El pasado 24 de octubre, una tragedia muy particular se gestó dentro del plantel 114 del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (Cbtis), ubicado en esta frontera.
Al número de emergencia de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) se recibió una llamada de auxilio reportando 5 probables casos de intoxicación por consumo de sustancias al interior de la escuela.
La causa de este problema, por el que uno de los jóvenes terminó internado de urgencia en un hospital cercano, es un dispositivo vaporizador, popularmente conocido como “pluma”, que contenía “wax líquido”, una sustancia derivada del cannabis en estado líquido, diez veces más concentrado que un cigarro de mariguana.
Aunque pareciera que a las manos de aquellos jóvenes llegó un dispositivo que detrás de sí tuvo una operación clandestina digna de película, la realidad es que pese a las “regulaciones”, este tipo de dispositivos son fáciles de conseguir, igual que cualquier otro aparato digital del mercado.
¿Qué los hace tan peligrosos?
De acuerdo con el especialista en el tratamiento de adicciones Adrián Ríos, el funcionamiento de este tipo de equipos consiste en el calentamiento de nicotina, a través de procesos químicos, que generan una sensación similar al de un cigarro convencional y que, de igual forma, genera dependencia al usuario.
Ríos detalla que, en un principio, se concibieron como una alternativa para que las personas dejaran de fumar, pero debido a su funcionamiento y a la falta de estudios que comprueben dicha hipótesis, los vaporizadores son vistos más como un “agregado” al consumo de nicotina.
Explica que la nicotina es la sustancia psicoactiva que termina generando adicción a los usuarios. Sin embargo, la forma en la que este se consume (inhalada), así como la presencia de otro tipo de químicos como glicerina, propilenglicol y los saborizantes, crean un dispositivo altamente nocivo para el consumo humano.
Solamente tomando como ejemplo lo que sucede al momento de que la glicerina entra en combustión, se vuelve un químico que difícilmente puede ser procesado por la mucosa del cuerpo humano, lo que puede generar daños a nivel cardiovascular, respiratorio o bucal, igual o más perjudiciales que los causan el consumo de cigarros.
Entre los padecimientos que pueden causar, Ríos nombra los siguientes:
• Lesiones bucales
• Daño en los dientes
• Lesiones gastrointestinales
• Reflujo
• Obstrucciones crónicas
• Enfisema
• Resequedad en la piel
Además, Ríos subraya que el consumo de nicotina, sin importar la forma, es uno de los principales factores de riesgo para la formación de la mayoría de los tipos de cáncer existentes.
Agregó que los usuarios también son propensos a sufrir deterioro en su salud mental, debido a que exponen a los usuarios a sufrir distintos trastornos de ansiedad, depresión, derivada de la falsa sensación de relajación.
Acerca de las plumas que contienen wax, como la que estudiantes del Cbtis 114 utilizaron para intoxicarse, explica que tienen un funcionamiento similar al de los vaporizadores convencionales, en los que únicamente cambia el contenido.
Menciona que el wax es un líquido cuyo principal componente son las altas concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC), compuesto químico psicoactivo de la mariguana.
Aclara que hay dispositivos que llegan a tener una concentración de hasta 90 por ciento de THC en su interior, lo que equivaldría a que una persona consuma, al mismo tiempo, 10 cigarros de mariguana.
En la mayoría de las ocasiones, los usuarios desconocen este tipo de datos, por lo que quedan a su suerte frente a los efectos adversos que genera el consumo de estos aparatos.
A largo plazo, Ríos puntualiza que su uso puede desembocar en daños mentales severos, como depresión o trastornos psicóticos.
Hechos para encantar a los jóvenes
Desde su concepción, los vaporizadores son dispositivos diseñados para que sean utilizados por jóvenes. Así lo explica el médico especializado en atender casos de adicción, que identifica que estos aparatos surgen como una respuesta por parte de las empresas tabacaleras, debido a la perdida de usuarios de los cigarrillos convencionales.
Su promoción es muy distinta a la que se realiza, o realizaba, por las empresas tabacaleras. No aparecen en la televisión ni en ningún medio convencional, sus campañas publicitarias se centran en las redes sociales.
Utilizan colores llamativos, se presentan como una alternativa diferente, juvenil. Ponen a influencers populares como los rostros de la promoción, con un gran poder de convencimiento entre su público, mayormente jóvenes que ven este dispositivo como un símbolo de estatus.
Además, el catálogo de opciones se parece más al de una dulcería que al de un producto potencialmente dañino. Existen sabores frutales como fresa, mora azul, mango; sabores dulces como vainilla, chocolate, churro; de bebidas energéticas como Monster, Red Bull y prácticamente todas las combinaciones imaginables.
Junto con la promoción en redes sociales, también existen otras que se realizan en el entorno deportivo. Entre las más famosas están la colaboración del equipo de futbol Paris Saint Germain con la empresa Geekvape y el controversial patrocinio de Vuse con la escudería McLaren de Formula 1, que va saltándose regulaciones a lo largo del mundo, y que en lugares como México, donde está “prohibido” su uso, utiliza las marcas donde se ofrecen sus productos, como las tiendas Oxxo, para continuar la promoción.
Están prohibidos en México, ¿no?
El 31 de mayo de 2022, se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto presidencial con el que se prohibió la circulación y comercialización de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN), cigarrillos electrónicos, dispositivos vaporizadores con usos similares, así como las soluciones y mezclas utilizadas en dichos sistemas.
Lo anterior, fue la continuación a un decreto publicado poco menos de un año antes, con el que se modificó la Tarifa de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, que impidió la importación y exportación de los SEAN y dispositivos similares.
Sin embargo, como sucede infinidad de veces, en la práctica, la ley se vuelve letra muerta.
Quienes desean adquirir este tipo de equipos, apenas y se enteran de la prohibición existente, debido a que se comercializan a plena luz del día, sin que haya alguna autoridad interesada en impedirlo.
Las opciones son diversas; hay tiendas especializadas donde se pueden encontrar equipos y refacciones, cuyos precios oscilan entre los 100 hasta los mil 500 pesos, dependiendo la potencia y el dispositivo que se escoja.
También, en algunos puntos dispersos a lo largo de la ciudad, es posible toparse con máquinas expendedoras de vaporizadores, en las que, por 300 pesos, se puede comprar uno de estos equipos desechables.
Si se quiere hacer una compra más discreta, se puede obtener un equipo a través de las aplicaciones de Marketplace, que ofrecen sitios como Facebook, donde el dispositivo a elección está a solo dos “clics” de distancia.
Sin embargo, también existe una forma “legal” para adquirir un vaporizador. Gracias a un amparo concedido en 2023, la empresa Femsa puede ofertar dentro de sus tiendas Oxxo, vapeadores de la marca Vuse, ofertados junto a los aparadores de cigarros convencionales, para los que solo necesita tener entre 150 y 300 pesos, y llevar una identificación oficial para llevarse uno de estos equipos a casa.
El consumo no se puede regir por la prohibición
Sobre si debe de haber más medidas restrictivas para evitar el acceso de estos dispositivos, el doctor Ríos menciona que históricamente, los tomadores de decisiones han cometido un error al intentar prohibir el consumo de drogas entre la población.
Sostiene que este tipo de políticas demuestran un desconocimiento total del tema y los efectos que genera entre la población: “decisiones nomás para tapar un problema nunca dan buenos resultados”, señaló.
Puntualizó que es de vital importancia que todos los sectores de la población estén correctamente informados sobre los riesgos y efectos que genera el consumo de drogas y que, dentro de las familias, se abran canales de comunicación efectivos donde se toquen este tipo de problemáticas de manera abierta y sin prejuicios.
Aseveró que, en caso de que las personas no se sientan capacitadas, también hay organizaciones que pueden ayudar a tratar el consumo y, en el mejor de los casos, prevenirlo.
“Hay que saber muy bien el cambio de palabras de legalizar, legislación o regular, son términos legales que creo que los tomadores de decisión no son conscientes de lo que son, para tener mejores políticas deben de conocer verdaderamente lo que es el consumo de drogas”, concluyó.
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