Dos amigos hablaban de mujeres. Dijo uno: “Me gusta mucho Deslizia”. Acotó el otro: “Es casada”. “Ya lo sé –admitió el primero–. Pero me gusta porque es joven, bonita, elegante, culta, simpática. y adúltera”. Babalucas le propinaba fuertes nalgadas a su hijo, y éste chillaba como cochino atorado, según reza el dicho popular