Pocos saben que el padre de los hermanos Kennedy contrajo compromisos con la mafia para que su hijo llegara a ser presidente de Estados Unidos, el contrapago vendría cuando John llegara la silla presidencial y consistía en “encargarse” de Cuba y de quitar a Fidel Castro de la presidencia, para volver a hacer de la isla una zona de confort tipo Las Vegas, tal como solía ser antes de la Revolución Cubana.
Decir que Castro era presidente solamente es un supuesto, ya que su llegada fue mediante un golpe de estado.
Sucedió que cuando John llegó a la presidencia, colocó a su hermano Roberto como fiscal general, una figura que precede a la del secretario de Gobernación acá en Nopaland.
El punto es que Bobby tenía una debilidad –contrario a su padre– no le gustaban los grupos de delincuentes y comenzó a perseguir a grupos de mafiosos, pero uno de ellos de nombre Jimmy Hoffa respondió con todo el poder que disponía.
Aunque fue llevado a juicio por diversos delitos, solo fue a la cárcel una vez, por evasión de impuestos. Este señor representaba a los transportistas de Estados Unidos, quienes sumaban más de dos millones. Se ufanaba en decir que si tenías algo en casa, era debido, y gracias, al trabajo de los camioneros. Tenía un odio especial por Robert Kennedy, lo consideraba un junior enfermo con juguete nuevo.
La fama de este líder sindical es equiparable a la del presidente AMLO; era un hombre enfermo de poder con un discurso tajante, lapidario y soberbio. Bien dice en el inicio de la película “El irlandés” (Martin Scorsese, 2019) protagonizada por Robert De Niro y Al Pacino, que en estos días ya nadie sabe quién fue Jimmy Hoffa, pero tuvo niveles de rating impresionantes y su poder era muy parecido al de cualquier político de nivel presidencial.
Este personaje solía compartir su liderazgo y sus servicios de transporte con los mafiosos de la época. Su figura fue utilizada por la mafia para lavar dinero a través del sindicato, y con su transporte ayudaba al traslado de todo lo que traficaban. Cuando algo le estorbaba, lo mandaba explotar o desaparecía a quien le opusiera alguna resistencia.
Su trabajo representaba un riesgo y requería seguridad personal, así que recibió un número de teléfono de un posible guardaespaldas, al cual marcó y preguntó: ¿Dicen que pintas casas?
Quien estaba del otro lado era Frank Sheeran, un hombre que también se había iniciado en la mafia siendo un solitario camionero, pero sus trabajaos independientes lo llevaron a ocupar un buen puesto como sicario y a codearse con las cabezas de la mafia. Era un tipo de origen irlandés, iba ampliamente recomendado.”Sí,eso hago (pintar casas)”, respondió el artillero.
Sheeran, quien cayó en blandito, de inmediato escaló a un puesto en el sindicato gracias a la amistad que Hoffa le profesó. Finalmente, este último desapareció y sus restos nunca fueron hallados, todo parece indicar que el pintor de casas, guardaespaldas de Jimmy, lo mató.
En México, en este sexenio van casi 162 mil casas pintadas, y aun faltan 14 meses de administración.
*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio