La coordinadora regional de la FEM en Juárez, Yubia Yumiko Ayala, confesó que las mujeres en cargos de mando suelen estar presentes en todas las mesas de seguridad, pero no en la mesa de su propia casa con sus hijos, un costo personal que revela la dureza de servir desde posiciones de responsabilidad.
Con casi 20 años en la Fiscalía, Ayala destacó que a las mujeres les toca demostrar tres veces más que los hombres y sacrificar tiempo familiar para sostener jornadas de hasta 18 horas, aunque subrayó que se siente orgullosa de encabezar una de las instituciones más fuertes del país.
La coordinadora regional de la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género y a la Familia (FEM), Yubia Yumiko Ayala Narváez, felicitó a los hombres que han tenido la valentía de reconocer a mujeres como sus superiores, pues no todos, dijo, están dispuestos a aceptar el liderazgo femenino.
Durante el Seminario Interdisciplinario e Interinstitucional de Seguridad, organizado por el Colegio de la Frontera Norte (Colef), la funcionaria reflexionó sobre los retos que enfrentan las mujeres en posiciones de responsabilidad.
Con casi 20 años de trayectoria en la Fiscalía General del Estado (FGE), aseguró que esta ha sido la institución idónea para servir a los demás y reiteró su orgullo de pertenecer a ella.
“Dejar cosas en el camino”
Ayala Narváez enfatizó que, para llegar a donde están, las mujeres deben renunciar a muchas cosas en el camino. Como ejemplo, señaló que, aunque participan en todas las mesas de seguridad, pocas veces pueden estar en la “mesa de su propia casa”, compartiendo con sus hijos.
Destacó que las mujeres en cargos de poder deben demostrar “tres veces más que los hombres” sus capacidades e inteligencia, y que si además son bonitas, enfrentan un estigma adicional: “la falsa idea de que no se puede ser bonita e inteligente al mismo tiempo”.
Esfuerzo físico y emocional
Añadió que, para sostener los exigentes turnos —de hasta 18 horas o incluso días enteros sin dormir ni comer—, las mujeres deben mantener una preparación física que las obligue a acudir al gimnasio, lo cual representa otro sacrificio más en el desempeño de su labor.
Pese a ello, expresó sentirse orgullosa de encabezar una de las instituciones más fuertes del país, como lo es la FEM, y reconoció el doble esfuerzo de las mujeres en las áreas de seguridad, quienes deben cumplir con sus responsabilidades y, al mismo tiempo, destacar en entornos adversos.
“Este no es un discurso feminista —aclaró—, pero a los hombres la vida les resulta más sencilla desde que nacen. A nosotras nos cuesta mucho más trabajo sobresalir y, cuando lo logramos, el costo es duro”.
Reconocimiento a compañeros varones
Ayala también destacó a los hombres que están en proceso de transformarse y reeducarse para trabajar en un plano de igualdad con las mujeres.
“Hay hombres muy valientes que reconocen el liderazgo de las mujeres como sus superiores, sus comandantes, sus titulares. Y se necesita bastante masculinidad para reconocerlo”, afirmó.
Tres conceptos clave: techo de cristal, piso pegajoso y escaleras rotas
La coordinadora explicó que las mujeres enfrentan tres grandes obstáculos en los cargos de poder:
- Techo de cristal: barreras invisibles y estructurales que impiden a mujeres y minorías acceder a puestos de alta dirección, pese a su preparación y capacidades.
- Piso pegajoso: la dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar, por la fuerte unión con hijos, esposos y otros familiares.
- Escaleras rotas: obstáculos al intentar progresar laboralmente, como la discriminación y la falta de apoyo, incluso entre mujeres.