En la ciudad de Chihuahua, la marcha del llamado Movimiento del Sombrero avanzó desde el Monumento a la División del Norte hasta el Palacio de Gobierno para exigir la renuncia de la presidenta Claudia Sheinbaum y responsabilizarla de encubrir la escalada de violencia en el país, incluido el homicidio del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo.
Escasa convocatoria entre jóvenes, gritos de batalla de los años 1970, reclamos propios del panismo de los 1980. Los “Z”, que deben tener entre 13 y 27 años, eran franca minoría. Tal vez escucharon por primera vez el “El pueblo unido jamás será vencido” o la demanda de esclarecer el caso de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa, ocurrido durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (PRI). Del “Verano caliente” de 1986, ni qué decir.

El grupo portaba cartulinas y mantas con consignas contra la violencia y mensajes dirigidos al gobierno federal y al partido en el poder.
“¡Fuera Claudia, fuera Claudia!” fue la consigna predominante durante todo el recorrido.
Algunas personas llevaban banderas manchadas de rojo, en representación de la sangre derramada; otras portaban una bandera negra con un cráneo esquelético vestido con sombrero de palma, símbolo del llamado Movimiento Generación Z en otros países.
Ninguna organización o partido se adjudicó la convocatoria. En redes sociales circularon llamados abiertos para asistir a la manifestación y exigir al gobierno frenar la violencia y esclarecer el homicidio de Manzo.

Mientras continuaban los gritos contra la 4T, consignas tradicionales de movimientos de izquierda, como “¡Sin maíz no hay país!” o “¡El pueblo unido jamás será vencido!”, se mezclaron con otras más identificadas con la oposición, como “¡Narcogobierno!”, “¡Manzo no murió, Claudia lo mató!” y “¡Queremos seguridad, no becas Bienestar!”.
El contingente aguardaba la llegada de otra movilización convocada por la CNC, integrada por políticos, líderes campesinos y productores agrícolas, que protestaría contra el proyecto de reforma a la Ley de Aguas Nacionales.