En su campaña de 2023, Donald Trump publicó en su página de internet que emitiría una orden ejecutiva el primer día de su presidencia para imponer el requisito de que, para que infantes nacidos en Estados Unidos se conviertan en ciudadanos de ese país, al menos uno de los padres debe contar con la ciudadanía estadounidense o ser residente legal.
El documento, estableció, dejaría en claro que a los hijos de personas que están sin autorización legal en Estados Unidos no se les debe emitir pasaportes, número de Seguridad Social ni ser elegibles para ciertos beneficios sociales financiados por los contribuyentes.
Ante este amago, las familias de personas que llegaron a ese país sin documentos y tuvieron hijos enfrentar el temor ante la posibilidad de que esa medida se materialice.
Especialistas en el tema migratorio indicaron a Norte Digital que será una de las promesas de campaña de Trump más difíciles de cumplir, debido a que se tendría que enmendar la Constitución, un proceso que resulta por demás complicado.
Para Alejandra Corona, coordinadora del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), esa amenaza mantiene evidentemente preocupadas a los directamente afectados, así como a las personas y organizaciones que defienden a los migrantes.
“Reconocemos que cualquier país tiene toda la libertad para analizar y generar sus políticas migratorias y de ciudadanía como lo requiera, pero si analizamos el discurso del presidente electo, nos damos cuenta que en realidad es una herramienta de amedrantamiento, de miedo, de sometimiento y, sobre todo, de violación de derechos”, expone.
Esta acción aplicaría, en el supuesto que ocurra, a personas que ya cuentan con ese beneficio.
“Sería como una afectación retroactiva, por así decirlo, y creemos que a todas luces es evidentemente preocupante”, dijo.
Sembrar el miedo
Añadió que más allá de que sea difícil que se cambie la Ley de Ciudadanía, lo claro es que se trata de una medida estratégica, política y discursiva para meter miedo a las personas.
Rodolfo Rubio Salas, profesor investigador en la Dirección Regional de El Colegio de Chihuahua (Colech), recordó que eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento es una amenaza de Trump vigente desde hace ocho años, pero hacerlo, implica un cambio importante en la Constitución de Estados Unidos.
Consideró que es algo difícil de llevar a cabo, aunque el entrevistado aclaró que desconoce la normativa de ese país, sí sabe que implica tener cierto porcentaje a favor tanto de la Cámara de Senadores como de la Cámara de Representantes, cuyos miembros deben votar para poder realizar cambios constitucionales más profundos.
“La pregunta también es, si llega a hacer ese cambio, quiénes son los afectados. Es decir, se aplicará la normativa a aquellos que estén naciendo en ese momento y que ya no tendrán acceso a esa ciudadanía, o tendrá efecto sobre los que ya nacieron y ya tienen esa ciudadanía”, cuestionó.
Los que conocen de derecho, dijo, argumentan que normalmente se tendría que tener el primer escenario, quitarles la ciudadanía a quien está naciendo, no a los que lo hayan hecho antes, no aplica con anterioridad.
Rubio Salas estableció que esa medida es muy difícil de materializar y se trata de una amenaza que tiene ya mucho tiempo, pero es parte del discurso que maneja Trump desde antes.
Misión imposible
Sobre el tema, Luis Antonio Payán Alvarado, director del Centro México del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice en Houston, Texas, y profesor investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), consideró que cumplir este amago no es posible.
Se requiere, continuó, de hacer enmiendas a la Constitución de Estados Unidos, lo que resulta un proceso muy difícil; en los 240 años que tiene de vida ese país el documento se ha modificado en 27 ocasiones, prácticamente una cada 10 años.
Además, uno de los temas más importantes es que se requieren dos terceras partes del Senado y de la Cámara Baja para aprobarlo; adicionalmente, se necesita de la ratificación de dos terceras partes de las legislaturas estatales, explicó.
Una propuesta para la base electoral
Añadió que ningún partido, y ciertamente tampoco los republicanos, cuentan con estas mayorías o supermayorías para modificar la Constitución, y los demócratas no están a favor de este tipo de cambios.
“Es una propuesta más diseñada para la base política electoral de Donald Trump que una realidad en cuestión legislativa, creo que eso no pasa”, expresó.
El profesor Payán Alvarado llamó la atención hacia el hecho de que no hay una definición concreta de quiénes son estadounidenses porque no hay propiamente un pueblo con esa característica determinada.
La fuente de la ciudadanía estadounidense siempre ha tenido base en el ‘ius soli’ o derecho internacional el nacimiento a partir del suelo, nunca ha sido ‘ius sanguinis’, que es por sangre, explicó.
En Alemania, describió, es posible tener una ciudadanía ‘ius sanguinis’ porque existe, presumiblemente, un grupo étnico o una raza alemana, también en Rusia y en algunos países como Japón, donde la inmensa mayoría de los ciudadanos son de un solo grupo étnico.
En el caso de Estados Unidos, acotó, existe una gran diversidad de nacionalidades, que son las que han dado forma a ese país.
Mencionó que para implementar un cambio constitucional se debe determinar quién es realmente el estadounidense, cuando hay nativos americanos, afroamericanos, eurodescendientes, latinos, asiáticos e indios; entonces, sería muy complicado ese proceso.
“Creo más bien que es parte de la retórica incendiaria de Donald Trump, no veo la posibilidad ni legislativa ni política, ni práctica de un cambio constitucional en ese sentido”, enfatizó.
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