique Cortazar (EC): Es una labor muy noble. A mediano plazo tiene aspectos muy positivos, porque la cultura es uno de los antídotos más asimilados de forma inmediata.
Este es un convencimiento que he tenido toda mi vida, el que la cultura le cambia a uno toda la vida en muchos sentidos, la perspectiva que el sistema nos está dictando, lo que la vida debe ser, desafanándonos del bastante exagerado consumo muy elevado, preocupados por obtener buenos ingresos para poder vivir a como dé lugar en ese mundo que lo encandila a uno, el mundo del ‘tener’.
ND: Sin duda ese modo de pensar le cambió la vida.
EC: Sí, yo dejé las leyes, me iba bien como litigante, la cambié por la promoción cultural. Me inspiré cuando asistí cuando era joven a una conferencia que dio Carlos Pellicer, allá en Chihuahua, en un lugar precioso que es la Quinta Gameros y me cambió, fue un choque pausado.
Luego, fue también un encuentro con la poesía de Pablo Neruda cuando manejaba mi Jeep e iba a hacer mi servicio social como abogado en un pueblo minero, cerca de Chihuahua que se llama Santa Eulalia. Escuché a Neruda leyendo en el radio sus poemas llamados “El gran mantel” y otro que se llama “El perezoso”, que ¡híjole!, me caló tanto que me cambiaron la vida, porque yo sólo sabía lo que inmisericordemente me recetaron en la secundaria, que generalmente se trataba de los clásicos.
Sin embargo, en la preparatoria también fue un momento de cambio importante en mi vida.
Un jesuita que nos daba clases de sociología nos puso a leer a gentes como Dostoyevski, Nikos Kazantzaquiz con “Cristo nuevamente crucificado”; una novelística muy concientizante que nos sacudía mucho.
Si no hubiera sido por este jesuita, y si no hubiera escuchado a Neruda o leído a Carlos Pellicer,yo creo que mi vida hubiera sido la de un litigante exitoso, pero un tanto frustrado.
La separación entre la política y la cultura
ND: ¿Qué tan importante es separar a la política de la cultura?
EC: Mucho, un político que está inmerso en su carrera difícilmente puede realizar una obra de valía. Creo que la política de tener esa sensibilidad para que los proyectos, los programas, las instancias y la infraestructura se fortalezcan; ésa es labor del gobierno, creo yo.
Y cero censura eso es muy importante; una literatura que esté sometida a la censura de tipo político, es una labor que va al fracaso. Eso lo hemos vivido en regímenes extremistas.

ND: ¿Tuvo alguna experiencia propia?
EC: Sí, yo tuve una experiencia muy importante.Cuando Jesús Macías fue presidente municipal, aquí en Juárez, me invitó a dirigir el Concejo Municipal para la Cultura y las Artes, el cual tenía una bondad que me apantalló, cuando le pregunté que cuáles eran las condiciones para su dirección, me dijo que los eventos fueran de alta calidad y cero censura; entonces le dije que así sí le entraba.
Fue durante el tiempo que la dirigí fiel a su postura, y vaya que en aquella época, los 80, casi el 90% de los escritores, músicos que traía a Juárez le tiraban con piedra bola al gobierno de aquel entonces, que era el PRI, estaba muy cuestionado y nunca tuve un reclamo por parte del gobierno de Jesús, había un respeto muy padre para cultura.
Yo creo que ésta debería ser la postura de los políticos actuales respecto a la cultura y esperar que la crítica no fuera solamente de aplausos y fanfarrias sino todo lo contrario, muchas veces.
Fue una experiencia muy atípica, porque ya después los gobiernos que llegaron se cuidaban mucho y ponían en las direcciones de cultura gente más bien dócil y que no fuera crítica.
También cuando estuve con Jorge Castañeda, quien tenía un pensamiento más liberal, más de izquierda y me invitó a trabajar como agregado cultural en Estados Unidos tuve un apoyo tremendo, por ejemplo, llevé a Carlos Fuentes, que recientemente acababa de publicar un libro llamado “Contra Bush” junto a sus ensayos políticos que tampoco eran muy apapachadores de la política nacional.
Con la permuta de regímenes cambió todo. an sido muy intolerantes con la postura crítica de escritores, músicos y ensayistas.
La cultura y la lectura necesaria en Ciudad Juárez
ND: ¿Qué tan importantes son las artes para la gente de Ciudad Juárez?
EC: El termómetro que tengo, por decirlo de alguna manera, es la actividad cultural que realizamos en el Centro Cívico S-Mart.
Es una que va desde los oficios hasta las artes más sofisticadas y en todos los ámbitos de esta actividad tan amplia de lo que es cultura y sin ser presuntuoso, hemos tenido mucho éxito.

El público de las diferentes expresiones artísticas se va diversificando.
Hay mucho público para el jazz, para el teatro y esto se debe a la labor que muchos jóvenes vienen realizando en el mundo de la música y lo teatral, y sin lugar a dudas que tiene que ver la Universidad con su escuela de música y artes.
Ha sido toda una labor múltiple en pro de la cultura en general y que finalmente está dando frutos.
Recuerdo que cuando comencé a trabajar en el Centro Cívico, organicé un concierto de jazz y pensé que irían unas 80 gentes, pero no, llegaron más de 500.
Fue cuando pensé ‘esto está cambiando para bien’.
No sólo la gente tiene afición por las marcas y la ropa
EC: Cuando la gente despierta a algo aparte de las marcas comerciales, es hacia las artes.
Creo que la pandemia tuvo mucho que ver, ya que la gente cambió los hábitos de su consumo, el escuchar música y leer en la remisión cambió muchas ideas de consumo.
La cuestión cultural ha sido argumento de muchos detonantes en esta ciudad, debo confesar que no va lo rápido que quisiera, pero va avanzando, y eso es lo más importante. Comenzamos a ver los frutos en el interés de la gente para asistir a los diversos eventos culturales que ahí hacemos, y eso es ya una gran ganancia.


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